Condenan a 5 años de cárcel en Nueva York a empresario dominicano por estafa de 12 millones de dólares.
Hamlet Peralta, expropietario del reconocido restaurante “Hudson
River Café”, ubicado en Harlem, también estuvo vinculado con un numeroso grupo
de policías corruptos, entre los que había altos oficiales que se reunían en su
negocio para transacciones de sobornos y otros delitos.
El abogado de Peralta, César de Castro, pidió clemencia a la
jueza federal Katherine Forrest, pero la magistrada le aplicó la pena sin
contemplaciones.
El empresario dominicano Hamlet
Peralta, acusado de una estafa millonaria de US$12 millones con el engaño a
inversionistas de un negocio fantasma de venta licores al por mayor, se declaró
culpable ayer en la Corte Federal de Manhattan.
Está implicado en el sonado escándalo de corrupción y sobornos
que envuelve a altos oficiales del Departamento de Policía (NYPD), pero había esquivado
un juicio a través de un acuerdo con los fiscales, que lo habría enfrentado
contra el testigo estrella del gobierno en el sensacional caso de sobornos.
Peralta le echó la culpa al
inversionista judío Jona Rechnitz, quien le prestaba dinero y se reunía con los
policías corruptos, pero la magistrada dijo que el único responsable de sus
actos era él.
A Rechnitz se le vincula también al esquema policial corrupto y
algunos lo implican como un importante donante en la primera campaña electoral
del alcalde Bill de Blasio.
El abogado le dijo a la jueza que “Rechnitz alimentó las llamas
del plan Ponzi de 12 millones de dólares de Peralta, porque necesitaba bolsas
de dinero en efectivo para sobornar a los funcionarios municipales”.
Añadió el jurista que el judío “necesitaba mucho dinero para
sobornos y otras cosas”.
También dijo el abogado que Rechnitz se involucró en el negocio
ficticio de bebidas alcohólicas de Peralta como un prestamista que amenazó con
matar al sentenciado cuando el dinero comenzó a escasear.
Los fiscales dijeron que con parte del dinero robado a los
inversionistas en la empresa que nunca existió, Peralta se costeó una vida de
lujos, comodidades, caros viajes y extravagancias
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