Anhelos truncos
En tanto que los sociólogos se
especializan en estudios rurales, urbanos, la educación, la cultura, la
comunicación, entre otras.
Concienzarnos y educarnos en la
disciplina de enfrentar tareas sociales orientadas a conquistar bienes para la
mayoría con costumbres diferentes, hábitos, regionalismo, nivel educativo,
resulta muy cuesta arriba.
Persuadir a un iletrado
funcional es más fácil que hacerlo ante un político capitalista que
con el manejo de los recursos de los ciudadanos se hace millonario.
Los políticos dominicanos
administran los recursos del pueblo y se creen que el dinero que ingresa a las
arcas son para dilapidarlos en su provecho y desviarlos a hacer las obras donde
les parezca.
El ciudadano paga impuestos
abusivos y los responsables de instituciones los despilfarran, ya que se creen
que lo que va al erario público es suyo.
30 son los derechos del
ciudadano y los políticos de turnos hacen de ellos una propiedad.
Dilapidan el dinero que pagamos
los ciudadanos en impuestos y elegimos senadores, diputados y síndicos que se
convierten en insípidos, corruptos, violadores de mujeres, construyen
edificaciones lujosas.
Mientras andan en las calles
buscando el favor del pueblo son muy complacientes, llegados al solio
presidencial y congresual se olvidan de que saludaban a personas sudorosas,
abatidos por el hambre, la miseria, las dificultades, enfermos y jamás se
acuerdan en llevarle algo que mitigue sus dificultades.
Retornan, con un grupo de
alcahuetes, viralatas y perros realengos llenos de garrapatas y cada 4 años a la faena, mitigan el hambre de
las gentes con un asopao usando arroz podrido y reconquistan el voto para
seguir en el poder.
Pero la culpa no es de los
mendigos políticos que vencen a los votantes, es la ignorancia que nos arropa.
Si una persona logra
alfabetizarse, empoderarse, defender sus derechos de exigir cuánto es el costo
de su voto, saber cuáles son sus deberes, aprenderá a pensar y actuar.
A los filólogos les intriga el hecho
de existir en el mundo alrededor de 5 mil lenguas y para ellos es difícil determina la carencia
de evidencia para estudiar ésta temática.
El ser humano debe comenzar a
entender a rechazar a los políticos ya que los engañan cada cuatro años con
promesas falsas.
El político conoce la idiosincrasia y vulnerabilidad
del ciudadano y ciudadana dominicana y por eso lo engaña fácil y vilmente.
Y es ahí que a muchos de los
políticos partidistas criollos les interesa que se deteriore la salud de la gente, que crezca corrupción general, que se
carezca de planificación, más deficiencia en el desarrollo educativo, de la cultura,
que los jóvenes no practiquen deportes, sino que consuman drogas y se
conviertan en guiñapos.
A los políticos no les interesa
que surjan fundaciones comunitarias, que no existan personas que hagan
investigaciones en el área social, porque mientras menos conocimientos
adquieran los ciudadanos y ciudadanas es más fácil engañarlas y mantenerlas en
el oscurantismo.
Cada día, en República
Dominicana habrá más dificultades para que el gobierno construya obras en los
pueblos, ya que las personas están sumisas y pendientes a que los políticos les
resuelvan sus problemas personales, jamás los generales.
27 eran los partidos políticos
que había
en República Dominicana, sin embargo, dentro de poco habrá 28 con el
reconocimiento por parte de la Junta Central Electoral a uno nuevo.
Cada partido que la JCE
reconozca es un gasto para el ciudadano ya que para que esa entidad política
funciones tenemos que pagar más elevados impuestos.
Y los miles de
haitianos que entran diariamente a nuestro país, son cargas que van a pesarnos
a nuestros bolsillos.
Dotar de documentos a
los haitianos, carga que nos han puesto a los dominicanos conlleva una suma más elevada que la construcción de la carretera
para unir al Cibao con el Sur, por cualquier distancia.
Lo que sucede es, que
los cibaeños y sureños no se han empoderado para exigir a sus
autoridades las obras prioritarias, porque carecen de conciencia y doblar el
pulso a los políticos.
En el 2016 el pueblo
tiene la oportunidad de hacer valer sus derechos en las urnas.
A Dios que nos proteja
de tan vorágine.
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