Un remedio contra deslenguados
Por: Ramón Antonio Veras.
I.- He aprendido a vivir en este
medio
1.- El ser
humano aprende con el transcurso del tiempo; la realidad del medio donde vive la
comprende por las vivencias extraídas del diario batallar; y por la suma de
lo sabido llega a tener el dominio de
lo complejo y lo sencillo, de lo simple y lo embrollado.
2.- No
resulta fácil entender el proceder de aquellos con los cuales compartimos el
medio social donde vivimos. A veces, nunca llagamos a percibir hasta dónde
llega el individuo, ni de lo que es capaz de ejecutar o dejar de realizar, por
lo que hay que estar preparado para recibir la reacción, el trato agradable y
también el despreciable.
3.-
Particularmente, vivo convencido de que en un abrir y cerrar de ojos puedo
cambiar la opinión que tengo de un individuo que creía leal, y por su actuación
presente me doy cuenta que no es más que la falsía hecha persona. El trajinar
por el mundo me ha permitido no asombrarme de las inconductas humanas, y mucho
menos en una sociedad averiada como la que me ha correspondido vivir.
4.- Porque
estoy formado para querer y tener cariño a los demás; estimar sin esperar
recompensa; amar con sentido de reciprocidad, jamás he cultivado el odio, ni
aborrezco a nadie. Pero no sé claudicar ante el malvado que procura aniquilarme
anímicamente para que permanezca disminuido e inconsistente.
5.- El
hecho de llevar en mi cuerpo el sello de la intolerancia política, expresada en
el castigo corporal, me ha servido para que me resbale, se deslice de mi mente
cualquier expresión hiriente, calificativos afrentososo la descalificación
elaborada por un cerebro letrino. Las injurias no me producen frio ni calor; me
dejan calmado, apacible, en absoluto reposo espiritual.
6.- Por
haber aprendido a vivir libre, mantengo mi mente desocupada de chismes y vacía
de intrigas, pero llena de amor; colmado de todo lo útil y bueno; atiborrada de
ideas que contribuyen a generar la felicidad sin importar que sea para mi
aliado o adversario. Las porquerías que salen de las gargantas de los pigmeos
no las retengo en mi cabeza. Las olvido
7.- Por mi
forma de pensar vivo en paz; relajado porque en mi corazón no hay lugar para
guardar pesares. Pierde su tiempo quien procura ponerme tenso, endurecerme y
estresarme, porque jamás pierdo el estado de sosiego, la tranquilidad que me
acompaña, que no acepta que se rompa mi serenidad.
8.- El
tiempo que me queda de vida quiero dedicarlo a tareas relevantes, a lo que es
importante para el bien de mi país: lo que puede ser provechoso a mi pueblo en
lo material y espiritual. No puedo perder un segundo de mi existencia en lo
inútil, en lo inservible. Mi paso por el mundo de los vivos debo concluirlo
como he actuado, trabajando por lo que creo conviene al ser humano.
9.- Tengo
la creencia de que lo que eleva a lapersona es lo positivo que hace para la
colectividad. Nadie llega a ser valorado como eminente por dedicarse a la
perversidad, el deshonor y la maldad, taras que están muy presentes en estos
momentos en el medio social dominicano.
10.-
Solamente compasión merecen aquellos que hacen de la depravación, el desenfreno
y la degeneración un ejercicio normal de vida. Hay que ver como una lástima,
una pena viviente, a quien tiene como línea de conducta ser infame, diabólico y
maligno.
11.- No
pierdo de vista que aquellos que dañan el honor de otro por medio de la
difamación, están educados para depravar, enviciar y echar a perder lo que es
útil a la sociedad. La vileza se aloja con facilidad en la cabeza del maldito
que es enemigo jurado de lo bueno, bondadoso y virtuoso.
12.-
Mientras los que injurian permanecen llenos de remordimientos, pesarosos y
abatidos, sus víctimas se conservan alegres, regocijados y contentos, porque
los corazones limpios solo están en los que procuran ver la parte bonita,
graciosa y valiosa de la especie humana.
13.- Hay
que cuidarse, abrigarse de los malos designios; curarse en salud de las malas
lenguas; hay que tener cuidado de los que sacan fuego de sus gargantas para
achicharrar, requemar a quienes solo viven para servir sin esperar recompensa.
14.-
Precisamente, para evitar que los malvados me calcinaran, fue que mi
inolvidable madre procedió con suma precaución; se le adelanto a los perversos
que ella suponía podía encontrarme en el curso de mi vida.
15.- Mi
mama no se descuidó; supo guardarme las espaldas; demostró andar con ojo avizor;
me curó en salud; con tiempoalejó de mi los peligros; me puso al abrigo de las
lenguas sucias.
III.- La prevención de mamá
16.- Aunque han transcurrido casi
cuatro décadas de haber fallecido, a mi madre la tengo siempre presente, fija
en mi conciencia, con la misma admiración y veneración; cada día la
glorifico más y más; sigue siendo mi ídolo y guía espiritual.
17.- Tengo más que justos motivos
para ensalzar, mitificar por entero a mi progenitora; una mujer de origen
campesino, analfabeta funcional, y con una inteligencia fuera de lo
común, sumamente aguda, queexpresaba en sus ojos su agilidad mental.
18.- Mi vieja era muy perspicaz. Me
lo demostró porque un día estando sentado en la sala de nuestra casa, al
observarme muy pensativo se acercó y me dijo: “Negro te
noto preocupado, al parecer algo te ha pasado, y tú no estás llamado a
turbarte por nada en la vida”.
19.- Al escuchar a mamá, me llamó la
atención que me dijera que no estoy llamado a preocuparme por nada
en la vida, por lo que le pregunté, por qué me decía eso. De
inmediato me respondió con algo que consideré una leyenda suya.
20.- La explicación que mamá me dio
fue que cuando estaba embarazada de mí, al tercer mes de gestación
procedió a inyectarse varias “vacunas” para que su criatura, que luego
sería yo, fuera inmune a todas las cosas malas que podríanafectarla desde
el nacimiento hasta su muerte.
21.- Luego de oír con mucha atención
el relato de mamá, la cuestioné en el sentido de contra cuales enfermedades
actuaban esas “vacunas” que se había aplicado durante el tiempo que permanecí
en su vientre.
22.- Mi vieja no perdió el más
mínimo tiempo para contestarme; lo hizo diciéndome que “las vacunas” que
se inyectó servirían en el futuro para librarme de
todo, incluyendo los malos espíritus, y principalmente de las maldiciones que pudieran
lanzarme mis adversarios mientras viviera.
IV.- Mamá me preparó para resistirlo
todo
23.- La leyenda de mi madre, de que
estoy vacunado contra todo, incluyendo insultos, anatemas,
injurias, envidia, difamación, descalificaciones, acumulos y
bellaquerías, es una realidad en mí, no por efecto de “las vacunas”, sino
porque su preocupación me creó la convicción y disposición de
soportar al maldiciente, malcriado y malvado descalificador profesional.
24.- Estoy formado para hacerle caso
omiso a la condenación; soportar a los que sueltan sapos y culebras por sus
bocas, a quienes me maldicen con barbaridades y a aquellos que me odian
porque son escorias sociales. Me mantengo en paz espiritual, exento de las
porquerías que anidan en su mente los mediocres de esta sociedad.
25.- Al ser inexpugnable a la
intención del asqueroso y perverso blasfemo, me muevo tranquilo a sabiendas de
que despotricar contra mí no es más que el maldiciente perder su
tiempo, arar en el mar, ladrarle a la luna, comportarse como
un mal encaminado, desnortado, en sí, un despistado.
26.- La confianza y el amor que le
guardo a mi madre, fortalece mi estado mental para vivir con la creencia
de que en verdad estoy liberado de que sobre mi caiga algún perjuicio,
agravio, injuria, ultraje o cualquier acción que se ponga en movimiento para
lastimarme, mortificarme, sacarme de casilla, dañarme personal y moralmente.
27.- La alegría que me impregnó mi
madre, para que por nada me amargue la vida y nunca la tristeza se apodere
demí; la congoja, la agonía ni el desaliento me rocen; vivo gozoso, no prisionero
de pesares, y la consternación sólo la tomo en cuenta cuando alguien
resulta afectado.
28.- Soy un hombre libre entero,
nacido y formado para no guardar rencores; presto para dispensar y no condenar; excusar,
no inculpar; comprender y no vengar. No conozco los resentimientos que sólo
guían al ser humano a estigmatizar, satanizar, señalar con el dedo para
deshonrar a quien ha llevado una vida digna.
29.- Hacer mía la leyenda de mamá me
ha servido para no estar atado ni limitado por nada. Cuantas
cuestiones expongo por medio de mis escritos es porque considero que al hacerlo
contribuyo en algo a llevar a la opinión pública mi criterio sobre lo
planteado, aunque puedo estar o no equivocado.
V.- Creo correcto defender las causas justas
30.- A los que quieren
herirme les digo que las diatribas me tienen sin cuidado; no
me quitan el sueño, me hago el desentendido, me encojo de hombros,
porque estoy acostumbrado a escuchar ladridos y aullidos, y la murmuración
venenosa me motivan risa.
32.- Mi formación personal, y
criterio político e ideológico me permiten permanecer tranquilo frente a los
desesperados que, ante la imposibilidad de enfrentarme directamente, recurren a
querer, sin lograrlo, apenarme, pura y simplemente, que pierda mis cabales para
satisfacer sus prejuicios.
33.- Solamente los enfermos de
sectarismo, los dominados por el atavismo histórico pueden creer que con
epítetos cargados de odio me van a intimidar, achicar mis ideas y amilanar mi
voluntad. Apabullarme no lo lograrán, asustarme jamás, acorralarme, nunca.
34.- Mis ideas las expongo con
la claridad que creo tener; me siento sano, nada de achacoso; saludable,
no estoy trastornado en nada, en mi cuerpo no hay padecimiento y mi
mente está despejada, libre de torpeza y confusión, listo para responderle a
los descalificadores que buscan arrinconar a los que defienden su derecho a la libertad sin cortapisas.
35.- A los canallas que
disfrutan con las granujadas, diabluras y travesuras, me permito decirles
que vivo mentalmente confiado en la efectividad de “las vacunas” que me
transmitió mi madre cuando me encontraba en su vientre. A ella agradezco la
inteligencia que tuvo de hacerme sentir la prevención de las enfermedades
que podrían contagiarme, transmitidas por especímenes raros de esta
sociedad cochina, en la que pululan descalificadores, discriminadores,
farsantes, hipócritas, canallas y sinvergüenzas de todos los calibres.
36.- Porque resulta difícil convivir
con deslenguados, y con los vagabundos que abundan en el medio social dominicano,
“la vacuna” de mi madre se la debe aplicar toda persona que trata de ser
decente y vivir libre de ingratitudes.
Comentarios
Publicar un comentario