Experto del CRD deplora deterioro del campo dominicano por causa de neoliberalismo.

RAMON UREÑA TORRES
Ramón Ureña Torres.

Por Marcelo Peralta

San Francisco de Macorís, provincia Juan Pablo Duarte,  R.D.- Un experto miembro de la Dirección Técnica del Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), ha considerado que los modelos y prácticas neoliberales que se les han impuesto a los habitantes de las zonas agrícolas  acentuaron los niveles de pobreza empujando al campesino y a sus familias a refugiarse en los cinturones de miseria de las ciudades.
El ingeniero Ramón Ureña Torres, Director Cibao Central del Consejo Regional de Desarrollo, Incorporado considera que las mismas solo han contribuido a la falta de incentivo a la producción, destrucción de las industrias agrarias, centrales azucareras, abandono de las plantaciones de café, cacao, maní y tabaco optando por las importaciones masivas, eliminación y a gravámenes que contribuyeron a arruinar el campo dominicano.
Ureña Torres sostiene que sus repercusiones negativas y las políticas neoliberales que impusieron en el modelo de Zonas Francas, vinieron a destruir los rubros de exportación que había forjado la economía dominicana, quedando probado que ningún país se ha desarrollado en base a estas, sino soportado en la solidez de sus fuerzas y estructuras productivas.
En su opinión dice que producto sus efectos  negativos ha sido, que el campo hoy se haya transformado en una fábrica de pobreza que se traslada a las periferias de las ciudades, creando barrios con grandes núcleos de miserias, para los cuales ya el Estado aparenta no tener solución.
Propone la realización de una política de pleno empleo hacia el campo que a pesar de que en la actualidad hay un 70% de la población que ya vive en las zonas urbanas y en las periferias, que la agricultura ha dejado de ser el medio de sustento de esas grandes masas humanas que ya no quieren que se le hable de volver al campo.
Para el CRD, dice Ureña Torres que se impone una reorientación en el país hacia su presente y futuro a fin de encarar con eficiencia los problemas alimenticios locales, mundiales por las invaluables riquezas naturales, agrícolas que detentan que le corresponde explotar y desarrollar.
Deplora la actual realidad social, económica del complejo y difícil promover una política de pleno empleo en el campo, unido al desarrollo que el mismo amerita, en virtud de una explosión demográfica que nos ubica en los 10.5 millones de habitantes, con una composición rural, urbana inversa a 40 años atrás.
Ahora se trata de un reto indelegable del gobierno central y de los diversos sectores nacionales, a fin de lograr columnas que permitan vencer los altos grados de pobreza y el atraso social que en la actualidad detenta República Dominicana.
Propone visualizar al efecto indispensable, tomar los fundamentos del modelo de desarrollo del campo que hace poco más de 50 años inició el gobierno de 7 meses del profesor Juan Bosch en el año 1963.
Sugiere la articulada implementación de las estrategias que ha formulado para hacer de las zonas rurales entornos socioeconómicos que sirvan de columnas al desarrollo de las estructuras, fuerzas productivas, instrumentos facilitadores del progreso social y de la promoción humana de sus habitantes.
Siempre y de acuerdo al experto en el rumbo que sugiere, invita a procurar un acoplamiento con el comportamiento asumido en sus áreas agrícolas, sectores sociales vulnerables por Bolivia, Nación la cual que hasta hace cerca de 10 años tenía junto Haití niveles de pobreza mucho más acentuados que República Dominicana y se había convertido en el segundo más pobre de América y hoy tiene hasta satélite propio y sus reservas en divisas han sido elevadas más de 25 veces sin necesidad de endeudarse.

Advirtiendo que ese resultante fue que allí llegó un Gobierno Nacional que rompió con la corrupción, las prácticas neoliberales, gobernando para su país, sus gentes, redujo la pobreza que halló en 50%, analfabetizó a su población indígena, a sobrepasaba más de un 60% una tasa de alfabetismo total.


Además, a emprender que para el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), no se trata de un milagro, sino el buen fruto de un gobierno que asumió empoderarse, decidió romper las cadenas, los males del neoliberalismo,  por lo que República Dominicana debe tomar eso como modelo, tras la conquista del bienestar integral, el desarrollo sustentable requerido para todos los componentes de la sociedad dominicana, para los habitantes de las zonas rurales.

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