Cientos van a Las Manaclas a rendir tributos a guerrilleros



En las montañas de Las Manaclas con la Bandera Dominicana

Por Marcelo Peralta
Santiago, R.D. Delegaciones de personalidades de diferentes áreas del saber pertenecientes a las 32 provincias, de los más de 155 municipios, iniciaron este sábado un periplo hacia las escarpadas lomas de Las Manaclas, municipio de San  José de Las Matas para recordar a Manaolo Tavarez Justo, Francisco Bueno Zapata y los demás jóvenes que se alzaron en un grupo insurrecto hace hoy 50 años.  

Hombres de la valía de Fidelio Despradel,  Raúl Pérez Peña-El Bacho- Félix Jacinto Bretón, Carlos Cabrera, Luis Manuel Cabrera-Visa-, Juan Pablo Bourdierd Núñez y cientos de dominicanos abordaron diferentes vehículos para ir a las lomas de Las Manaclas a rendir tributo a este grupo de jóvenes que procuraban un mejor porvenir para los dominicanos.

Comisiones de dominicanos salieron desde Santiago, Santiago Rodríguez, Valverde, Puerto Plata, Montecriti, Dajabón, Barahona, La Romana, Higuey, San Francisco de Macorís, Nagua, Licey al Medio, La Vega, Santo Domingo, entre otras ciudades para honrar la memoria de estos jóvenes que escogieron las montañas para tratar de forzar a que se implementara en el país un porvenir mejor.

Según las informaciones, el frente a cuya zona de operaciones donde estaba el “Comandante General de todos los Frentes” era el Jiménez Moya, cuya zona eran las montañas de Manaclas, en la provincia de Santiago.

 Y cuya meta era alcanzar un centro de operaciones en torno al Monte de Gallo Grande, una zona de altura de más de dos mil metros  sobre el nivel del mar, y cuyo objetivo era establecer una línea de abastecimiento desde las poblaciones más cercanas, pero que fueron truncadas porque las fuerzas antiguerrilleras utilizaron esos mismos puntos como centros de operaciones (Cabirmal y la Indiferencia). 

Se dice que los guerrilleros comenzaron las largas caminatas de ascenso la noche del 28 de noviembre, y permanecieron internados en la zona hasta que cayeron en su mayoría, el día 21 de diciembre de 1963, 23 días después.

El frío implacable, la falta de agua y comida, la oscuridad de la noche, y las prolongadas caminatas, causaban mayores problemas a los combatientes que los torpes bombardeos a que fueron sometidos. 

El primer guerrillero en caer fue Francisco del Carmen Bueno Zapata, atrapado por las fuerzas militares mientras se perdía en una misión de contacto.

Sin embargo, las informaciones dicen que Bueno Zapata fue atrapado mientras salió a comprar alimentos para sus compañeros a un colmado cercano, siendo delatado ante el alcalde de la zona por campesinos que lo observaron sospechosos.

En el colmado lo retuvieron por largo rato, se dicen hasta que llegaron los guardias reclamado por el alcalde pedáneo de la demarcación, tras éste pedir refuerzos.

El próximo muerto se dice que fue el joven llamado El Guajiro, quien en otra misión de contacto para el abastecimiento, fue asesinado por un campesino en una bodega de la zona, atacado por la misma gente por las que venia a luchar, y se alzaba en las lomas. 

Después de fracasar las misiones de abastecimiento y contacto, y de verse frustrados en llegar a la zona prevista para establecer el mando; y en vista de las condiciones físicas y de salud de muchos de los milicianos, el Mando de la Guerrilla tiene que discutir una opción real, que le permita salir mejor parados de la situación difícil.

Su decisión fue aceptar la propuesta del Gobierno de que les iban a respetar sus vidas, y con el objetivo continuar la lucha en otro momento; Vale recordar que ya la ultima expedición, ultima carta jugada, de cuatro de los mejores Guerrilleros, incluyendo el Guía de la Guerrilla (Guajiro) y el Comandante del Frente (Fidelio), había sido interceptada horas después de la muerte del Guajiro en aquel incidente de la bodega y capturada por los militares. 

Si embargo el puñado de los camaradas en mejores condiciones solicitó permanecer en las montañas y continuar la lucha, para tratar de ofrecer una ultima resistencia, ante la ineficaz persecución de las brigadas antiguerrilleras en aquellos altivos templos de la cordillera.

El grupo guerrillero que se entregó, confiaba en que su vida sería respetada, y así poder seguir luchando en alguna otra vanguardia. Sin embargo la orden estaba dada y era contundente, posiblemente desde la Embajada (que todos sabemos) salió el mandato de arrancarles al pueblo a sus más luchadores hombres, de quitarle a la juventud su mejor referente, de atrasar el porvenir, porque detenerlo nunca lo pudieron ni lo podrán.

Los que se entregaron bajo la promesa de preservarles sus vidas fueron inmediatamente apresados y traicionados, desarmados y desnudados fueron conducidos a una zona de la ignominia y cruelmente acribillados. Los asesinos a sueldo trajeron consigo un grupo de campesinos para demostrarles “como se matan los comunistas”. 

“Solo con la decisión inquebrantable de ser libre o morir, podemos conquistar las metas de la Liberación Nacional, pero para alcanzar la realización de todas nuestras aspiraciones, es preciso la unidad de todos los sectores, a través de sus autenticas organizaciones” Manuel Aurelio Tavárez Justo. 

Manolo Tavárez estaba entre los apresados, como siempre era el primero en las luchas, ahora fue el último en morir.

Le dieron el amargor de ver caer a todos sus compañeros. El moría sosteniendo que era el único culpable de todo, y como última y desesperada acción para tratar de salvarles la vida a sus colegas. 

Quienes los mataron están sueltos e impunemente descansan sus cuerpos en los muebles, mientras sus conciencias arden en la mayor vergüenza, en la mugre está su honor, y la oscuridad arropa el recuerdo que legaran a esta tierra. 


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