Resalta grandeza y heroísmo de la mujer en la Independencia Nacional Dominicana.
Guillermina Marizàn.
Sin embargo, a María Baltasara
Bustamante y de los Reyes, la Primera Mujer Soldado, miembra de la Marina. Fiel a la Patria,
al proyecto de Juan Pablo Duarte pero los historiadores y escritores la han discriminado por pobre, porque era negra y opacada por la
sociedad y la historia.
Por Marcelo Peralta
San Francisco de Macorís, Provincia Juan Pablo
Duarte, R.D.- Estudios del Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD) respecto
a la evolución sociopolítica del país determina que sin la intervención y rol
de la mujer dominicana hubiese sido “truncado” el proyecto de la Independencia.
La Doctora en Derecho, Guillermina
Altagracia Marizàn Santana, actual Directora de la Comisión de Género del CRD y
Jueza en funciones en el Palacio de Justicia de la Provincia Juan Pablo Duarte,
resalta que la mujer ha sido esencial en la instauración de un Estado Libre e Independiente en el país y el
disfrute de un real y verdadero clima democrático.
Se queja que a pesar del protagonismo de la mujer, los
historiadores y escritores relegan el desempeño de la mujer en gestas heroicas,
por lo que es “raro”, dice, que en el país se realicen actos honrando a ese ser
reproductor de la humanidad.
Enumera que mujeres de estipe de Rosa Duarte que además
de ofertar sus hijos, puso a disposición de la causa sus bienes materiales y su
propia vida para defender la Patria.
También, María Baltasara Bustamante, la Primera Mujer Marina
de la República, Concepción Bona y Hernández, quien bordara la Primera Bandera
de la República, María Angustias Villa, la confeccionadora con sus
hermanas de la Bandera que ondeó por primera vez en el Cibao, Juana Saltitopa
conocida como la “Coronela” fue activista del Movimiento Independentista y militar.
Además, Josefa Antonia Pérez de la Cruz, María Trinidad Sánchez, Ana Valverde, Rosa Bastardo de
Guillermo, Juana Saltitopa, Socorro del Rosario Sánchez, Froilana Febles,
Baltasara de los Reyes, María de Jesús Pina, Rosa Montas de Duverge, Filomena
Gómez de Coba, Micaela Rivera y Petronila
Gaú.
Aporte
de prensaglobaldigital
Muy
peculiar es el caso de María Baltasara Bustamante y de los Reyes, una mujer digna de elogios y
reconocimientos por sus proezas, aunque discriminada de la sociedad y de la
historia porque era negra, humilde y de padre desconocido.
Sin embargo, su segundo
apellido no era apellido Reyes, sino que se lo colocaron porque nació el Día de
los Santos Reyes y le pusieron Baltasara en honor al Rey Moreno.
Los historiadores y escritores
dominicanos, tampoco resaltan inédita genealogía de Juan Alejandro Acosta, hijo
de la aguerrida dama de la cual posee valiosas referencias que no han recogido
otros cronistas y que ignora casi toda la descendencia de la decidida mujer del
27 de Febrero, a quien solo queda vivo un biznieto de 94 años, Andrés Arturo
Acosta Mañón (don Cucho).
No sólo a Baltasara Reyes prácticamente ignoran, sino que hasta a su hijo
lo borraron del mapa y desaparecieron la calle que tenía su nombre en el sector
Villa Duarte en la ciudad de Santo Domingo.
Pero, los únicos tributos al fiel
discípulo del Padre de la Patria son el gran óleo que se exhibe en el salón de
conferencias de la Jefatura de Estado Mayor de la Marina de Guerra y el
guardacostas con su nombre anclado en la Base Naval de Sans Soucí, por
iniciativa del almirante Frías Olivencia, que se esfuerzan porque se
reivindique la memoria tanto de la gloriosa madre como del ilustre hijo.
Hace unos años hicieron
gestiones para exhumar los restos de la dama, enterrados aún en el cementerio
de Santa Cruz del Gato.
María Baltasara Bustamente
Reyes, además de su participación en la guerra de Independencia cooperó en todo
lo relativo a la Separación de Haití y fue la única mujer que estuvo en la
Puerta del Conde junto a su hijo y a un grupo de marinos que fueron fieles a Juan
Pablo Duarte hasta el último momento de aquella proeza del 27 de febrero del
1844.
Se la considera como la Primera
Mujer Marina dominicana por su presencia en los muelles con un fusil en la
Puerta del Ángulo, bajando por La Negreta, en Santa Bárbara, y en la de San
Diego, por La Atarazana.
Los miembros de la Marina
de entonces integrada por Maria Baltazara Bustamente Reyes impidió que los
enemigos pasaran de Azua y Santiago, bombardeó desde Cabo Haitiano para
Manzanillo, impidiendo que un conglomerado de tropas haitianas fuera a socorrer
el Fuerte Beller.
El 27 de Febrero del 1844
un dia como hoy María Baltasara Bustamente Reyes se colocó como un centinela en
el Fuerte del Ángulo, donde cañoneó a los haitianos y todo el tiempo cooperó
con Los Trinitarios buscando armas, municiones y dedicándose a la causa.
Ocultó dos veces a Juan Pablo Duarte en su
casa pues, al ser vecinos tan cercanos, sería el último lugar donde lo
buscarían los haitianos.
Esta mujer de arrojo vivo
es pionera en la Marina por su labor de inteligencia en los muelles, viendo lo
que traían los barcos, sacando pólvora y haciendo servicio en los puestos más
difíciles en aquella época.
Era negra, bastante alta,
bien conformada y de mente muy activa que ayudó mucho a su hijo en el astillero
que éste tenía en Santa Cruz del Gato, cerca del río Chavón y siempre estuvo
dispuesta a dar la vida porque el país fuera completamente independiente, tal y
como lo soñó el Padre de la Patria.
Su madre era Micaela
Bustamante.
El 2 de mayo de 1812, a los
23 años de edad, María Baltasara casó con Francisco Borja Acosta, diestro
marino de origen lusitano, apodado “El Portugués”.
Tuvieron otra hija que
llamaron Lucía, que nació el mismo año en que María Baltasara quedó viuda.
El esposo murió el 15 de
diciembre de 1819 y cuando se incorporó a las luchas revolucionarias, ya María
Baltasara tenía 55 años de edad.
Aprovechaba su condición
de vecina del muelle e iba de noche para que los marinos le regalaran ron,
estopa y pólvora para la preparación de cartuchos.
Una vez, de regreso a casa
después de recoger pertrechos, se le cayó algo del mandil y un centinela
haitiano vio que era una cartuchera con pólvora, ella iba armada y dejó al
haitiano ahí tendido, relató don Andrés Arturo, el biznieto de la valiente
mujer.
El historiador Vetilio
Alfau Durán publicó las actas de defunción de María Baltasara Bustamante Reyes y
de su cónyuge en donde más de una vez se llama a la dama María Baltasara
Bustamante.
En una nota marginal: dice
Téngase presente, además, que por lo regular a todo el que nace el Día de
Reyes, el de la Epifanía del Señor, 6 de enero, le suelen poner Melchor o
Micaela de los Reyes, Gaspar de los Reyes o Baltasara de los Reyes.
Se destaca que el hijo de
la febrerista fue quien llevó a Juan Pablo Duarte a embarcarse en la goleta del
capitán Finlay cuando los haitianos lo perseguían por su movimiento
revolucionario después de La Trinitaria.
El bote que lo llevó
estaba tripulado por Juan Alejandro Acosta, Tomás Ariza y Juan Luis Duquela,
con la ayuda del comandante del puerto, capitán Evertz.
Al panteón
María Baltasara murió de
vejez en Santa Cruz del Gato, cerca del río Chavón donde tenía su hijo un
reparadero de buques que llevaba mercancía a Higüey por ese río.
Aquí se ha divulgado poco
su actitud y su trabajo.
Nadie menciona el hecho de
que existiera una mujer que se llamara Baltasara, tal vez por eso la confusión
del nombre.
Pero cree, además, que tal
vez los miembros del Ayuntamiento dudasen que una representante del sexo
femenino pudiera tener tanto arrojo y valor.
Ella sabía remar e ir al
barco donde estaba su hijo, y es una pena, que ella, como muchos otros héroes
de la Independencia y de la Restauración, haya sido olvidada por todos los
dominicanos, ignorando sus trabajos y sacrificios por el bien de la Patria.
Sus restos deben ser
llevados a reposar junto a los de su hijo, en el Panteón Nacional.
Merece el descanso
definitivo en ese sacro lugar.
Final de prensaglobaldigital.
Siempre y de acuerdo a su opinión, sin la activa y decidida
participación de la mujer la historia dominicana se escribiera de otra manera.
A pesar de que la historia no honra como debiera ser
el papel de la mujer en la lucha
por la Independencia y procesos de conquista de la libertad y del progreso
social, no es menos cierto, que sin los extraordinarios aportes
realizados por ellas a la gesta de febrero, no tendríamos una
nacionalidad propia.
Pruebas fehacientes de su afirmación, dice Marizàn
Santana es el accionar correcto de los trinitarios, relativo a incluir en
sus planes la participación femenina, para hacer posible el éxito del proyecto
independentista.
Tras su observación, la columna fundamental, a la
estructura de que de forma inteligente, en los aprestos del grupo “La
Trinitaria” creada por Juan Pablo Duarte, esa organización pudo crecer debido a
la estricta composición masculina resultante de la costumbre de la época.
Pero, advierte que el hecho que visualiza que fue
plasmado, al involucrar a las mujeres desde el mismo comienzo en la
conspiración, dándoles el nombre de “Comunicadas”, lo que permitió que
éstas se incorporaran a plenitud al proceso de independencia,
desde distintos escenarios.
Resalta la función desempeñada por Concepción Bona y Hernández,
autora de haber bordado la Bandera Nacional que hoy día, se ondea jubilosa en
el “asta” en memoria de su obra patriótica.
De acuerdo Marizàn
Santana, el caso de bordar la Bandera Nacional de Concepción Bona y Hernández no
fue el único aporte, sino que fue tan “osada” que escondía en su casa a
los Padres de la Patria, arriesgándose a ser apresada y ejecutada en la época de
entonces.
A esta mujer hay que destacar su valía, explica Marizàn Santana ya que por su pasión y
defensa a la Patria la llevó a tal extremo que preparaba los cartuchos de llenos
pólvora, los escondía entre sus faldas y se los llevaba a las tropas que defendían
su terruño.
Asimismo otras de las heroínas, detalla Marizàn
Santana que el papel jugado por ellas, fue tan importante como el de los
hombres en los campos de batalla, enumerando a María Baltazara Bustamante, Primera
Mujer Soldado y Marina de la Marina de la República, quien estuvo presente, con
fusil en mano, la noche gloriosa del 27 de febrero y la madrugada del 28,
realizando incursiones militares en Pro de la Independencia.
Otra temple de mujer luchadora fue María Trinidad
Sánchez quien se constituyera en víctima del crimen político; Josefa Antonia Pérez
de la Cruz (Chepita), en la primera “Comunicada” de La Trinitaria, facilitando
su casa de la calle Arzobispo Nouel el 16 de julio de 1838, para la
fundación del movimiento Trinitario y la juramentación de su
dirección.
De María Angustias Villa, la confeccionadora con
sus hermanas de la Bandera que ondeó por primera vez en el Cibao.
Ana Valverde, quien además de participar en el
histórico febrero, se dedicó a recaudar fondos para reconstruir los muros de Santo
Domingo, a fin de que el Ejército Libertador pudiese rechazar la
incursión de la tropa haitiana.
Detalla el
privilegiado lugar ocupado en los anales de nuestra gloriosa Independencia, por
Rosa Duarte Diez, Rosa Bastardo de Guillermo, Socorro del Rosario Sánchez,
Froilana Febles, Baltasara de los Reyes, María de Jesús Pina, Rosa Montas de
Duverge, Filomena Gómez de Coba, Micaela Rivera y Petronila Gaú.
Añadiendo a éstas, los casos de Juana Saltitopa,
Soldada de la Patria, que en forma hidalga y valiente participó en la Batalla
del 30 de Marzo en Santiago.
Manuela Diez quien junto con ofrendar a la Patria a sus
hijos, puso a su disposición todos sus bienes.
La proeza de María Baltasara Bustamante, la Primera Mujer
Soldado y Marina de la República y tantas otras grandes heroínas, que dieron
sus vidas y sus sacrificios junto a “Los Trinitarios”, para que hoy haya Independencia
y Nacionalidad aunque en la actualidad hipotecada por políticos y enemigos de
la Patria.
Para el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD),
enaltecer la grandeza y heroísmo de la mujer dominicana, constituye un acto de
justicia, por haber sido fundamental su rol desde nuestras familias e
instituciones, para que hoy gocemos de un mayor respeto a la dignidad humana,
por tanto, al valorar su patriotismo y desprendimiento, debemos proponernos con
mayor firmeza, seguir derribando las barreras de desigualdad entre las mujeres
y hombres, a fin de afianzar las metas de desarrollo que aspira y urge
alcanzar nuestra nación.
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