Senadores dúctiles y maleables
Quizá no sea la peor, pero la inconsistencia es una característica notoria
de la clase política dominicana. La consistencia se asocia con duración, estabilidad, solidez.
Inconsistencia es lo contrario. Hay un
predominio de lo circunstancial que conduce a nuestros políticos a cambiar acciones y puntos de vista con extremada
facilidad.
Fueron asambleístas en 2010: Cristina Lizardo, Reinaldo Pared Pérez, Juan Orlando Mercedes, Julio César Valentín, Euclides Sánchez, Tommy Galán, Charles Mariotti, Amílcar Romero, Félix Vásquez, Luis René Canaán, Heinz Vieluf, Félix Nova, Rubén Darío Cruz, Adriano Sánchez Roa, Wilton Guerrero, Rafael Calderón y Antonio Cruz Torres.
¿Hace cinco años tenían un punto de vista diferente respecto de un asunto de tanta importancia política como es la repostulación del presidente de la República? No creo que esta actitud pueda obedecer solamente a cortedad de visión, sino que se relaciona con la condición de dúctil y maleable que ostentan muchos políticos.
Para mayor asombro, los diez que en fugaz asomo de dignidad no aprobaron la reforma el martes en la tarde, ya el jueves en la mañana, es decir en menos de treinta horas, cuando el proyecto se conoció en segunda lectura, variaron su decisión y arrojaron al retrete la fingida gallardía de horas antes.
Sucumbieron como mantequilla en pan caliente. Se dice que un metal es dúctil cuando admite grandes deformaciones mecánicas en frío sin llegar a romperse. Un hombre, o una mujer, marcado por esta calidad se torna acomodadizo, de blanda condición, condescendiente. Si es un político, tenderá a las acciones coyunturales que no se corresponden precisamente con el bien común.
Luego, en 2010, Fernández propició una reforma constitucional cuyo principal objetivo era eliminar el “jamás”, contenido en el artículo 49, que le impedía de por vida ser candidato presidencial. Es el modelo que quieren reponer en favor de Medina. Pero a Fernández no le gusta. Quizá sea sincera su defensa de la Constitución que él armó y proclamó.
La maleabilidad la asumen los congresistas que firmaron ese texto y ahora lo quieren enmendar. En un cuerpo metálico, maleable es lo fácilmente deformable. En una persona, significa fácil de convencer o persuadir. Por ejemplo, los legisladores -y el partido- que hace poco suscribieron una Constitución y hoy la quieren modificar.
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