Dominicanos y haitianos unidos en una camina por la paz y la fraternidad entre sus dos pueblos.
"Las
masas populares de ambos países son víctimas de los intereses monopolistas
extranjeros y nacionales, con sus maquinaciones ideológicas, que históricamente
han querido mantener a los dos pueblos oprimidos, divididos y confundidos bajo
intrigas politiqueras".
Fuente: acento.com.do
Santiago,
República Dominicana.-El jurista Ramón Antonio Veras (Negro)
propuso a los dominicanos y haitianos progresistas y democráticos, unirse en en
la fraternidad, la comprensión y la solidaridad, para analizar sin sectarismos
y con sentido realista lo que conviene o afecta a República Dominicana y a la
República de Haití.
A juicio del
reconocido abogado santiaguense, es necesario explicar al pueblo dominicano y
al pueblo haitiano que las masas populares de ambos países son víctimas de los
intereses monopolistas extranjeros y nacionales, con sus maquinaciones
ideológicas, que históricamente han querido mantener a los dos pueblos
oprimidos, divididos y confundidos bajo intrigas politiqueras.
Negro Veras,
en un análisis que titula Inmigrantes haitianos negros y pobres en un dilema,
expone que la inmigración de los haitianos hacia la República Dominicana tiene
un aspecto especial porque, para huir de la miseria, o se lanzan al Océano
Atlántico, o cruzan hacia la República Dominicana.
Explica que
el inmigrante haitiano negro y pobre que llega a República Dominicana cae en
una encerrona que le coloca de inmediato en un dilema, en una situación sin
alternativa, “porque si es ilegal es rechazado como indocumentado, y si tiene
sus papeles en regla es impugnado por negro; portador de enfermedades;
desnaturaliza la cultura original española; no es higiénico; practica la
brujería, despide de su cuerpo un mal olor; es depredador porque acaba con la
foresta, le quita el espacio laboral a los nacionales y deprime el salario”.
Sostiene que
la migración no es un asunto exclusivo de los haitianos hacia la República
Dominicana, sino que ocurre de cualquier país hacia otro cuando existen niveles
desiguales de desarrollo y oportunidades.
A
continuación el análisis:
Inmigrantes
haitianos negros y pobres en un dilema
Introducción
Por formación
familiar, personal e ideológica me repugna ver a un ser humano humillado,
degradado, o de cualquier forma vejado. Reacciono mal si observo que una
persona es ultrajada física o moralmente. Una prueba de esto es que no acepté
hablar con el que organizó el asesinato de mi hijo Jordi, cuando me lo
presentaron esposado; reclamé y logré que sólo cuando le quitaron las esposas
hablé con él.
He escrito la
introducción anterior para explicar la indignación que me genera el trato que
en mi país reciben los haitianos inmigrantes negros y pobres.
Me voy a
permitir exponer algunas ideas que cuadran perfectamente con la situación de
los inmigrantes haitianos negros y pobres que llegan a nuestro país en como
olvidados de la especie humana.
I.- El fenómeno
migratorio. El caso de los haitianos aquí.
1.- Los seres
humanos se sienten sumamente bien allí donde han nacido, formado y
desarrollado; solamente razones muy poderosas les impulsan a trasladarse para
vivir en otros lugares.
2.- Pero en
todo el curso de la historia de la humanidad se ha dado el fenómeno migratorio,
y las razones han sido diferentes; van desde las motivaciones religiosas,
pasando por las políticas hasta llegar a las económicas. Estas últimas son las
que más se han desarrollado en los últimos tiempos por la búsqueda de mejores
condiciones de vida: es por ello que el fenómeno migratorio se da con una
orientación marcada: de los países menos desarrollados hacia los más
desarrollados.
3.- La
movilidad de dominicanos, ecuatorianos, guatemaltecos, salvadoreños, y de otros
países de América Latina y el Caribe hacia los Estados Unidos de Norteamérica,
tiene su razón de ser en el desarrollo desigual entre la generalidad de estos
países con respecto a los Estados Unidos de Norteamérica.
4.- En
particular, para darnos cuenta por qué millones de caribeños abandonan su
propio territorio para incorporarse a la producción de otros países, se impone
conocer el nivel de desarrollo del capitalismo en las fuerzas productivas y en
la industria; la situación del mercado interno de cada país respecto a la
metrópolis, principalmente norteamericana; el mercado de la fuerza de trabajo,
el grado de desarrollo económico, social y político del país desde donde parte
el inmigrante y el de recepción, y la clase dominante que sirve de sostén a los
monopolios en los países dependientes.
5.- Esa es la
misma razón que se puede dar para explicar lo que impulsa a los nacionales
haitianos a venir a la República Dominicana a vender su fuerza de trabajo en
condición de inmigrantes.
6.- La
inmigración de los haitianos hacia la República Dominicana tiene un aspecto
especial por la opción de: se lanzan al Océano Atlántico, o cruzan hacia la
República Dominicana. Pero ocurre que elinmigrante haitiano negro y pobre que
llega a nuestro país cae enuna encerrona que le coloca de inmediato en un
dilema, en una situación sin alternativa, porque si es ilegal es rechazado como
indocumentado, y si tiene sus papeles en regla es impugnado por negro; portador
de enfermedades; desnaturaliza la cultura original española; no es higiénico;
practica la brujería, despide de su cuerpo un mal olor; es depredador porque
acaba con la foresta, le quita el espacio laboral a los nacionales y deprime el
salario.
II.- Los
prejuicios y el trato a los inmigrantes haitianos negros y pobres.
7.- En
cualquier lugar del planeta tierra donde se mueve un prójimo, lo hace en
procura de alcanzar su bienestar material o espiritual. Sólo se pone en tensión
para lograr una satisfacción, no para estar atribulado, o de cualquier forma
afligido, castigado. Pero no todos los integrantes de la sociedad que hace de
receptora de inmigrantes les dan la misma acogida; prejuicios de todas clases
se manifiestan contra el que arriba a un país extranjero en procura de ocupar
un espacio en el mercado laboral. En nuestro país el inmigrante haitiano negro
y pobre no es del agrado de grupos prejuiciados.
8.- El
inmigrante haitiano negro y pobre es visto aquí, por algunos, como un intruso;
un necio que ha llegado en condición de entrometido a quitarle el empleo a un
nativo; un forastero que penetra a deprimir los salarios; advenedizo que viene
a suplantar la cultura nacional, en fin, el que hace acto de presencia para
vender su fuerza de trabajo por un salario, es considerado como un necio que se
ha introducido en un lugar sin derecho y sin ser requerido.
9.- Ese
inmigrante haitiano negro y pobre es considerado por algunos sectores
retardatarios como un estigma, una mancha para el medio social dominicano; una
afrenta para los demás miembros de la sociedad, una tacha que ha incursionado
para convertirse en una infamia.
10.- Aquel
haitiano negro y pobre que vive en el país en condición de inmigrante, se le
aplican los epítetos más afrentosos, apelativos degradantes; adjetivos
insultantes; se le reservan términos peyorativos, hirientes, con el fin de
hacerlo sentir despreciado como persona.
11.- Una vez
un individuo hace acto de presencia en un sitio donde están presentes otras
personas, puede comprender si su llegada ha caído bien o mal, agrada o repugna;
puede divisar que asquea, que su ida hace bien, que si se marcha hace sentir
muy bien a los demás. Los inmigrantes haitianos negros y pobres en nuestro país
así lo perciben
12.- Pero los
inmigrantes haitianos negros y pobres, no son tontos. Aunque el ejercicio de la
simulación de parte de algunos de nuestros nacionales hace posible que el
recién llegado no asimile la impugnación en su contra, los gestos con la boca,
los signos transmitidos con los ojos, los ademanes con otros órganos del cuerpo
pueden hacer comprender al visitante el rechazo el rechazo a su presencia.
13.- El alma
no engaña, y el corazón no traiciona a su dueño; la conciencia le dice al ser
humano que la expresión del rostro, el semblante de aquel con quien comparte no
lleva gusto en comenzar o seguir tratándolo, su estadía genera pesar. Los
inmigrantes haitianos negros y pobres así lo entienden, pero callan aunque
sufren.
14.- La
especie humana está formada para sentirse bien, y losinmigrantes haitianos
pobres y negros, no son la excepción. El bienestar les llena de bondad,
mientras que la calamidad les quita el sentido de la dicha; la adversidad les
perturba; quebranta su deseo de vivir en nuestro país, y sólo lo hace por un
estado de necesidad extrema.
15.- Moverse
en un ambiente acogedor alimenta el espíritu de las personas, las convierte en
entes sociales halagados, satisfechos, encantados de formar parte de un medio
que las seduce para mantenerse haciendo vida social con sus semejantes
fascinantes, cautivadores. Pero este no es el caso de algunos dominicanos hacia
los inmigrantes haitianos negros y pobres.
16.- De tanto
considerar a los haitianos negros y pobres una nadería, como algo menospreciado
que sólo merecen ser maltratados para que se larguen porque ennegrecen el
ambiente y oscurecen el país; aquellos que dentro de su ofuscación chauvinista
y alucinación de superioridad racial frenética, se ciegan ante el inmigrante
haitiano negro y pobre, a quien ven como excremento de la sociedad dominicana.
Tres
reflexiones.
a.-) La
hipocresía no puede imponerse a la autenticidad, ni la estratagema a la
veracidad. Las maniobras politiqueras contra los inmigrantes haitianos negros y
pobres, no deben confundir a las dominicanas y dominicanos que vivimos
abrazados a la realidad objetiva; que estamos liberados de la cháchara pueril,
de la futileza engañosa, la nimiedad y bobada confusionista. La falsa, el ardid
como propaganda ha de caer ante las evidencias, la legitimidad.
b.-) La
franqueza debe tomar su imperio. Debemos ser sinceros y decirles al pueblo
haitiano y al dominicano, que las masas populares haitianas y dominicanas son
víctimas de las maquinaciones ideológicas impulsadas por los intereses
monopolistas extranjeros y las minorías insaciables de ambos países que,
históricamente, han estado interesadas en mantener a los dos pueblos oprimidos,
divididos y confundidos bajo intrigas politiqueras.
c.) Lo mejor
del pueblo haitiano y del dominicano, sus fuerzas motrices sensibles,
progresistas y democráticas, deben acercarse mutuamente para analizar con
sentido realista y sin sectarismo, lo que conviene o afecta a dos países que,
como Haití y la República Dominicana, deben permanecer unidos en la
fraternidad, la comprensión y la solidaridad, que es la más alta expresión de
los seres humanos.
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