Los Dos Antonios o la calamidad de un pueblo
Por: Luis Amílkar Gómez
Llamar a un hijo Antonio en
la sierra de la provincia Santiago Rodríguez, es como bautizarlo sin llevarlo a
la iglesia.
Antonio Cruz, del PLD
Muchos de sus habitantes,
si no tienen un Antonio como primer nombre, de seguro lo tienen como segunda identificación.
Antonio Marte, del PRM.
Incluso, hay algunas
personas que inexplicablemente llevan el apodo de Toño, sin que el Antonio
aparezca en sus documentos.
Es que San Antonio, el
patrón de Güaragüanó o Monción, es muy popular por esas comarcas enclavadas en
plena Cordillera Central.
Conozco bien esa región y
sus habitantes. Es una zona hermosa donde los pinares y los pequeños arroyuelos,
fríos y cristalinos, rodean los pequeños poblados.
Sus gentes son
trabajadores, amables, humildes, conversadores, relatadores de historias campesinas
y, sobretodo, sumamente hospitalarios.
Pero en la sierra no hay
lugar para soñadores.
Los jóvenes de varias generaciones
han tenido que emigrar de esos lugares, la mayoría de ellos, a ensanchar los
cinturones de miseria de las grandes ciudades, ya que no hay oportunidad de
progreso en la práctica del conuquismo.
Pero el espíritu luchador
del hombre serrano lo ha hecho prevalecer hasta tal punto, que algunos de
ellos, se han convertido en verdaderos triunfadores en las zonas urbanas del
país.
Como ejemplos palpables podemos
mencionar a los dos Antonios: Antonio
Cruz y Antonio Marte.
Cruz nació y creció en los
alrededores de la sección La Cidra de Toma y Marte en la comunidad de El
Aguacate, no muy lejos uno de otro, lugares muy remotos en la línea divisoria
de las provincias San Juan de la Maguana y Santiago Rodríguez.
Estos Antonios tienen connotación
nacional y, aunque han hecho sus fortunas en otros menesteres, han estado ligados
a proyectos políticos desde hace tiempo.
Antonio Cruz, un millonario
dueño de innumerables bancas en todo el país, es el actual senador por la
provincia.
Mientras que Antonio Marte,
un exitoso sindicalista y poderoso empresario del transporte, fundó el
movimiento “La Gente Primero” y ahora decidió desafiar al primero con su candidatura
a la Cámara Alta.
Ambos están llenos de coincidencias.
Obviamente, la primera es que
ambos quieren ser el senador que represente de la provincia Santiago Rodríguez
en el periodo 2016-2020.
Comparten el mismo nombre y
ambos tienen raíces campesinas muy profundas de sierra adentro.
Hicieron sus fortunas de
maneras no muy religiosas.
Cruz vendiendo falsos sueños
con la lotería y Marte chantajeando a diferentes gobiernos con su movimiento sindical.
No son políticos profesionales,
pero aprenden rápido y repiten tácticas a veces gastadas de los líderes que imitan
o siguen.
Tienen limitaciones intelectuales
que estrechan su participación en debates y en propuestas legislativas de
importancia.
Ambos son generosos y
forrados de efectivo, por lo que el clientelismo está, desde ya, a la orden del
día y los vividores de la política están de pláceme.
Algunos comunicadores,
programadores de emisoras, encuestadores e impresores, ya comenzaron a
disfrutar de la lluvia de millones que esa campaña prematura está produciendo.
Tanto Cruz como Marte residen
fuera de la provincia que quieren representar, por lo que se valeran de
empleados para mantener contactos con las diferentes comunidades.
En el lenguaje político, esto
se traduce a que los electores verán a su senador solamente en fechas claves o
momentos críticos.
Representar una comunidad,
donde esos personajes no residen, es parte del relajo electoral que impera en
la República Dominicana.
El interés de Antonio Cruz
por continuar siendo senador, como el de Antonio Marte por sustituirlo, no está
basado en el deseo de servir a la empobrecida provincia noroestana, sino en
proteger sus negocios a través de los privilegios e influencias que ofrece el
ser miembro del congreso.
Nadie gasta su dinero en
vano.
Ellos solucionarán problemas
individuales para usarlos como promoción política, pero las obras que necesitan
sus pobladores seguirán siendo quimeras.
Como quimera seguirá siendo
la que yo llamo “La Carretera Maldita” que une a Guayubín (Montecristi) con
Sabaneta (Santiago Rodríguez), prometida por todos los gobiernos después de
Trujillo e iniciada y detenida su construcción en incontadas ocasiones.
Quimera seguirá siendo la
vía, que cruzando por Mata del Jobo se internaría a la sierra, beneficiando a
muchas comunidades de la provincia y al propio senador Cruz que tiene su dacha
veraniega por esos lados.
Quimeras seguirán siendo
los acueductos de Sabaneta y Monción, los cuales funcionan muy precariamente,
por lo que el servicio tiene que ser fuertemente racionado a diario en ambas localidades.
Es una pena que la
democracia del dinero siga imponiéndose en nuestros empobrecidos pueblos y
campos.
Antonio Cruz, a pesar de
sus años como incumbente, no ha logrado conseguir
el primer proyecto de importancia para la provincia, a pesar de su cacareada amistad
con el presidente Danilo Medina.
El otro Antonio obtendrá menos.
Su prioridad como senador
no será Santiago Rodríguez y su gente.
La miseria y la ignorancia serán
compradas nueva vez.
Por un día.
Por un voto.
La calamidad de un pueblo.
Esos son los dos Antonios.
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