Arroparse hasta donde llegue la cobija.
Jaime David Fernandez Mirabal.
Por
Marcelo Peralta.
La
gente debe arroparse hasta donde le llegue la “cobija”.
Debemos
morder hasta donde podamos mascar.
”La piña es agria, pero es nuestra”.
En el país hay necesidades en el área deportiva a granel.
Sí, es cierto que somos el “oasis” de los haitianos.
Aunque a ellos les han “inoculado” que los dominicanos somos
“racistas”.
Aquí lo que somos humanos, solidarios y los asistimos.
Somos el barco que los rescata en medio del mar y arropados
de miseria.
Les
damos alojamiento, asientos en los hospitales buscando, butacas en las
escuelas, en las universidades facilitamos oportunidades a estudiar y
superarse.
Techos
para que vivan como reales y verdaderos seres humanos.
La
tierra creada por Dios es compartida por todos los humanos.
Pero,
los dominicanos no debemos seguir siendo “mamitas” y entreguistas.
No
debemos seguir batiendo la “caca”.
Los dominicanos no enjaulamos y colocan uniformes “color
naranja” a los haitianos como otras naciones cuando pisan nuestro suelo.
Dormimos tranquilos porque no tenemos nada en contra de los
haitianos que se mueren de hambre y necesidades.
Sin
embargo, creemos que estamos llegando muy lejos y pasándonos de la raya y de “sabrosos.
Como
República Dominicana es la “cloaca del mundo”
aquí han venido sacerdotes canadienses violando la Soberanía Nacional
declarando niños haitianos como hijos suyos en Valverde, olvidándose del
celibato.
Vinieron
otros abusadores canadienses y construyeron decenas de casas en Montellano
provincia Puerto Plata para ilegales creando aspavientos y todo quedó ahí.
El Presidente Leonel Fernández “sabroso”
construye una universidad en Haití habiendo miles de necesidades educativas aquí
y turba de haitianos casi lo “fríen”.
Ahora, se destapa el ministro
de Deportes Jaime David Fernández Mirabal con que en Haití hay que enfocar el béisbol.
La osadía del ministro de Deportes es tal, que ya ha firmado acuerdos Haití como si el país y los recursos económicos
fuesen de propiedad.
Haití no tiene tradición
de béisbol, sino de fútbol.
En país
se acostumbra a creer que un funcionario público es un semi Dios y con derechos
insólitos.
En
tiempo del tirano Rafael Leónidas Trujillo Molina el sinónimo de funcionario, estuvo relacionado
con el de “jefe” privilegiado y poderoso, que no tenía obligaciones ni
respondía a normas y reglas.
En
ese oprobioso régimen un funcionario era alguien que pretendía estar por encima
de los demás.
Lo
cierto es que en muchos casos las funciones públicas, obligan a tener cierto
grado de protección y algunas facilidades para poder ejercer su misión
encomendada por el nombramiento mediante decreto.
Señor
ministro de Deportes, Jaime David Fernández Mirabal, en su condición de dominicano
debemos arroparnos
hasta donde nos llegue la “cobija”.
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Saludos.
Mi blogs tiene problemas e ignoro las razones