Lo que lamentamos tener en educación y conducta

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Por: Ramón Antonio Veras.

Introducción
1.- El proceder de las personas no resulta de factores accidentales que se les presentan en el curso de su existencia, sino por normas que van asimilando en forma seguida, prolongada en el tiempo.

2.- La continuidad en el accionar, la persistencia en el aprendizaje de reglas disciplinarias en el hogar y en los centros educativos, preparan el pensamiento, lo ponen en condiciones de acentuar lo que ha de ser el código de conducta del individuo. El refinamiento humano depende de la orientación recibida en forma consciente. Los buenos modales no resultan de algo inconsciente, mecánico o por reflejos.

3.- La instrucción es determinante en el proceder de los miembros de la sociedad, por lo que una enseñanza deficiente no aporta mujeres y hombres de formación elevada para la convivencia civilizada. El país que aspira a tener ciudadanos y ciudadanas que den demostración de bien criados y mejor enseñados, necesariamente debe prepararlos, disciplinarlos para que tomen el camino que los hará llevar una vida modelo en el ejercicio cívico y ciudadano.

I.- Fracaso del sistema educativo
4.- En el ser humano no basta su inteligencia, lo que le vale es la educación que le llena, le ocupa el cerebro con los conocimientos aportados por el educador; de ahí la importancia de quien tiene el don de enseñar a los demás. El porvenir, el mañana de la persona depende de la instrucción recibida.

5.-   En la presente coyuntura que vive el país, no estamos formando los niños y las niñas para que en el futuro sean personas adiestradas con conocimientos para ser amables, y no groseras, maleducadas, sin ninguna clase de cortesía.

6.- No es posible pretender contar con un pueblo cumplidor de sus deberes cívicos y ciudadanos, de correcto proceder y buena conducta, si no está debidamente educado. No se alcanza el trato exquisito allí donde hay una mezcla de atraso y falta de formación personal.

7.-   La sociedad que desea tener en su seno mujeres y hombres honorables, íntegros y pudorosos, está en el deber de prepararlos como honestos, respetables y probos, y así en el futuro no tiene que lamentarse por contar con individuos proclives a deshonrar, sinvergüenzas, indeseables, corruptores y corruptos.

8.- Si aceptamos que la educación hace libre a la persona, debemos reconocer que muy poco se ha hecho en el país para que lo que se llama pueblo esté real y efectivamente liberado de la ignorancia. La soberanía mental, la autonomía de actuar está vinculada a la buena formación, porque solo el individuo instruido se siente emancipado.

9.- Ha sido corto el camino que hemos recorrido en procura de tener un país correctamente formado, lo que se comprueba por el limitado nivel de instrucción, la insignificante  capacidad que enseñamos al enfrentar las situaciones que ameritan aplicar lo aprendido para obtener los mejores resultados.

10.- Proceder correctamente, actuar apegado a los principios éticos y morales, permite conocer, describir a las personas, descubrir su instrucción, educación y capacitación. La forma de actuar el individuo en el medio social lo marca, le caracteriza como patán o civilizado.

11.- No es difícil comprender que en nuestras escuelas y colegios es deficiente a nivel de preparación el material humano llamado a esculpir, tallar con altura a los alumnos y a las alumnas que aspiramos sean las mujeres o los hombres nuevos del mañana.

12.- Un pelafustán, un don nadie no reúne las condiciones humanas y de preparación académica, para desempeñar con eficiencia la función de maestro. El pedagogo, el buen profesor no puede ser un improvisado sacado de las filas de un partido para inventando hacer labor de enseñar.

13.- Necesitamos contar con personas adecuadas para enseñar,   lo que entraña disponer de docentes que sean verdaderos didácticos, con dominio en la forma de instruir para aleccionar; convertirse en edificantes formadores que desarrollen disciplinariamente el cerebro de sus discípulos.

14.- Históricamente el Estado dominicano no ha hecho lo necesario para tener ciudadanos y ciudadanas que se comporten irreprochablemente, en forma admirable, a las mil maravillas, por lo que mal podríamos venir ahora a querer contar con coterráneos intachables, correctos, bien hechos en el hogar y en la escuela.

15.- La mayor felicidad que puede tener un ser humano es disfrutar de una buena educación, porque solo así llegará a permanecer contento, transmitiendo su complacencia a los suyos y mostrándole a la sociedad regocijo por su logro. La instrucción hace al individuo optimista, eliminando de su mente todo lo que significa infelicidad, desventura e infortunio.

II.- Educación deficiente genera personas nocivas

16.- Por mucho tiempo en el medio social dominicano estarán juntos el malamente educado, mal acostumbrado, malcriado y enviciado, porque más de una generación tiene la creencia de que es lo mismo la improbidad, depravación y malevolencia, que bondad y bien enseñado para convivir decentemente,

17.- Para que las acciones delincuenciales y la criminalidad llegaran a afianzarse en el país en la forma como lo han hecho, tenía que  haber un ambiente adecuado como lo es el dominicano de hoy, donde nos encontramos con amplios segmentos sociales formados para ser cafres, actuar como bestias.

18.- Una nación con mujeres y hombres de sólida formación no se hunde en el desastre que hoy padecemos. Estamos demostrando que si algo en firme había de buen comportamiento, se ha desplomado; hemos descendido como pueblo con buen nivel de conducta. Lo que debería   verse en ascenso, lo observamos penosamente derrumbado, en el suelo.

19.- Solo en un país que carece o tiene poca altura para establecer diferencia entre conductas e inconductas, acepta tranquilamente el robo, olvida sancionar al delincuente, tolera las iniquidades y se hace el desentendido de las peores porquerías.

20.- La realidad está diciendo que hemos sucumbido ante las taras sociales expresadas en corrupción, impunidad, ladronismo y ausencia de garantía de vida. Lo que está a la vista de todos y todas es que nos comportamos rendidos, arruinados, sin voluntad para levantarnos y ponerle coto al desbarajuste.

21.- Lo que hoy estamos viendo llenos de horror, consternados y angustiados, obra de desalmados, es porque desde las alturas del poder siempre se demostró no importar formar huraños, insaciables, ásperos y hoscos. No se hizo un trabajo dirigido a cultivar el espíritu humanizándolo, y hoy lo que se ve es el accionar de animales caníbales.

22.- Las personas nocivas que hoy abundan en nuestro país son la fiel expresión de una sociedad que no ha puesto como signo de valía educar a sus miembros para actuar con honorabilidad, proceder con limpieza absoluta y con acciones libres de inconductas. El estilo, el modo de vida explica la alta o baja, la buena o mala educación de un determinado conglomerado.

23.- La existencia de desalmados delincuentes prueba que la sociedad dominicana ha fallado al no formar personas aptas para mantener un normal proceder. El hecho de intervenir sin escrúpulos ante los demás revela un ente social defectivo, imperfecto, con retraso educativo.

24.- Una vez se evidencia la debilidad ante los males presentes en la sociedad, sale a flote lo infeliz que somos al dejarnos poner por los suelos, como guiñapos, dando con el cuerpo en la tierra. Solo los pueblos educados para luchar por sus derechos, están en condiciones de enfrentar las adversidades.

25.- Se impone hacer sacrificios para recuperar el espacio perdido al no preparar la niñez nuestra para que fueran hoy adultos ejemplares, identificados como instruidos, correctos, demostrando así haber recibido enseñanza correcta para ser ilustrados,  tratables, de cortesía, modelo de alto civismo.

26.- Aunque el medio social dominicano cada día decae, se desmorona, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Debemos animarnos; algo hay que hacer en sentido positivo para formar un ser humano nuevo en conducta, diferente al que tenemos ahora.

27.- Conviene luchar para elevarnos como país integrado  por personas de valía por exhibir buen comportamiento; colocarnos  como comunidad sobresaliente por tener alto nivel de conducta que es la que enaltece y hace posible la sana convivencia, la coexistencia apreciada.

28.- Elevando a las dominicanas y a los dominicanos en el orden educativo llegaremos a tener un mejor país porque basta con saber que aquel que está educado y formado en la honradez siempre se comportará honrado, lo mismo que quien carece de instrucción, de decencia, es un ser adecuado para violar, atentar y abusar, al no saber acatar las buenas costumbres, respetar lo ajeno, ni cumplir con las normas de buen vivir en sociedad, llegando a convertirse en un peligro social.


Reflexiones

a.- La vida nos está diciendo que aquí la educación hay que actualizarla, ponerla al día, a los fines de que con el cambio en la formación y en la conducta, llegue la renovación, y así impedir que en lo adelante más compatriotas lleguen a convertirse en lastres sociales, rémoras, incorregibles estorbos.  

b.- Se enriquece el conocimiento de los nuestros con una buena instrucción la que hace posible el correcto proceder y sana educación, la que queda definida al momento de actuar, porque ahí demostramos lo que es nuestra conducta, la que nunca queda oculta porque ella nos identifica. El ser humano puede simular su origen social, no así sus actuaciones, su práctica de vida, su proceder.

c.- Muchas de las fallas en las actuaciones de los nuestros es porque aquellos que han dirigido el Estado dominicano han desconocido que los delincuentes pueden hacerse famosos en un abrir y cerrar de ojos, pero una mujer o un hombre de conducta intachable requiere años para estar dotado de una correcta formación. No resulta difícil desbravar y amaestrar a un animal, pero educar, civilizar y disciplinar a las personas si es difícil, porque entrama enseñarlas a comportarse.

d.- De continuar formando mujeres y hombres como en la actualidad, en el mañana lo que vamos a tener como país son personas sin aspiraciones, frustradas; que se van a sentir fracasadas, sin esperanza; dominadas por el desencanto, y con la creencia de que el estropeo de su existencia, su desgracia es cuestión de la fatalidad, cuando lo cierto es que es consecuencia de la falta de oportunidad para tener una buena formación y con ella un éxito asegurado.

e.- Debemos aspirar a contar con mujeres y hombres excelentes por su fina educación; admirables por el trato exquisito; bien valorados por su proceder maravilloso, respetables por la forma extraordinaria de comportarse en la sociedad.


f.- Nuestro país llegará a tener ciudadanas y ciudadanos de ejemplar conducta para vivir en consonancia con el correcto proceder, si son poseedores de una educación de calidad resultante de una enseñanza metódica acorde con el signo de los tiempos.

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