Lo desacostumbrado del extraño dormir en Dajabón en una ciudad en medio de dos países uno democrático y el otro inestable.
Por Marcelo Peralta
Dajabón..-República Dominicana.-Elegir dormir en Dajabón, una ciudad entre dos países, fundada el 9 de junio de 1845, un año después del proceso histórico de la Guerra de Independencia, colocarse en cualquier lado de la cama tiene trascendental importancia.
Quienes no estamos acostumbrados a vivir en una ciudad en medio de dos países, una con idioma español, con bandera tricolor, Constitución, leyes, órdenes, sistema capitalista, habitantes solidarios, hospitalarios, fe cristiana, religión católica.
A este hermoso país, el patricio Juan Pablo Duarte y Diez lo bautizó con el nombre de República Dominicana que significa “Tierra de Dios”, al que emigran gentes de todos los países del mundo.
En este archipiélago hay otro país de habla francesa y su dialecto “Kreole” creado para que africanos y franceses pudieran entenderse, quienes fueron traídos por emigrantes europeos entre el período 1492-1493 asesinando a los indígenas para ellos implantar su imperio y saquear la Isla.
La frontera legal, aunque prácticamente superficial, separada en palabras, con compleja dinámica migratoria que requieren perspectivas multidimensionales de análisis para su comprensión.
Entre República Dominicana y Haití se vive una multiplicidad de actores involucrados, con diversidad de modalidades migratorias, amplitud de problemáticas, tradición, historia de relaciones bilaterales, aspectos diferentes, que plantean dificultades en la medición y análisis del proceso migratorio mayúsculo de uno hacia el otro.
La singular frontera se interpreta como un espacio de contradicción, con una visión idílica del contrabando, donde predomina la injusta, el rencor, la insurrección, cruzar a cualquier hay que estar amado de valor, se trasiega “todo”.
Haití dominó con desniveles abruptos por espacio de 22 años y la hoy Dominicana y sacados a “fuego limpio” en el año 1844, sin embargo, de nuevo la ha invadido de manera pacífica con la complicidad de malos dominicanos.
Juan Pablo Duarte y Diez impregnó a los dominicanos positivismo, concepción sociológica, educación formal, cultura popular, Estado democrático, ideología del progreso, modelo civilizatorio, comportamientos cotidianos, hábitos sociales, prácticas religiosas, políticas vernáculas de grandes masas, progreso, Constitución, etnografía de la vida cotidiana, adoptó ciencia del pueblo, experimento folklorista.
A pesar de todo ello, ahora los dominicanos, tienen que mantener a sus habitantes naturales, a los inmigrantes haitianos, soportar sus groserías, soportarles sus vejámenes, mantener a los que están del otro lado de la frontera y aguantar las “fatigas” de organismos internacionales.
El cubano José Martí, entrañable amigo del general dominicano Máximo Gómez y quien vivió en Haití en 1892, remembrando la historia, escribió: “Soy dominicano 100x100” y le pido que den alimentos a los haitianos, pero no permitan que crucen a vivir en esa hermosa nación, porque son seres humanos con quienes nunca habrá entendimiento.
Agrega que vivió una época en Haití y: “No vi jamás, en mi mucho ver, tierra más triste ni devastada que este rincón haitiano, que del vapor al entrar parece muerto, y no vive, en sus calles fangosas, más que de la limosna.
José Martí, quien conquistó al dominicano general Máximo Gómez y se lo llevó a Cuba a pelear para lograr la Independencia en 1895.
Haití
es un país que enfrenta desde hace décadas graves problemas económicos,
políticos y sociales, que se han profundizado con un aumento de la violencia de
las pandillas en Puerto Príncipe, organizaciones criminales que han tenido el
apoyo de un gran segmento de gobiernos de los 20 presidentes de los últimos 35
años.
Altos índices de
inflación, pobreza, la escasez de alimentos, combustible, desempleo galopante
son la radiografía más precisa de la situación de Haití con una población
habitacional de 11 millones de habitantes, en que la mayoría se ha cruzado de
manera ilegal a República Dominicana.
Esos organismos de relevante poder económicos en el mundo consideran que el hambre en afecta ala mitad de sus habitantes que vive bajo condiciones de inseguridad alimentaria crónica.
Datos del Banco Mundial, establecen que la estabilidad política y la inseguridad, son principales obstáculos para el desarrollo de Haití, en la que se incluyen un bajo capital físico, humano, una gobernanza, instituciones deficientes, la relación es débil entre el Estado haitiano y sus ciudadanos.
Con una inflación elevada, que cree de manera incontrolable.
Mientras otro informe del Banco Mundial basado en la encuesta de salud y servicios humanos dice que el umbral de pobreza en Haití es altísimo que el ciudadano malvive con solo dos dólares al día.
Además,
que la pobreza extrema afecta a más de 2 de millones 900 mil personas.
Detalla
que un alto porcentaje de menores sufre desnutrición crónica y que más de 3
millones no reciben ayuda.
Cuestionan la inestabilidad política, la inseguridad que califica como los principales obstáculos para el desarrollo de Haití, el bajo capital físico, humano, una gobernanza, instituciones deficientes, relación débil entre el Estado haitiano y sus ciudadanos.
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