Empresarios que practican la esclavitud













Por:  Luis Amílkar Gómez

El empresariado dominiciano siempre ha sido considerado uno de los más atrasado en toda América Latina.

  En las empresas criollas ha imperado el atraso en las relaciones obrero patronales, los salarios históricamente han sido bajos, los beneficios mantienen niveles mínimos, las condiciones de trabajo muy duras y las fábricas son manejadas despóticamente.

Es lo que se llama capitalismo primitivo o salvaje.

Los pocos beneficios que han obtenido los trabajadores dominicanos han sido logrado a través de una fiera lucha laboral y a través de leyes que han sido aprobadas durante largas batallas con los legisladores y el gobierno.

Ahora, el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP), quiere modificar el Código Laboral.Pero no para mejorar las condiciones de sus trabajadores, sino para convertírlos prácticamente en esclavos.

Leamos lo que los empresarios están demandando.

La CONEP justifica el cambio al código diciendo que el mismo representa a la minoría. 

La verdad es que en ninguna empresa o fábrica del mundo los obreros son minorías.

Ellos quieren eliminar la cesantía y plantean 3 años de trabajo o acumulación y cuatro salarios cotizables ($8,645 por año).

Eso indica que no importa cuantos años el obrero trabaje, al final, solo le pagarán $RD34,580 al momento del despido.

Quieren limitar la asistencia económica por muerte o discapacidad.

En buen dominicano, si el trabajador muere o queda discapacitado, los familiares no tendrán ni con que enterrarlo o mantenerlo.

Aumentar de 44 a 48 horas semanales la jornada laboral con lo que se viola desde hace tiempo las 40 horas que exige la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y que es la jornada vigente en los países civilizados.

La ampliación de tres a seis meses el periodo de prueba para fijar un empleado, trayendo más beneficio al patrón en ahorros de salarios y beneficios.

Piden la flexibilización de la cuota de contratación de extranjeros, que es de 80% criollos a 20 extranjeros, así como la modificación a ciertos criterios para emplear personal que no sea dominicano. 

Es decir, la mano de obra barata, que proveen los hermanos haitianos, comenzará a invadir nuestras fábricas.

No quieren que incluyan el tiempo de almuerzo o descanso como parte de la jornada laboral. 

O sea, el trabajador no debería tener derecho ni siquiera a comer.

Los empleados deben someterse a pruebas anti-doping (drogas) y de consumo de alcohol.  

En verdad, los únicos que parecen que están fumando crack del malo son los empresarios del CONEP.

Por último, los dueños de empresa exigen prohibir el uso de teléfonos celulares y el uso de las redes sociales durante las horas de trabajo.

La degradación de la vida en nuestro país está llegando a niveles alarmantes.  Por cada paso que avanzamos, retrocedemos tres.

Es obvio que tenemos una clase empresarial de lo peor.  

Lo único que le interesa es aumentar la plusvalía que producen los trabajadores al vender les sus manos de obra.

No le importa el desasosiego social que esas medidas traerán no solamente a la estabilidad del país, sino también a millares de familias que serán afectadas.

Esperamos que todavía que de algo de dignidad en los legisladores dominicanos y no permitan que estas modificaciones abusivas sean aprobadas.

Esta vez debe ser verguenza contra dinero.

De lo contrario, los asalariados tendrán que atrincherarse en las empresas y fábricas del país para hacer valer sus derechos.

Al fin y al cabo, ellos son solamente obreros.


Jamás esclavos.

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