Lo que lamentamos tener en educación y conducta
Introducción
1.- El proceder de las personas no resulta de factores accidentales que se
les presentan en el curso de su existencia, sino por normas que van asimilando
en forma seguida, prolongada en el tiempo.
2.- La continuidad en el accionar, la persistencia en el aprendizaje de
reglas disciplinarias en el hogar y en los centros educativos, preparan el
pensamiento, lo ponen en condiciones de acentuar lo que ha de ser el código de
conducta del individuo. El refinamiento humano depende de la orientación
recibida en forma consciente. Los buenos modales no resultan de algo
inconsciente, mecánico o por reflejos.
3.- La instrucción es determinante en el proceder de los miembros de la
sociedad, por lo que una enseñanza deficiente no aporta mujeres y hombres de
formación elevada para la convivencia civilizada. El país que aspira a tener
ciudadanos y ciudadanas que den demostración de bien criados y mejor enseñados,
necesariamente debe prepararlos, disciplinarlos para que tomen el camino que
los hará llevar una vida modelo en el ejercicio cívico y ciudadano.
I.- Fracaso del sistema educativo
4.- En el ser humano no basta su inteligencia, lo que le vale es la
educación que le llena, le ocupa el cerebro con los conocimientos aportados por
el educador; de ahí la importancia de quien tiene el don de enseñar a los
demás. El porvenir, el mañana de la persona depende de la instrucción recibida.
5.- En la presente coyuntura que vive el país, no estamos
formando los niños y las niñas para que en el futuro sean personas adiestradas
con conocimientos para ser amables, y no groseras, maleducadas, sin ninguna
clase de cortesía.
6.- No es posible pretender contar con un pueblo cumplidor de sus deberes
cívicos y ciudadanos, de correcto proceder y buena conducta, si no está
debidamente educado. No se alcanza el trato exquisito allí donde hay una mezcla
de atraso y falta de formación personal.
7.- La sociedad que desea tener en su seno mujeres y hombres
honorables, íntegros y pudorosos, está en el deber de prepararlos como
honestos, respetables y probos, y así en el futuro no tiene que lamentarse por
contar con individuos proclives a deshonrar, sinvergüenzas, indeseables,
corruptores y corruptos.
8.- Si aceptamos que la educación hace libre a la persona, debemos
reconocer que muy poco se ha hecho en el país para que lo que se llama pueblo
esté real y efectivamente liberado de la ignorancia. La soberanía mental, la
autonomía de actuar está vinculada a la buena formación, porque solo el
individuo instruido se siente emancipado.
9.- Ha sido corto el camino que hemos recorrido en procura de tener un país
correctamente formado, lo que se comprueba por el limitado nivel de
instrucción, la insignificante capacidad que enseñamos al enfrentar las
situaciones que ameritan aplicar lo aprendido para obtener los mejores
resultados.
10.- Proceder correctamente, actuar apegado a los principios éticos y
morales, permite conocer, describir a las personas, descubrir su instrucción,
educación y capacitación. La forma de actuar el individuo en el medio social lo
marca, le caracteriza como patán o civilizado.
11.- No es difícil comprender que en nuestras escuelas y colegios es
deficiente a nivel de preparación el material humano llamado a esculpir, tallar
con altura a los alumnos y a las alumnas que aspiramos sean las mujeres o los
hombres nuevos del mañana.
12.- Un pelafustán, un don nadie no reúne las condiciones humanas y de
preparación académica, para desempeñar con eficiencia la función de maestro. El
pedagogo, el buen profesor no puede ser un improvisado sacado de las filas de
un partido para inventando hacer labor de enseñar.
13.- Necesitamos contar con personas adecuadas para enseñar, lo
que entraña disponer de docentes que sean verdaderos didácticos, con dominio en
la forma de instruir para aleccionar; convertirse en edificantes formadores que
desarrollen disciplinariamente el cerebro de sus discípulos.
14.- Históricamente el Estado dominicano no ha hecho lo necesario para
tener ciudadanos y ciudadanas que se comporten irreprochablemente, en forma
admirable, a las mil maravillas, por lo que mal podríamos venir ahora a querer
contar con coterráneos intachables, correctos, bien hechos en el hogar y en la
escuela.
15.- La mayor felicidad que puede tener un ser humano es disfrutar de una
buena educación, porque solo así llegará a permanecer contento, transmitiendo
su complacencia a los suyos y mostrándole a la sociedad regocijo por su logro.
La instrucción hace al individuo optimista, eliminando de su mente todo lo que
significa infelicidad, desventura e infortunio.
II.- Educación deficiente genera personas nocivas
16.- Por mucho tiempo en el medio social dominicano estarán juntos el
malamente educado, mal acostumbrado, malcriado y enviciado, porque más de una
generación tiene la creencia de que es lo mismo la improbidad, depravación y
malevolencia, que bondad y bien enseñado para convivir decentemente,
17.- Para que las acciones delincuenciales y la criminalidad llegaran a
afianzarse en el país en la forma como lo han hecho, tenía que haber un
ambiente adecuado como lo es el dominicano de hoy, donde nos encontramos con
amplios segmentos sociales formados para ser cafres, actuar como bestias.
18.- Una nación con mujeres y hombres de sólida formación no se hunde en el
desastre que hoy padecemos. Estamos demostrando que si algo en firme había de
buen comportamiento, se ha desplomado; hemos descendido como pueblo con buen
nivel de conducta. Lo que debería verse en ascenso, lo observamos
penosamente derrumbado, en el suelo.
19.- Solo en un país que carece o tiene poca altura para establecer
diferencia entre conductas e inconductas, acepta tranquilamente el robo, olvida
sancionar al delincuente, tolera las iniquidades y se hace el desentendido de
las peores porquerías.
20.- La realidad está diciendo que hemos sucumbido ante las taras sociales
expresadas en corrupción, impunidad, ladronismo y ausencia de garantía de vida.
Lo que está a la vista de todos y todas es que nos comportamos rendidos,
arruinados, sin voluntad para levantarnos y ponerle coto al desbarajuste.
21.- Lo que hoy estamos viendo llenos de horror, consternados y
angustiados, obra de desalmados, es porque desde las alturas del poder siempre
se demostró no importar formar huraños, insaciables, ásperos y hoscos. No se
hizo un trabajo dirigido a cultivar el espíritu humanizándolo, y hoy lo que se
ve es el accionar de animales caníbales.
22.- Las personas nocivas que hoy abundan en nuestro país son la fiel
expresión de una sociedad que no ha puesto como signo de valía educar a sus
miembros para actuar con honorabilidad, proceder con limpieza absoluta y con
acciones libres de inconductas. El estilo, el modo de vida explica la alta o
baja, la buena o mala educación de un determinado conglomerado.
23.- La existencia de desalmados delincuentes prueba que la sociedad
dominicana ha fallado al no formar personas aptas para mantener un normal
proceder. El hecho de intervenir sin escrúpulos ante los demás revela un ente
social defectivo, imperfecto, con retraso educativo.
24.- Una vez se evidencia la debilidad ante los males presentes en la
sociedad, sale a flote lo infeliz que somos al dejarnos poner por los suelos,
como guiñapos, dando con el cuerpo en la tierra. Solo los pueblos educados para
luchar por sus derechos, están en condiciones de enfrentar las adversidades.
25.- Se impone hacer sacrificios para recuperar el espacio perdido al no
preparar la niñez nuestra para que fueran hoy adultos ejemplares, identificados
como instruidos, correctos, demostrando así haber recibido enseñanza correcta
para ser ilustrados, tratables, de cortesía, modelo de alto civismo.
26.- Aunque el medio social dominicano cada día decae, se desmorona, no
podemos quedarnos de brazos cruzados. Debemos animarnos; algo hay que hacer en
sentido positivo para formar un ser humano nuevo en conducta, diferente al que
tenemos ahora.
27.- Conviene luchar para elevarnos como país integrado por personas
de valía por exhibir buen comportamiento; colocarnos como comunidad
sobresaliente por tener alto nivel de conducta que es la que enaltece y hace
posible la sana convivencia, la coexistencia apreciada.
28.- Elevando a las dominicanas y a los dominicanos en el orden educativo
llegaremos a tener un mejor país porque basta con saber que aquel que está
educado y formado en la honradez siempre se comportará honrado, lo mismo que
quien carece de instrucción, de decencia, es un ser adecuado para violar,
atentar y abusar, al no saber acatar las buenas costumbres, respetar lo ajeno,
ni cumplir con las normas de buen vivir en sociedad, llegando a convertirse en
un peligro social.
Reflexiones
a.- La vida nos está diciendo que aquí la educación hay que actualizarla,
ponerla al día, a los fines de que con el cambio en la formación y en la
conducta, llegue la renovación, y así impedir que en lo adelante más
compatriotas lleguen a convertirse en lastres sociales, rémoras, incorregibles
estorbos.
b.- Se enriquece el conocimiento de los nuestros con una buena instrucción
la que hace posible el correcto proceder y sana educación, la que queda
definida al momento de actuar, porque ahí demostramos lo que es nuestra
conducta, la que nunca queda oculta porque ella nos identifica. El ser humano
puede simular su origen social, no así sus actuaciones, su práctica de vida, su
proceder.
c.- Muchas de las fallas en las actuaciones de los nuestros es porque
aquellos que han dirigido el Estado dominicano han desconocido que los
delincuentes pueden hacerse famosos en un abrir y cerrar de ojos, pero una
mujer o un hombre de conducta intachable requiere años para estar dotado de una
correcta formación. No resulta difícil desbravar y amaestrar a un animal, pero
educar, civilizar y disciplinar a las personas si es difícil, porque entrama
enseñarlas a comportarse.
d.- De continuar formando mujeres y hombres como en la actualidad, en el
mañana lo que vamos a tener como país son personas sin aspiraciones,
frustradas; que se van a sentir fracasadas, sin esperanza; dominadas por el
desencanto, y con la creencia de que el estropeo de su existencia, su desgracia
es cuestión de la fatalidad, cuando lo cierto es que es consecuencia de la
falta de oportunidad para tener una buena formación y con ella un éxito
asegurado.
e.- Debemos aspirar a contar con mujeres y hombres excelentes por su fina
educación; admirables por el trato exquisito; bien valorados por su proceder
maravilloso, respetables por la forma extraordinaria de comportarse en la
sociedad.
f.- Nuestro país llegará a tener ciudadanas y ciudadanos de ejemplar
conducta para vivir en consonancia con el correcto proceder, si son poseedores
de una educación de calidad resultante de una enseñanza metódica acorde con el
signo de los tiempos.
Comentarios
Publicar un comentario