A mi que no me cogan de pendejo.. A otro con ese hueso.
Por Marcelo Peralta
A mí que no me tomen el pelo.
La imaginación de los comandos
militares de un supuesto “cordón fronterizo” para detener la avalancha de
haitianos y haitianas ilegales es algo que solo existe en las mentes de los
ilusos.
En la Frontera zona divisoria
entre República Dominicana y el territorio de Haití no puede ser r3eal que haya
un alegado control de los inmigrantes, cada vez que entran centenares de haitianos
que exhiben un color azulado en su piel.
Si analizamos sus estatus determinaríamos
que esos niños, niñas, adolescentes y
adultos algunos (adultos con aparentes desequilibrios mentales), son de
recientes llegada a la República Dominicana es reciente.
Si como dicen los jefes
militares que hay un sello en la Frontera entonces cabria preguntarnos: ¿Por
donde entran esos haitianos a nuestro país?.
¿En donde
esta ese cordón fronterizo que delimita los territorios haitiano y dominicano?.
¿De qué está
protegida la Frontera entre Haití y República Dominicana?.
Hay mentiras
que son piadosas.
Los
organismos de seguridad estatal dicen que hay una escuadra de 22 mil soldados
plenamente equipados y preparados para garantizar con éxito la tranquilidad en
ese espacio y preservar la seguridad y Soberanía del país.
El Ejército
de la República Dominicana ha dicho que ha enviado a la zona 600
soldados como soporte a los que ya existía y que puso en marcha la “Operación
Escudo”.
¿Pero cuál es
la misión real de esos militares?.
Si han sido
llevados allí para hacerse ricos como ha sucedido con otros sería mejor que no ponga a la población a soñar y a
confiar en ellos.
Es un secreto
a voces que muchos de los militares enviados a la Frontera salen ricos ya que
permiten la entrada de haitianos a nuestro país porque les pagan dinero.
Debemos
aclarar que hay militares tan honestos y defensores de la Patria que nos lego Juan
Pablo Duarte que son abanderados de la Soberanía Nacional y que siempre hay “manzanas
podridas” que dañan a las buenas.
No existe
confianza en esos informes que ofrecen a reporteros de provincias y algunos
periodistas cuando suelen viajar a la Frontera en busca de la realidad y la
verdad de la migración haitiana, los
militares son los primeros en poner “trabas”.
Los jefes
militares en la Frontera dicen que han arrestado a 22 mil 608 extranjeros, haitianos,
chinos, cubanos, nigerianos y paquistaníes intentando cruzar ilegalmente hacia
suelo dominicano.
Pero lo paradójico
es, que cuando se trata de buscar estadísticas reales, los jefes nunca aparecen,
porque los guardias que están en las puertas principales siempre dicen que los
jefes no están.
Cuando se insiste
en que le permita pasar a las oficinas les dicen que no tienen autorización y
que cumplen órdenes superiores.
¿Se puede
confiar en un informe sin estadísticas, sin evidencias, sujeto a lo que diga
otro, a sabiendas que no es así?.
El comandante
general del Ejército, mayor general José Eugenio Matos de la Cruz, dice que se
trata de fortalecer la presencia militar en la frontera, con apoyo del ministro
de la Defensa, teniente general William Muñoz Delgado, y el aval del presidente
Danilo Medina, ha mostrado, en los registros de sus operaciones, incautaciones
de 190 motocicletas, 32 vehículos utilizados para transporte de indocumentados,
decomiso de 17 mil libras de ajo, 344 sacos de cebolla, 260 de carbón, 290 de
cigarrillos y 18 mil botellas de ron en sus variadas marcas.
Eso está
bien, pero son hechos que se producen a cada minuto en un país como es la República
Dominicana sin institucionalidad y Haití, un territorio donde impera el
desorden, el caos, anarquía, inestabilidad política, económica, social, con un presidente títere, con un primer
ministrado manejado por Estados Unidos, Canadá y Francia y la clase de poder económica
que es la dirige.
Si en verdad
la frontera tuvieses protegida, en la tierra de Juan Pablo Duarte, Matías Ramón
Mella, Francisco del Rosario Sánchez, Gregorio Luperon, Santiago Rodríguez,
Benito Moncion y los demás prohombres, millones de haitianos no tuvieran
mancillando y ocupando nuestro país.
¡A mí que no me
cojan de pendelo!
Comentarios
Publicar un comentario