Rufino de la Cruz, valiente, héroe, mártir, aunque olvidado


Rufino de la Cruz Disla, no era chofer oficial de las Hermanas Mirabal, sino que fue contratado para llevarlas a la cárcel San Felipe en Puerto Plata

Por Marcelo Peralta
CONUCOS, provincia Hermanas Mirabal, R.D.-Fue un héroe, mártir, humilde y valiente.
A pesar de su valor y coraje ha sido opacado y olvidado.
La actuar generación desconoce sus proezas.

Gran héroe y mártir por demás.
Gran héroe para las miles de voces que aun no se han podido escuchar.

En la tumba en el cementerio de Tenares co nstruido en el año 1919 están sus exequias.

Son las de un héroe poco valorado.
En ese mismo lugar están los restos de un líder y el valiente, pero opacado y olvidado.

Hay en el país mártires y heroínas.
Paree que la gloria humana vale bien poco delante de los méritos que obtienen las heroínas.

Pero Rufino de la Cruz Disla, valerá para nosotros en todas las épocas.

Los héroes con o sin gloria siempre serán.
A los valientes hay que honrarlos por sus  actos heroicos.
Este 25 de noviembre, igual que todos los años, tímidamente se menciona el nombre de Rufino de la Cruz Disla.

Este héroe fue quien tomó el guía que otros se negaron.
Por ese coraje fue asesinado.
Era un hombre de palabra.
Quienes sabían conducir vehículos se negaron a llevar a las Hermanas Mirabal a Puerto Plata.

De la Cruz Disla era el chofer de todos, no el exclusivo de las Hermanas Mirabal.
Este hombre era quien llevaba a la universidad en Santo Domingo y Santiago, a los estudiantes de Samaná, Nagua, San Francisco de Macorís, Fantino, Cotuí, Pimentel, Salcedo, moca y desde otras comunidades.

Era el paño de lágrimas de las personas que no tenían voces.
Cuando había que llevar a hospitales a una mujer embarazada para parir, ahí estaba la persona de Rufino de La Cruz Disla.

A las Hermanas Mirabal se les han construido monumentos y reconocimientos y a Don Rufino de la Cruz Disla ni siquiera su tumba ha sido construida nunca.

Sus despojos están tirados en el cementerio de Tenares con una tarja que nada tiene que envidiarle a la del soldado desconocido.

Es como recordar el triste coronel a no tiene quien le escriba como reseñó Gabriel García Márquez.

Hoy a más de 50 años de este vil y cobarde asesinato, su única hija Miledis Antonia del Rosario de la Cruz González, ve cada día, especialmente el 25 de noviembre, la impotencia de que mientras a las Hermanas Mirabal la realzan por doquier, a su padre de forma tímida lo mencionan.
 
 El rostro de doña Miledis lo dice todo
 Doña Miledis vive entre suspiros y con los ojos nublados en lágrimas el 25 de noviembre de cada año, fecha tremenda en que los verdugos al servicio del tirano Rafael Trujillo Molina le arrancaron a su padre.

Cada 25 de noviembre en la mente y el corazón de este humilde mujer llega angustia, impotencia, tristeza y desesperación.

Desde la noche del 25 de noviembre, cuando ella tenía 9 años de edad, cuando ocurrió esta tragedia, su padre despareció para siempre, pero mantiene intacto su recuerdo.

Recuerda que la madre de Rufino rezaba ante su ausencia y como niña se dormía y despertaba y con el Rosario en la mano se preguntaba una y mil veces ¿Qué será de Rufino y de las muchachas que le habrá pasado o estarán presos?’,

Entre sollozos la madre de Rufino repetía ‘¡qué tortura tan grande’!
 Siempre doña Miledis ha dicho que su padre Rufino de la Cruz Disla no era chofer oficial de las hermanas Mirabal, sino que él sólo las acompañaba.

Nadie, ningún chofer se atrevía a estar con las Hermanas Mirabal, ya que habían muchos rumores sobre planes macabros por parte de Trujillo.
Amargamente, Doña Miledis siempre se ha quejado de que a su padre no le han dado el mérito que merece, como lo hacen con Patria, Minerva y María Teresa.

Y como su única hija, me siento y me sentiré orgullosa de serlo, porque fue un ser que dio la cara en ese momento tan difícil, él luchó contra la tiranía, en mucho silencio y tomó parte en el 14 de junio”.
  
Rufino de La Cruz Disla, fue un hombre honesto, servicial, solidario.

Los héroes como él deben ser recordados porque luchó en silencio por una patria mejor, por el porvenir de los jóvenes que escogen la escuela y los estudios antes que las calles, las drogas o la vida fácil.
Rufino para honra de tu pueblo, que Dios te tenga en el lugar que te ganaste en la tierra y los favores que hiciste a los desposeídos de la fortuna.

Los hombres valientes mueren como tú pie, jamás rodillas.







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