Quieren “vientos cruzados”.
Por Marcelo Peralta.
Muy mal haría el
Presidente Danilo Medina si se deja llevar de algunos grupos de amarrarse en lo
militar y policial para reprimir a la democracia tratando de arar en mar
atacando a quienes participan en las marchas verdes cuyos miembros exigen el
fin de la corrupción administrativa y la rampante impunidad.
Muchos entendemos que vivimos época de torbellinos, que en cualquier
momento todo puede estallar, porque hay personas que dirigen instituciones que se
desdibujan metas que las reemplaza el pragmatismo en que pareciera que los
principios son perseguidos, todo vale si ayuda a permanecer, que lo que vale es
la mentira y la careta se constituye en ética.
En la República Dominicana todo está amenazado por el huracán del cambio, las
vorágines creadas por los mismos que azuzan y que son autores y actores de la
rampante corrupción e impunidad, monstruos que se han tragado miles de millones
de los impuestos que pagan los que menos tienen.
Ahora, desde el gobierno y su partido, los denominados políticos “cascos
calientes” quieren que el Presidente Danilo Medina reprima a la población que
participan en las marchas verdes, pero la finalidad de los proponentes es que
el gobierno termine desacreditado para crucificar después al propio mandatario.
Intentar detener el crecimiento de las marchas verdes orientaría al
gobierno a cometer barbaries contra una población que manifiesta sus disgustos pronunciándose
civilizadamente para desatar el nudo que tienen en sus gargantas, creado al
parecer, por la flojera de,l gobierno para enfrentar la corrupción e impunidad.
La brújula que nos puede guiar a salir de esta situación es y seguirá siendo
el chin de democracia que tenemos y lejos de hacerla sucumbir, hay que luchar
por su fortalecimiento ya que es enaltecedor del dominicano y traer ahora combate
contra el pueblo, lo que llevaría es a que germine en un gobierno nefasto.
Son tiempos de democracia en donde el pueblo llano tiene derecho a manifestarse
de manera civilizada, derecho conferido en la Constitución de la República y para
algunos pueblos, esos son los lados de la trinchera, pero el dilema es, en cuál
bando ubicarse.
Quienes dentro del gobierno y su partido estén analizando la situación para
crear enfrentamientos con los miembros de las marchas verdes, lo único que
buscan es arrastrarse por los vientos cruzados y se perderán en contradicciones
con su historia y alma.
Hay gentes dentro y fuera del gobierno que no entienden los cambios que están ocurriendo y no
hallan la manera de ubicarse y buscan el lado equivocado de la trinchera con la finalidad de hacer fracasar al Presidente Danilo Medina.
Quien no entienda el rumbo de la democracia, quieren que se destartale y que hayan confrontaciones entre el gobierno y quienes exigen el
fin de la corrupción e impunidad.
Estamos viviendo días de alta confusión, las razones de Estado pueden
quebrar los principios fundamentales de los individuos, fracturar el sistema democrático
y convertirnos en bestias, y el presidente
Danilo Medina lo sabe de sobra y se hacer el chivo loco.
Estamos viviendo días para los espíritus elevados, porque se trata de hacer
frente a los miembros del Movimiento Verde que en sus manifestaciones han
demostrado poder de masas y de convocatorias que han sido básicas para poner a
temblar a quienes están en el Palacio Nacional, en el Partido Morado y a los
estrategas políticos del Presidente.
Parece que la política se coloca hoy en la relación humana más directa, los
derechos ciudadanos deben ser mandatos sagrados que no deben ser estropeados ni
siquiera con el pétalo de una rosa, porque, entonces, el gobierno perdería la
fuerza de la majestad, el ejecutivo chapalearía en el fango de su incapacidad.
Es hora de que el pueblo se levante con fuerza a defender a su propio
pueblo, porque es hora del Poder Moral, que se hagan políticos y participen en
la contienda empuñando la democracia, que comiencen la reconquista del camino verdadero,
dotar a la sociedad de una vía que acabe con la corrupción, impunidad, los
robos del erario público, la delincuencia y la inseguridad, ya que parece que
el país ha “soltado como una “chichigua en banda”.
La sociedad está atrapada entre contradicciones, pero sus hombres y mujeres
jóvenes revestidos de valentía luchan por su defensa y vienen librando grande
batallas contra la barbarie de la corrupción, complicidad estatal plagada de
impunidad.
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