Ave incuba en medio de luces de semáforo.
Las aves tejen sus nidos de hierba, en
ocasiones colgante, aldeano de forma restrictiva, huecos de árboles, algunas los
fabrican usando cúpula de barro que unen a la tierra con salida que endurece formando
una repisa en la pared de la cueva dentro poniendo sus huevos.
Allí ponen huevos, sacan, crían, tienen madres
majestuosas, buenas, protegen pequeñuelos, colocan en sus picos alimentos,
esperan que crezcan, sobrevivir, aprender a volar, lo ejercitan moviendo las
alas, participan en juegos saltando en el nido, cuando están listos empujan a hacia
la orilla del nido y a volar al aire.
La madre siempre está lista a abalanzarse a
proteger la cría, se colocar debajo de ella que lleva sobre sus plumas hasta
que aprendan a volar.
La mayoría de especies hembras son las que
construyen el nido como demostración de cortejo en las tejedoras porque tienen
más habilidades de escoger, mantener buenos sitios de anidación, hacerlo de alta
calidad y perdurables.
Aprender a volar
Es trágico que aves adultas jóvenes no estén
listos a emprender el “vuelo” de la vida y el padre obliga a la hembra soltar
la cría que aprenda a volar.
Hay padres que se esforzaban en ser
afectuosos, expresivos, indulgentes a las necesidades, en ocasiones, muy
tolerantes al comportamiento de sus hijos, como sucede entre muchos humanos.
No obstante, llegada a una edad, el polluelo
debe irse a crear su porvenir, escoger la manera de mantener, ser capaces de
reproducir y lograr un buen nivel de vida.
A algunos machos ya muy adultos no importa sufrir
la ida de sus polluelos, estar privados, enfrentar desafíos, tampoco
convertirse en “víctimas en medio del peligro”, sino lo que interesa es la supervivencia
de los polluelos.
Anhelan que los polluelos hagan cosas por su
propia iniciativa, levantar vuelos, prosperar asumiendo responsabilidades como
lo hicieron sus padres quienes, al igual que los humanos, las aves enseñan valores
morales.
En casos de los humanos, todavía hay adultos
jóvenes que necesitan normas de aprender a “volar”, salir ilesos de la sociedad
codiciosa, inmoral y materialista de hoy.
Aparecen jóvenes humanos que adultos permanecen
su casas de sus padres, no estudian, menos interesa prepararse, convertirse
en entes sobresalientes, completar carreras técnicas, universitarias, trabajar,
producir, formar hogar, procrear hijos, predicar y practicar valores valiosos.
Hacer ardua labor alegra el corazón.
Jóvenes deben tener energía a responder favorablemente
a la influencia de padres que dedicaron tiempo a la tarea de prepararlos para
la vida hasta sentirse felices al dejarlos ir.
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