Suco inolvidable y un ícono sabanetero
Por: Ricardo González Quiñones
Ramón de Jesús Santana (Suco), nació en San Ignacio de Sabaneta, provincia Santiago Rodríguez, ubicado al Noroeste de República Dominicana, en el año 1921.
Era hijo de Doña Matilde Santana.
Provenía de una familia de cinco hermanos criados todos por tan solo su madre.
Los demás hermanos eran Carmen, Secundino-Cundo-, Baudilia y Santo Santana Tavares.
Ahora entiendo ese amor sin límites que este hombre sentía por su madre.
Y es que ella tuvo que luchar por sus vástagos sin la ayuda paterna.
Era hijo de Doña Matilde Santana.
Provenía de una familia de cinco hermanos criados todos por tan solo su madre.
Los demás hermanos eran Carmen, Secundino-Cundo-, Baudilia y Santo Santana Tavares.
Ahora entiendo ese amor sin límites que este hombre sentía por su madre.
Y es que ella tuvo que luchar por sus vástagos sin la ayuda paterna.
Fue empleado de nuestro Ayuntamiento Municipal por más de treinta años.
Fue nombrado por Don Antonio Echavarría en el 1963, cuando era el Presidente de nuestro Ayuntamiento Municipal y Don Rolando Beltrán (hijo), era el Síndico.
Suco desempeñaba la labor de barrendero (aseo), de las calles sabaneteras.
Con su legendario macuto enganchado en el hombro, con los pies descalzos y el pantalón sujeto con una liana.
Este épico luchador, buscaba a diario el sustento de su familia, que era su madre y hermanos.
Cuando terminaba su labor de barrendero, entonces tostaba café en algunas casas de Sabaneta.
En el mercado le regalaban cabezas de vaca, pollos, verduras y uno que otros víveres, que llevaba a su casa y si algún vecino le pedía, le regalaba con todo el gusto parte de lo que había colectado en esa tarde.
Fue nombrado por Don Antonio Echavarría en el 1963, cuando era el Presidente de nuestro Ayuntamiento Municipal y Don Rolando Beltrán (hijo), era el Síndico.
Suco desempeñaba la labor de barrendero (aseo), de las calles sabaneteras.
Con su legendario macuto enganchado en el hombro, con los pies descalzos y el pantalón sujeto con una liana.
Este épico luchador, buscaba a diario el sustento de su familia, que era su madre y hermanos.
Cuando terminaba su labor de barrendero, entonces tostaba café en algunas casas de Sabaneta.
En el mercado le regalaban cabezas de vaca, pollos, verduras y uno que otros víveres, que llevaba a su casa y si algún vecino le pedía, le regalaba con todo el gusto parte de lo que había colectado en esa tarde.
Este hombre no pedía, no engañaba, no ofendía, y tenía amigos incondicionales en la ciudad como lo fue doña Gloria Echavarría- quien era la esposa de Blasito Rodríguez.
Doña Ligia Méndez, era una de sus mejores amiga, solo para nombrar algunos.
En el trayecto hacia su casa, todas las tardes, era acosado por personas que creían que estaban haciendo disfrutar a los demás insultándolo, y sacaban de "casilla" a este pobre hombre, haciéndolo vociferar cosas en contra de Juan Sánchez, que a la sazón era el capataz del Ayuntamiento local.
Cómo olvidar las pelas que le daba Suco a su hermano Cundo, cuando éste último recogía las sobras de los tragos dejados en El Centro Bar para emborracharse y Suco iba toda la calle Restauración con Secundino a cuestas regañándolo, aconsejándolo y dándole sus buenos "cocotazos".
Personas inescrupulosas, le quitaban el dinero diciéndole que le diera la plata, para hacerle una "Hora Santa a la Vieja", y debido a ese amor incondicional por su madre, este pobre hombre le entregaba lo que tenía a estos forajidos.
En su andar por las calles, un funesto día lluvioso fue atropellado por un automovilista en la intersección de la calle Capotillo esquina San Ignacio, quien luego se dio a la fuga.
Fue recogido por transeúntes de la zona y llevado al Hospital General Santiago Rodríguez, al cabo de tres meses de ser atropellado, este inolvidable y buen samaritano, murió el 16 de noviembre del 1993, cuando contaba con 72 años de edad.
Fue recogido por transeúntes de la zona y llevado al Hospital General Santiago Rodríguez, al cabo de tres meses de ser atropellado, este inolvidable y buen samaritano, murió el 16 de noviembre del 1993, cuando contaba con 72 años de edad.
No quiero tocar la retirada, sin antes agradecer las atenciones y las informaciones dadas a este humilde escribidor y compilador de datos, por Doña Antonia Salcedo, Ñega la de Sasa y Taguín la de Carmen, vecinas las dos primeras y sobrina la última de ese personaje pintoresco que una vez existió en nuestra amada Sabaneta, nacida "entre de las aguas del Yaguajay cristalino".
Hasta pronto, Dios querrá
Ricardo González Quiñones
Sabanetero.
Sabanetero.
Nota: La foto fue tomada por Roger Báez (Rogelito), el 23 de marzo del 1993.
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