Por qué no romper relaciones con Haití ?

 -El Mirador-                           
 Por Luís Céspedes Peña

El rompimiento de las relaciones diplomáticas con Haití tiene un sonido muy fuerte, pero como no hay forma de satisfacer a las autoridades de esa nación, las cuales en vez de agradecerle al Gobierno Dominicano todos sus esfuerzos para contribuir a resolver muchos de sus graves problemas, especialmente de los relacionados con la migración de sus ciudadanos hacia nuestra patria, donde éstos son tratados con respeto, pensamos que es un mal justo.

El Presidente Danilo Medina, un hombre con una alta sensibilidad, no con un espíritu demogógico, porque se trata de una persona que siente los problemas de los pobres, porque así lo sigue demostrando con su respaldo a los medianos y pequeños productores, está tomando cuantas medidas son necesarias para ayudar a los haitianos necesitados que vienen a la nación en busca de mejoría económica.

Los haitianos, la mayoría ilegales, comparten con los dominicanos sin que nadie les pregunte si tienen permiso patra estar en la nación, pero los Presidentes haitianos, porque no es sólo el actual  mandatario del vecino país, Michel Martelly, sino Jean Bertrand Aristide y otros, gestionaron condenas contra la República Dominicana en la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, un oganismo que es usado por los enemigos de nuestra patria para desacreditarnos a nivel internacional.

Hay que señalar que junto a esa Corte, el país  también tiene a otros enemigos en su territorio, cuales cobran en dólares para destruir el prestigio de su propia nación.

El Presidente Medina debe cambiar su estilo de cooperación con el Gobierno de Haití, el cual no merece el respeto de los dominicanos comprometidos con la democracia. Lo más prudente es que se siga apoyando a los haitianos pobres, pero sin ningún tipo de relación diplomática con ese país.

A eso hay que agregarle un mayor control en la zona fronteriza. El muro que comenzó a construir el Gobierno de Haití debe ser continuado por el Dominicano, como otra respuesta a un régimen, como el haitiano, que es cruel, insensible, ignorante y torpe.

El país está ejecutando un registro para entregarles sus actas de nacimientos a los dominicanos descendientes de haitianos, que por una razón u otra, no tienen ese importante documento, y también busca de otorgarles permisos o residencias a los que no son nacidos en la República Dominicana. 

Pero mientras eso ocurre, el Gobirno de Martelly y organismos internacionales trabajaban en el logro de una sentencia de la parcializada Corte Interamericana de los Derechos Humanos. No sé por qué el país es miembro de esa desacreditada entidad!

Y si Estados Unidos, la potencia económica y militar más grande del mundo, no reconoce ninguna sentencia emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos que perjudique a esa poderosa nación, por qué la República Dominicana tiene que hacerle caso a sus comprometidos fallos, algunos de los cuales- parece-son redactados fuera de ese organismo.  

El Gobierno Dominicano, con el Presidente Mddina como su representante, debe darle una respuesta contundente a las autoridades haitianas, no con suaves discursos, sino con acciones que choque como el efecto de una pared, al tambaleante régimen haitiano.

Los dominicanos comprometidos con la democracia y la libertad, que es más del 95 %, oficialistas y opositores, condena la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El gran problema de esa Corte, es que se equivocó porque en el país no se están violando los derechos de los haitianos.      

Lo que sí se puede asegurar es que un rompimiento de las relaciones diplomáticas con Haití, provocaría la salida, antes de tiempo, del Presidente Martelly. Como no parece que en Haití hay los recursos humanos necesarios para introducir los cambios políticos que requiere esa nación, será necesario que dominicanos, dotados de la debida inteligencia, comiencen a trabajar en la vecina nación para ir creando la debida conciencia para el cambio de mentalidad y contrribuir con el nacimiento de una democracia fuerte en el vecino país.
-Gracias por leernos.

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