No más.


Ver imagen en tamaño completo





Juan Pablo Duarte es el rostro de la Patria Dominicana.
 Por Marcelo Peralta
Prensa Global Digital
Todo dominicano con 5 dedos de frente sabe que Haití es el enemigo profesional nuestro.
Es un territorio compuesto por personas agresivas.
Son, en su mayoría ciudadanos frustrados.
Desde hace años Haití se ha convertido en un enemigo de República Dominicana.
Analice si las críticas hechas por sus ciudadanos.
Mientras los haitianos en cada oportunidad insulta y condenan a República Dominicana, nosotros mantenemos la calma, el  respeto y la consideración.
Haití está compuesto por personas agresivas.
Este es un territorio de enemigos contra República Dominicana.
Es una medida isla que se caracteriza por demostrar su rabia con ataques directos en público.
Usa contra República Dominicana insultos y escenas de condena y, ante todo, mantenemos la calma y el respeto.
Los haitianos están frustrados y nosotros no tenemos la culpa.
 Haití, en su conjunto parece tener a República Dominicana pendiente de crítica hasta en la sopa que se beben,
Este tipo de enemigo, se caracteriza porque critica en base a su experiencia frustrada.
Posee una frecuente envidia por los éxitos de los habitantes dominicanos.
Es un país de personas que quiere sobresalir frente a las demás naciones y hace cualquier cosa que esté en su mano para lograrlo mediante el engaño y la avileza contra República Dominicana.
Se evidencia el chantaje que representa el supuesto victimismo haitiano.
Se nos atribuyen obligaciones extranacionales y extraterritoriales, culpabilidades, responsabilidades con esa población  extranjera que, en realidad, no tenemos incidencia.
Si los dominicanos defendemos los empleos que país produce se nos acusa de confrontación.
Al parecer, los únicos que tienen derecho a trabajar en el país son los extranjeros ilegales.
Si repatriamos a los niños  que traen las mafias que viven del ataque a nuestro Estado, se nos acusa de violar los derechos humanos.
Si exigimos que los hijos de haitianos no sean despojados de la nacionalidad de sus padres, se nos acusa de genocidio civil.
Haití tiene un objetivo del chantaje contra su vecino que siempre les ha dado la mano en las desgracias que ha sufrido,
Desde tiempos inmemorables los dominicanos somos víctimas del chantaje y del terrorismo verbal ejercido por personas que suelen prescindir de la realidad, para imponerse el mundo imaginario surgido de sus resentimientos.
Se está llegando el tiempo, y eso lo saben todos los dominicanos de que hay que detener el terrorismo contra nuestros productos que emplean los haitianos.
Nadie me va a convencer de que a la República Dominicana le conviene importar trabajadores de un país que  posee el mayor desempleo del mundo.
De que los haitianos vengan a destruir  nuestra mano de obra.
A dañar la imagen trayendo haitianos y haitianas a pedir en nuestras calles.
A importar enfermos del país  más insalubre del mundo.
A contagiar a nuestra población.
A desmantelar el presupuesto de los hospitales atendiendo gratis a parturientas para luego desacreditarnos a nivel mundial.
A enseñar y gastar dinero en educación, para luego criticarnos y criticar a nuestro país.
No nos conviene introducir a sus habitantes en el sistema educativo escolares del país vecino y descalabrar las escuelas públicas.
Nadie nos convencerá de que las situaciones creadas contra nuestros productos comestibles por Haití puedan tener un resultado positivo para los dominicanos.
Se ha puesto de moda, tratar de manipular a todas las fundaciones que exaltan las memorias de los caídos durante la dictadura de Trujillo-
Están ahora de llamarle trujillistas a los que defienden al país de las devastadoras consecuencias de la inmigración haitiana.
La injuria, el desprecio, el apandillamiento de esas instituciones, instrumentalizándolas como un rodillo contra los dominicanos, es el precio que hay que pagar para mantener las convicciones nacionalistas.
A mí que nadie me venga con cuentos chinos, si Trujillo dijo que dos más dos son cuatro, pues hay que creer que son cuatro.
Muchos de los haitianos se refieren a los dominicanos como si no tuviéramos ni siquiera derecho al aire que respiramos en nuestro propio país.
En la radio escuchamos comentaristas que nos insultan.
Los propios haitianos escriben cartas injuriosas en los periódicos.
Se manifiestan ante la Junta Central Electoral.
Llaman a los programas de radio para bombardearnos con insultos zafios.
Desafían a las autoridades de inmigración y se baten a tiros con ella.
Y, en todo ese tejemaneje, la República Dominicana, la nación agredida, cada vez tiene menos derechos.
En nuestro país, el chantaje ha sido simbolizado por varios personajes, que, a su vez, representan a  gente que opera en el teatro de los acontecimientos como en un hormiguero.
Los dominicanos siempre hemos tratado, cierto casos aislados, con respeto, la protección y la seguridad para las familias que viven en nuestra Patria.
Les ofrecemos garantía para todos los ciudadanos haitianos.
Boyer nos gobernó durante 21 años a los dominicanos.
Nuestra frontera con Haití mide unos 388 kilómetros, es una frontera convencional, donde los haitianos hacen los que les venga en gana.
Secuestran camioneros, roban sus vehículos, mercancías.
Trafican armas, drogas, mercancías y con personas hacia República Dominicana y todo amén.  
El Tratado de Límites con Haití el 21 de Enero de 1929, no se pudo determinar oficialmente esa frontera por la intransigencia de los gobernantes de ese país.
La Constitución Dominicana de 1966 y la Frontera establece en su artículo 5 determina que el territorio de la República Dominicana es, y será inalienable.
Determina que sus límites terrestres, irreducibles, están fijados por el Tratado Fronterizo en 1929, y su protocolo de Revisión de 1936.
Mientras que el artículo 7 determina que es de supremo y permanente interés nacional el desarrollo económico y social del territorio de la República Dominicana a lo largo de la línea fronteriza, así como la difusión en el mismo de la cultura y la tradición religiosa del pueblo dominicano.
Y que el aprovechamiento agrícola e industrial de los ríos fronterizos se continuará regulando por los principios consagrados en el artículo 6 del Protocolo de revisión de 1936.
Además, habla del Tratado de Fronteras de 1929, y en el artículo 10 del tratado de Paz, Amistad y Arbitraje de 1929.
Los haitianos que nos dejen en paz para que no se produzca un berenjenal.
Estados Unidos, Francia, Canadá y España quienes se aprovecharon  de las riquezas de Haití tienen que intervenir, porque los dominicanos no estamos dispuestos a seguir soportando estos chantajes y atropellos.
ESTA BUENO YA……………

Comentarios

Entradas populares de este blog

3O DEL MES DE JUNIO DIA DEL MAESTRO