Francisco Reyes Guzmán lamenta muerte de su maestra Neida Gómez Marcelino

Santiago Rodríguez, R.D.- Ha impactado en alumnos la muerte de la maestra Neida Gómez Marcelino, de acuerdo a detalles de Francisco Reyes Guzmán lamenta 


La maestra Neida Gómez Marcelino, era oriunda de Sabaneta, provincia Santiago Rodríguez.

 

Para Francisco Reyes Guzmán, Ana Torres y José Andrés, “una honda pena atravesó mi alma, porque se trataba de mi alfabetizadora con una gran sonrisa siempre a flor de labios me abrió las puertas al dominio de la lengua escrita”, escribió.

 

Añade las orientaciones de Gómez Marcelino fue herramienta indispensable para comprender el mundo con la adquisición del conocimiento científico, literario y cultural en libros.

 

Revela a finales de la década de 1950, cuando mi familia se trasladó desde la ciudad capital hacia la "Cuna de la Restauración" que Gómez Marcelino fue su maestra.

 

Dice tenía cuatro años y diez meses de edad, cuando inició el proceso de alfabetización en la "Ciudad Primada de América", con el conocimiento de las vocales y números primos.

 

Al llegar a Sabaneta a fines de octubre de 1950, con la maestra Neida Gómez Marcelino aprendió el alfabeto completo.

 

Para mí fue fácil comprender cómo se formaban las sílabas normales y decidí escribir palabras por mi propia cuenta.

 

“Me pasé parte de las vacaciones de Navidad escribiendo palabras y oraciones, relata Francisco Reyes Guzmán. Al regresar a clases después del "Día de los Reyes Magos", le dije a mi maestra que yo sabía escribir. 

 

Se sonrió, con una carcajada casi pueril, me hizo sentar en su escritorio y me dijo: "A ver si es verdad. Abre el cuaderno y escribe lo que te voy a dictar".

 

Fueron apenas varias oraciones simples y me revisó el dictado.

 

Recuerdo haber escuchado su sorpresa: "¡Hay que pasarte de inmediato al Libro Primero de Lectura!" con tan solo cinco años y un mes de edad.

 

De esa manera, dejé atrás en la alfabetización a mis compañeros de curso.

 

En casa, repasaba la lectura y mi maestra me dedicaba tiempo "especial" para el dictado de oraciones y hacerme copiar en el cuaderno párrafos breves que me indicaba del libro de lectura.

 

Era imposible que olvidara a mi maestra que me había dado confianza para que avanzara en el dominio de la lengua escrita.

 

Si cuento esta historia es porque así fue que sucedió.

 

Y a partir de entonces, en el primer libro de la "Colección El Sembrador" descubrí en sus páginas hermosos poemas que aprendí de memoria.

 

Pero también se despertó en mí el amor a la poesía y a algunos autores de la Literatura Hispana insertados en sus páginas: José de Espronceda, Amado Nervo, José Martí, Constancio Virgil, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Gabriela Mistral, Juana de Ibarbourou y otros escritores que con el paso del tiempo he olvidado.

  

Gracias a mi maestra Neida Gómez surgió mi pasión por la Gramática, porque ella era exigente en la Ortografía, la acentuación y el uso correcto de los signos de puntuación, acostumbrándome a la belleza y la pureza de la escritura.

 

Tanto amor por nuestro idioma ella despertó en mí, que llegué a ser como ella un exigente maestro de gramática a nivel de bachillerato en varios colegios de Santiago de los Caballeros.

 

Amor que, sin haber estudiado periodismo, ejercí oficios de columnista, corrector de estilo, encargado de la sección de Literatura y creador de una página pedagógica en el Suplemento Sabatino del diario La Información.

 

Después, en Canadá, estudié publicaciones periodísticas y Diseño de Páginas (Desktop Publishing & Pagemaker).

 

Por mi alfabetizadora soy, sobre todo, lo que mis ex alumnos y mis lectores dicen que soy: Poeta. 

 

Con el mismo abecedario con que me enseñaste a escribir, hoy te escribo este homenaje de despedida, inolvidable maestra Neida Gómez Marcelino.

 

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