Fábrica de chocolate cambia vida de mujeres campesinas a profesionales y a empresarias.

Mujeres de la Chocal mientras preparan algunos productos de chocolate.
Mujeres procesando cacao.

Por Marcelo Peralta.

Altamira, Puerto Plata, R.D.-Ellas, valientes mujeres campesinas, amas de casa, pocos estudios, en cuatro paredes por décadas, rezagadas, humilladas, aisladas por falta de iniciativa, sin embargo, hoy día son profesionales, empresarias emprendedoras y holgadas posiciones económicas.

Mujeres de la Chocal mientras preparan algunos productos de chocolate.

Para comprar un panties nuevo debía pedirle y arrodillarse a sus esposos, que en reiteradas ocasiones la respuesta era que no había dinero, pero hoy día, el cambio social y económico ha sido “radical”.

Riendo y trabajando en el proceso del cacao.

Es el ejemplo de Luz Melencia Parra, Zelania Medina, Amarilis Minaya, Noemí Crisóstomo, son mujeres emprendedoras, amas de casa, surgieron de las cenizas como el “Aves Fénix”.

Listo para ser envasado.

Noemí Crisóstomo sólo tenía un sexto grado cuando se casó, a sus 16 años.
Vivía en una zona inhóspita en las verdes y frondosas montañas de Altamira, a 2 horas a caballo para ir a la escuela cruzando el peligro Río Grande.

Local de Chocal.

Hoy tiene 40 años, 3 hijos entre 17 y 23 años, y es la vicepresidenta de Chocolate de la Cuenta de Altamira-Chocal la fábrica que ha contribuido al desarrollo personal de Altamira y su entorno.

Otro ejemplo palpable es el de la Presidenta de Chocal, Luz Melesia Parra, se casó a los 16 años.
Tiene tres hijos, con edades entre los 21 y los 7 años, los "chocalitos", como les llaman a sus retoños. Nunca había trabajado hasta que propusieron este proyecto.
Aunque había terminado su bachillerato, Luz cuenta que no podía matricularse en la universidad porque el dinero que gana su esposo no alcanzaba.
Ingresó en la Carrera de Administración de Empresas, en Santiago, pensando seguir en la Dirección del Chocal.
"Nosotras tenemos que ir creciendo con Chocal porque si nosotras no crecemos junto a ella entonces va a tener que venir otra persona que no sabe cómo se formó esto", afirma Luz, convencida de que la preparación de las socias debe ir a la par con el crecimiento de la empresa.

Difíciles y tortuoso fueron sus inicios, las mujeres tostaban el cacao en calderos, usando leña de árboles caídos, nómada técnica y perjudicial a la naturaleza, proceso que provocaba pérdidas durante la elaboración porque algunos granos quedaban crudos y otros se quemaban.
Al comienzo solo sus capacidades llegaban solo a hacer bolas artesanales de cacao puro sazonado con maíz, avena y especias, que permiten preparar un chocolate más consistente y cremoso que antes tenían con gran demanda.
Luz Melesia Parra, Presidenta de Chocal.
Las mujeres tenían la misma visión y 8 de ellas se apartaron de la empresa.
Hoy, el grupo tiene más de 40 personas sobrepasando la veintena la cantidad de 22 socias.
Crecieron a través de una tradicional fábrica de chocolate que luego tecnificaron con la ayuda económica del empresario de origen suizo Erich Roesli.
Roesli “prendió la chispa del entusiasmo a las damas y hoy regentean su propia empresa” bautizada como “Chocolate de la Cuenta de Altamira-Chocal-” que en principio dejaba beneficios netos de 70 mil pesos.

Decidieron divorciarse a estar en la cocina, lavar, planchar, encerrarse en cuatro paredes en las casas y atender a sus maridos sin generar recursos económicos aportando al sustento de sus hijos, al desarrollo personal y social. 

Seres humanos emprendedores que fabrican chocolate y sus ventas las hacen directa a los colmados de la zona.

Tuvieron la visión y la idea de Roesli, cuyas determinaciones valiosas y creativas mujeres no fue obstáculo las tentaciones de hombres que trataron de desilusionarlas de que fabricar y comercializar chocolate era un negocio para gente de dinero.

La coordinadora de Chocal es Luz Melencia Parra confesando que en su proyecto nadie las detendría, que voces agoreras que ensombrecían sus planes desarrollistas y gentes que las desanimaban.

Buscaron asesoría en la Fundación de Desarrollo Loma y Salud-Fundelosa- que dirige Félix Sención abriendo ventanas de contactos con un mundo exterior que trascendió el cercado de alambre de los sembradíos de cacao de Palmar Grande, Provincia Puerto Plata y día son grandes empresarias y profesionales.

Ante, procesaban el cacao y hacían chocolate en rudimentarios calderos movidos a base de árboles secos golpeando y entrando en  contradicción con  la  madre naturaleza, y hoy, en consonancia con la modernidad entrando en confianza con las máquinas de acero inoxidable usadas en el proceso del cacao elaborando chocolate y otros productos.

Aceptaron capacitarse en entrenamiento técnico en el Instituto de Formación Técnico Profesional-Infotep- y otros organismos, porque estaban interesadas en crecer personal, social, familiar y económicamente.

Quien sirvió de soporte ha sido la Fundación de Desarrollo Loma y Salud-Fundelosa- que orienta Félix Sención que las alineó a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional-USAID- asistiendo en el proyecto y el anhelo de superación.

Vencieron obstáculos, tropiezos, lucharon, perdieron horas sin dormir, pero lúcidas en sus sueños de convertirse en empresarias y cambiar condiciones,  ser entes de progresos y desarrollo.

El personal de la USAID evaluó el proyecto, decidió apoyarlo a través del Programa de Diversificación Económica Rural-RED-.
Fue el 21 de abril del año 2013 que el presidente Danilo Medina visitó de sorpresa a las mujeres del Chocal aprobando financiamiento por 12 millones que usaron para comprar a futuro a los cacaocultores, por un monto de dos millones de pesos.
El Chocal, proyecto certificado como un Dominican Treasure, les ha cambiado la vida a sus mujeres. 

El fortalecimiento y diversificación de la procesadora de la Chocal, fue de 6 millones 677 mil pesos, de los que la USAID aportó 2.5 millones de pesos.

Estos financiamientos los evalúa con firmeza Noemí Crisóstomo, miembro y directiva de la Chocal, porque ha venido a contribuir al equilibrio y desarrollo personal y comunitario.

En los hogares dirigidos por madres solteras alcanzan un 51% por debajo de la línea de pobreza, frente al 32% de los hombres; el desempleo femenino es entre el 45% y el 50%.

Las mujeres son propietarias del 50% de las microempresas, solo del 4% de las pequeñas y medianas.

Cuando trabajaban de manera rudimentaria y usando maquinarias obsoletas los beneficios eran mínimos.

Antes hacían pedazos y bolas de chocolate.

Hoy que se modernizaron donde las mujeres trabajaban de forma artesanal.

Fabrican bizcocho, cocoa, gofio, café, cereal, bombones, vino de chocolate mezclado con jagua, mandarina, mango, chinola y cereza.

Su materia prima es el cacao orgánico y compiten en calidad con organismos internacionales ya que también los  importan.

El presidente de Fundelosa y asesor de Chocal, Félix Sención, dice que de los ingresos ronda el 50% y se distribuye como beneficio entre las 22 mujeres; el 20% para la reposición de equipos y el capital.

Destinan un 15% en gastos operativos y el restante 15% a financiar un plan de desarrollo ambiental sembrando árboles en las zonas deforestadas.

Además del 50%, cada mujer devenga un sueldo mensual que oscila entre 4 mil 400 y 5 mil pesos.

Aspiran a que al finalizar este año los 70 mil pesos que generó Chocal, le toque a una sola mujer.

Testificando lo trascendental del proyecto la Coordinadora de Chocal, Luz Melencia Parra dice que esa iniciativa ha sido una grandiosa oportunidad en su vida, porque ha podido contribuir al desarrollo personal y comunitario.

Ya puedo cuidar a mis hijos, hacer una labor económica, social en beneficio comunitario, al país y al mundo, ya que sus productos se venden en muchos países.

Esposos e hijos cambiaron sus estatus y los de mayor edad estudian carreras a nivel superior.

La señora Zelania Medina es de las miembras fundadoras de Chocal quien en principio eraba “incrédula“ de que el proyecto “cuajara y prosperara” por lo difícil de sus condiciones económicas y solo conocía el cacao en los árboles desconociendo la diversidad de usos.

Quienes no tenían visión decían que imbuirse en un proyecto de tanta envergadura y sin dinero era perder el tiempo e ilusiones vanas.

A pesar de los desánimos y hoy día ha sido un cambio de mi vida que hoy dan sus frutos que los que decían que se estaba perdiendo el tiempo son de los grandes beneficiarios.

Noemí Crisóstomo es otra pilar de Chocal quien detalla de que han logrado importantes beneficios, se han relacionados con gente que nunca pensábamos que íbamos a conocer.

Hemos aprendido bastante con este trabajo, mi vida y mi familia ha cambiado en todo.


La vida de Noemí Crisóstomo se modificó tan positivamente que terminó el bachillerato, ingresó a la Universidad y se hizo profesional.

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