Sin pena ni gloria 51 años muerte de Eduardo Brito

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Eduardo Brito.


Por Marcelo Peralta

Santiago, R.D.- Totalmente desapercibido por las autoridades y una gran parte de la población puertoplateña, pasó el 51 aniversario de la muerte del cantante Eduardo Brito.

Su nombre verdadero era  Eleuterio Brito Aragonés, que nació en el municipio General Gregorio Luperon provincia Puerto Plata, el día 21 de enero de 1906.

Dicen que murió el 5 de enero 1946, afectado de la bacteria “Treponema Pallidum”, (sífilis), la que ingresó a su cuerpo a través de las membranas mucosas y piel erosionada.

Fue un cantante barítono de ópera y zarzuela dominicano y considerado estrella de la República Dominicana, brillando en escenarios de Nueva York, España y otras naciones.

Falleció el 5 de enero de 1946 en Nigua, provincia sureña San Cristóbal, República Dominicana.

Vivió pocos años en Puerto Plata y luego se marchó a Santiago donde se desempeñó en diversas ocupaciones como limpiabotas, panadero y cantaba a sus clientes en los parques.

Fue con capacidades de barítono que desempeñó en la música popular.

Niñez de Eduardo Brito.

Tuvo una niñez sumida en la pobreza teniendo que realizar trabajos callejeros para sobrevivir.

Fue limpiabotas, vendedor de dulces y aprendiz de boxeo. 

Pero su capacidad para cantar le abrió otros caminos.

En 1926 quedó bajo la protección del maestro Alberto Hernández quien comenzó a capacitarlo en el arte del canto. 

Debuta descollando en el banquete ofrecido por el doctor José Fonseca, donde con sus trozos de operetas y canciones llamó la atención de la prensa local.

Nunca pudo conseguir una beca que le permitiera orientar su talento hacia la ópera profesional. 
Consiguió canalizarla en el campo de la música popular. 

Se casó con la vedette Rosa Bobadilla en el año 1928 con la que tuvo 2 hijos. 

Ambos iniciaron el grupo “Los Internacionales” con el que tuvieron presentaciones en Haití.

Se puede destacar en su biografía, su viaje a Nueva York en 1929 en el gobierno de Horacio Vázquez donde grabaron discos con el Grupo Dominicano rotundo éxito. 

Este viaje le abrió las puertas para grabar con la RKO y la RCA Víctor.

Dorothy Caruso, la viuda del famoso tenor Enrico Caruso quedó impresionada con su voz. 

El maestro Serafini, lo animó a completar una formación que le permitiera usar su voz en el género de la ópera pero Brito no aceptó debido a sus compromisos familiares.

La vida de Eduardo Brito, brilló durante mucho tiempo en los escenarios internacionales.

Su debut en España en el año 1932, en la compañía de Eliseo Grenet fue descollante.

Se puede destacar en su biografía, la obra “La Virgen Morena”, que tuvo gran éxito en el Teatro Principal Palace. 

La crítica elogió su desempeño como actor y cantante. 

Se destacó en Katiuska, Luisa Fernanda y La del manojo de Rosas.

Las guerras Civil Española y la Segunda Guerra Mundial lo obligaron a embarcarse en Amberes, en el año 1937 para regresar a su Patria.

Una nueva presentación en Nueva York le permitió cantar en la CMQ y el Teatro Nacional. 

En Santo Domingo inició una gira con la que llevó su talento a diversas funciones en Venezuela y Colombia.
Durante toda su carrera, hizo gala de sus dotes de barítono que podía llegar a la altura de tenor. 

Eclipsó al público con interpretaciones de gran calidad, aplicadas a un estilo de música comprensible y cercana.

En sus últimos años fue diagnosticado en la clínica Mayo con una enfermedad psiquiátrica que fue apagando su talento. 

Realizó espectáculos “La Voz del Yuma”, su capacidad de cantar se vio afectada por su falta de coordinación al hablar.

Falleció en la casa mental Julio González de Herrera, el 5 de enero de 1946.

Los 51 años de su muerte en su ciudad natal pasó sin “pena ni gloria”, a pesar de Eduardo Brito haber sido una “estrella en los escenarios” haciendo gozar a miles de personas.

Brito fue verdadera gloria del arte criollo y a nivel mundial, sin embargo, al pasar los años ha sido ignorado.
Fue el doctor Salvador Cocco Pastoriza, que lo conoció, comenzó a trabajar a su favor presentando en distintos lugares y lo proyecta.

Brito se presentó en Puerto Plata y cuando lo hizo en el desaparecido “Teatro Apolo”, recibió poca atención de sus compueblanos que hasta lo abuchearon y se comenta que hasta le lanzaron huevos en vez de rosas.
Pasado el tiempo, se resistía a volver a presentarse en su tierra natal.

Sus restos reposan en un frío “Mausoleo de Mármol y Granito”, ubicado en el Viejo Cementerio de “La Novia del Atlántico” en Puerto Plata.

Ciudadanos, es lamentable que en Puerto Plata no se ha reconocido a Eduardo Brito con cómo se lo merece ya que ni siquiera una calle lleva su nombre.

Contrario ocurre en las ciudades Santiago y Santo Domingo que las principales salas de espectáculos han sido bautizadas “Eduardo Brito” en honor al cantante lírico que las generaciones de hoy no conocen, ni han escuchado sus canciones.

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