SABANETA... Aunque lejos siempre estás en mi recuerdo
Por Sergio H. Lantígua
Embriogénesis de un boceto evocador. Yo, ya no espero las noches para admirar sus estrellas -Pués ni siquiera miro hacia el firmamento azul - Es que sin tí, mi añorada Sabaneta - Hasta las tardes dejaron de ser bellas -Para ser tardes a las que se les extinguió su luz.
Quise obsequiarles este grácil y sensiblero ensayo poético a manera de introito vanguardista, al poema adscrito, influenciado por la sempiterna apetencia del reintegro al lar nativo y para sutílmente obviar que habitamos en un mundo atisborrado de insatisfacciones baladíes, derivadas del hiperbólico énfasis destinado a las cosas materiales, constrastante con las espirituales, cuya tendencia en justiprecio es minimizante.
Así, medidtabundos, observamos como el proceso metamórfico de la humanidad, continúa impertérrito sin detenerse a conceptuar como relevantes, aquellas nimiedades que solo adquieren un valor significativo, cuando dejan de ser nuestras pertenencias.
Es en ésta disconformidad, que vivir distanciados de la patria, resulta hasta lucrativo en lo hiperestético, pués exagera la percepción y vehemencia de las cosas ora rezagadas por lo que no es paradójico que los diseminados, vivamos añorando lo que otrora tuviésemos pletórico sin percatarnos de su intrínseca plusvalía inmaterial.
Porque ahora para los congéneres dispersos por doquier, los refrescos rojos, nuestras playas, el sancocho, las empanadas, los yaniqueques (criollismo sin anexionar al diccionario), los pastelitos, la habichuela con dulce, la carne frita con tostones o batata, la cerveza Presidente (Cenizas), el chicharrón de Puerco con casabe, son lo mejor del mundo.
Hasta tenemos la osadía de comparar el ron Barceló Imperial con un trago de Chivas Regal. Ah! Y vamos un poquito más lejos todavía, equiparando el merengue y la bachata con el Jazz en popularismo universal.
Lo peculiar de ésta simbiosis patológica-nacionalista, es que en éste país, tenemos acceso a todo género requerido por nuestro folklore; pero para nosotros, no tiene el mismo sabor, ni se escribe igual.
Entonces, podríamos interponer el ulterior raciocinio idiosincrático: "El discurrir de la vida para los emancipados de la tierra que los vió nacer, transmuta las tribulaciones en proporciones multivalentes, equitativas a una penitencia quimerista y tesonera, cuyo calvario solo finiquita el día en que podamos emprender el periplo de la ida sin la tria".
SABANETA...AUNQUE LEJOS SIEMPRE ESTAS EN MI RECUERDO
Indefinible e insalvable es el espacio que separa mi existencia de tu evocado suelo
A diario recorro tus bosques, ríos y caminos orientados hacia un reintegro incierto
Deambulando por las cañadas buscando cuevas de barrancolí cuando éramos críos
Rastreando los mangos en cosecha. Admirando maizales con sus copetes dorados
Riadas impolutas cargadas de maderos trepidantes cantando a labios desbordados
Invocando pórticos de jardines aromáticos en noches abrigadas de mimosa bruma
Tu azulenzo cielo, el almibarado olor de tu fauna y el alborozado calor de tu gente
Así desanudas la tribulación de mi intransigencia como velero zarpando a sotavento
Porque es a ti, añorado terruño que mi pensamiento idealista adjudica su letanía
Desde mi confinamiento espontáneo te evoco con incertidumbre por si no vuelvo
Hambrienta, mi inspiración se nutre de todas esas cosas hermosas que de tí pienso
Alucinada mi prosa codicia propalarse como el eco entre tus verduscas montañas
Esperanzado, se reencarne exultante en algún sembradío de los que ahora repollan
Se rejuvenece mi oda y me sirvo otra copa de vino para reanimar el desconsuelo
Hoy te ofrendo en esta flor romancesca, el cántico jovial de mi exhausto desvelo
Porque si pienso en tí me entusiasmo cuando se entristece mi trashumante alegría
Aunque siga siendo el hijo ausente que vivirá obsesionado en su optimista fantasía.
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