A la izquierda del Padre

RAFAEL PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com

La minimización de la mano izquierda asume un carácter ideológico, que se manifiesta en expresiones como “ser la mano derecha de alguien” (el que resuelve), “andar derecho” (actuar con rectitud) y “salir por la izquierda” (escapar, irse escurridizamente).

Nadie se define como la mano izquierda de otro.

Paradójicamente, en la política la derecha es la posición vergonzante, la que se opone a los cambios en lo social y económico, mientras la izquierda propugna por cambiar  la vida y transformar la sociedad.

Los derechistas intentan ocultar su condición, pero los de izquierda lo proclaman orondamente.

 El 10% de la población mundial se compone de zurdos, es decir, de personas que tienen mayor “destreza” en la mano izquierda.

El Diccionario define al zurdo como alguien “que tiene tendencia natural a servirse preferentemente de la mano izquierda”.

La burla a los zurdos es una marca ideológica  de apariencia ingenua, pero  perversa.

El protocolo celestial ha encontrado réplica en el terrenal.

Como Jesús está sentado a la diestra del Padre, aquí se usa, por ejemplo, que el vicepresidente de la República -y de otras entidades-  se coloque a la derecha del Presidente.

En la UASD, el vicerrector docente se coloca a la derecha del Rector.

Luis Montás Castillo, sabedor de negocios y de mercadeo, reprende a quienes se ufanan de estar a la derecha de Dios.

Pues estar a la derecha  –dice mi amigo- es colocar al otro a la izquierda.

Y Dios sigue siendo el centro de la importancia. 

Estar cerca de Él es el privilegio.

No importa de qué lado estemos.

Los evangelios (Mateo 20 y Marcos 10) dan cuenta de que dos de los discípulos pidieron a Jesús que en su reino los colocara uno a la derecha y el otro a la izquierda.

¿Saben lo que están pidiendo?, preguntó el Maestro a Santiago y Juan, autores de la propuesta.

Los hijos de Zebedeo tenían claro que ambas posiciones son importantes.

Es muy cierto que la expresión “a la derecha del Padre” es una alegoría del poder.

Sin embargo, ha de ser  confortable la posición a la izquierda del Padre, con Jesucristo del otro lado. 

A quien coloquen a la derecha de Jesús estará a dos cuerpos del trono de Dios, mientras que a la izquierda del sitial  divino se está inmediato al Padre.

El ministro de la Presidencia –vuelvo a lo tangible-  se sienta a la izquierda del Presidente, el de Defensa, a la derecha, pero con la silla del vicepresidente de por medio.

En lo que se recupera mi mano izquierda, manuscribo con la derecha y acepto  sentarme, en la vida terrenal, a la izquierda del Presidente y en la otra, a la izquierda del Padre.

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