El hotel Marién: grandes recuerdos pero sin vicios.
Luis Amilkar Gómez
Por: Luis Amílkar Gómez.
Cuando me enteré, que alguien
quería invertir seriamente en renovar el legendario hotel Marién, me alegré muchísimo.
Y es que ese lugar, construido
por orden del dictador Rafael Trujillo en 1951, nos trae a la mayoría de los
sabaneteros grandes recuerdos.
Nueva estructura del Hotel Marien remozado y al frente el casi.
Desde sus grandes fiestas,
con las mejores orquestas del país, hasta las inolvidables celebraciones de
bodas, reinados y cumpleaños de nuestros coterráneos.
Su patio español, con sus noches
alumbradas mágicamente por la luna, fué el perfecto escenario para declaraciones
de amor, bailar un bolero pegadito a la persona amada entrada la madrugada o
escucharlas notas sublimes de trompetas en el famoso danzón
Teléfono a Larga Distancia.
Allí existió el primer
comedor formal o restaurante de Sabaneta.
Se instaló una de las primeras televisiones
del pueblo y también, fue la
localización, del primer acto de inmadurez cometido por el gran Fernandito Villalona.
Por todo ésto, los que tenemos
alguna historia del memorable establecimiento, nos sentimos sumamente satisfechos
al escuchar que alguien se iba a ocupar de su reconstrucción.
Pero, casi en todas las cosas
buenas, siempre hay un pero.
Cuando supe que la
restauración del sitio incluía un casino de juegos, se me fue el entusiasmo, a que
sé perfectamente que nuestras memorias del hotel Marién iban a quedar sepultadas
bajo la adición o vicio que traen los juegos de azar.
El hecho está consumado, ya
que este 7 de noviembre, fue su reinauguración en un evento anunciado con
bombos y platillos a través de las radios locales.
Sé perfectamente lo que trae
un casino a la comunidad donde llega: más miseria y más criminalidad.
Más miseria, porque los
juegos que se practican allí, son diseñados mañosa y técnicamente para que gane
una sola persona: el dueño.
Más crímenes, porque esa lacra
es tan cara como las drogas y muchos de nuestros jovencitos caerán en una trampa
que lo inducirá al robo, al asalto y hasta el crimen, para poder mantener el
desenfreno que los juegos producen.
Las Vegas, en el estado de
Nevada, y Atlantic City, en el estado de New Jersey, son las mecas de los
casinos en los Estados Unidos.
También
hay que decir, que ambas son de las ciudades con mayor índice de pobreza y
criminalidad en la nación del norte.
Hospedarse en el hotel
Marién no será fácil para las familias.
Nadie querrá exponer sus hijos, no
solamente al juego, sinó aun lugar donde entra y sale cualquier persona,
probablemente, con una seguridad mínima.
Bueno, al fin y al cabo, a este
tipo de negocio no le interesa el hombre con familia, es más vulnerable al
juego de azar el hombre solitario.
Lo que pudo ser una gran
oportunidad para mi pueblo, de contar con un nuevo hotel limpio y confortable,
se ha difluido por el afán incontrolable que crea la ambición.
Estoy seguro que los
propietarios del primer casino en Sabaneta y las autoridades, resaltarán en su inauguración,
el progreso y las fuentes de trabajo que traerá a la comunidad.
Y eso está muy bien.
El problema es lo otro.
Aplaudo a todo aquel que quiera
invertir dinero en nuestro pueblo, pero que lo haga de una manera constructiva,
creando puestos de trabajo dignos para mis compueblanos.
El progreso nunca puede llegar
atado al atraso social.
Desde este momento, le digo
adiós a la Sabaneta tranquila, a la Sabaneta segura, a la Sabaneta inocente y sana.
Les dejo con algo que cantó
Luisito Rey en los años 70.
“Mi pueblo, ya no es mi
pueblo.
Es una ciudad cualquiera”.
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