Dicen coopiloto sufría de depresión y tomaba medicamentos.
Coopiloto se deprimia.
Andreas
Lubitz, de 27 años, que tiró el avión a
tierra con 149 personas a bordo, entre ellos 50 estudiantes, empresarios y
turistas españoles sufría de depresión, tomaba medicamentos y en su apartamento
hallaron restos de fármacos.
Los especialistas investigadores establecieron que hace 6 meses estuvo en
tratamientos médicos y que a los 21 años padeció episodios de depresión.
Ahora los dueños de la aerolínea se abocan a pagar millones de dólares a
los familiares de las victimas que perecieron en la tragedia que conmovió al
mundo.
Mientras que Brice Robin, el fiscal de la República en Marsella, compareció
con las lágrimas a punto de estallar, las manos y la voz temblorosas.
Luego de escuchar la grabación de la caja negra donde se determina que el
coopiloto que había quedado solo en cabina había decidido tirar el avión a
tirar a tierra con 149 personas a bordo afectado por la depresión.
Se ha determinado que el descenso del avión duró 10 minutos.
“Los gritos de los pasajeros solo se oyeron en el último momento”.
Las primeras grabaciones arrojan una conclusión tan dramática como
inimaginable del vuelo GWI9525 de Germanwings.
La tragedia pasará a los anales de la historia aeronáutica mundial y
obligará al sector “a revisar algunas prácticas”, como señala la secretaría de
Estado de Transportes de Francia.
Para el Gobierno francés, y probablemente para toda Europa, el único dato
menos preocupante es que “nada permite decir que se trata de un atentado
terrorista”.
Era la tesis del Gobierno francés desde el inicio.
Con amplia experiencia a sus espaldas en la ciudad más violenta de Francia,
Robin expuso con crudeza los hechos: lo que ocurrió el martes en el macizo de
Trois Évêches no fue un accidente, sino un crimen por unas motivaciones aún
desconocidas.
Mientras el fiscal facilitaba la información, familiares de víctimas
españolas y alemanas llegaban al lugar del siniestro.
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