Empresas mineras transnacionales saquean América Latina y el Caribe.
Por Sylvia Ubal
Especial para prensaglobaldigital
80 millones de litros de agua y 8 toneladas de
explosivos diarios dañando el ecosistema.
Cientos de conflictos ambientales
aquejan a varios gobiernos de Latinoamérica, la devastación de los
bosques en el Amazonas, los proyectos de inversión, megaminería, la
contaminación.
Ademas la escasez del agua son los principales temas, que
vienen enfrentando desde Uruguay hasta el Ecuador provoca dificultades en el
Medio Ambiente que se han traducido en fuertes estallidos sociales ante
emprendimientos mineros, petroleros o agrícolas.
Empresas mineras saquean a los países de
América Latina con el consentimiento de los gobiernos y dejan una estela de
contaminación irreversible por el uso de sustancias como el arsénico, cianuro
de sodio o el ácido sulfúrico para la concentración de metales, por el método
de extractivo a cielo abierto.
Estos empresas están asociados, por vías
directas e indirectas, con empresas transnacionales como por ejemplo Chevron,
con convenios firmados en Argentina, para explotar hidrocarburos vía fracking
en la Patagonia.
Brasil con la gran desforestación en la selva amazónica
para la explotación de los recursos en la madera.
El gobierno de Bolivia con carreteras en
las tierras bajas tropicales para liberar espacios en la extracción de mineral
de hierro que perforan superficies más grandes que las propias canteras, a los
llamados embalses que acumulan las aguas contaminadas un problema crónico en
Perú, Bolivia y Chile y en Ecuador y enfrentan múltiples resistencias locales
en temas de territorio, minería y aguas.
Organizaciones No Gubernamentales
informan que al día se utilizan 80 millones de litros de agua para el lavado de
la molienda de la montaña tras la aplicación 8 toneladas de explosivos.La pulverización de los cerros libera
partículas de metales pesados que se introducen al organismo del ser humano, y
afecta los tejidos y el metabolismo de los habitantes de las zonas cercanas
niños nacen deformes, brotan úlceras en las retinas y la piel sufre de
hiperqueratosis.
En Uruguay sigue promoviendo la minería
a cielo abierto con una “amputación ecológica” con la transformación
radical de los ecosistemas originales, de gran extensión y larga permanencia.
Es una remoción total del suelo, con
todo su perfil orgánico, la flora y fauna que allí se sostiene.
Toda esta problemática desemboca en que
varios países estén comenzando a subir el umbral del deterioro que están
dispuestos a aceptar a cambio de los beneficios económicos de exportar
minerales.
La novedad es que algunos entienden que
esos impactos pasan a ser intolerables y deciden prohibir la minería a gran
escala a cielo abierto poniendo ejemplo, Costa Rica acaba de hacerlo.
Es más común que sean las autoridades
subnacionales las que están imponiendo moratorias a la minería, como sucede con
varios departamentos en Perú o provincias en Argentina.
En esos casos el factor clave es que,
después de la bonanza de la inversión inicial, son los gobernadores, alcaldes o
intendentes los que terminan sufriendo los impactos y el descontento social y,
por ello, optan por rechazar nuevos emprendimientos.
En una nota del Economista EDUARDO
GUDYNAS dice “Paralelamente, se debaten los aspectos económicos, los que
también tienen una cara ambiental.
En Uruguay parece estar dándose la
curiosa confusión donde se trata el pago por la apropiación del mineral (canon
o regalía), como si fuera un impuesto más.
Esa es una posición equivocada.El canon minero responde a otra
perspectiva conceptual, ya que es un pago que recibe una nación por un
desprendimiento neto de un tipo de patrimonio que no es recuperable” y
donde los recursos naturales perdidos no se regeneran ni resucitan.
Por ejemplo, en Perú ya se contabilizan
más de 5 mil minas fuera de operación, donde casi el 85% ya no cuentan con
propietarios conocidos, y su costo de remediación ambiental puede ser estimado
en más de 200 millones de dólares.
En Uruguay existen desde hace mucho
tiempo minería a cielo abierto, canteras de extracción de piedras, arena, etc.
En general, no se ha realizado el mejor
manejo de estas explotaciones.
Si se decide realizar la extracción de
minerales como hierro o vanadio que existen en estos suelos, esta debe ser
debidamente planificada y con un estricto control estatal.
Debe ser una política de Estado y no del
Gobierno de turno.Y el Estado debe realmente tener
injerencia y beneficios, la riqueza del subsuelo corresponde al Estado.
Pero también se debe tener suma atención
en no perjudicar ni a los propietarios de la tierra de la explotación, ni a los
propietarios de tierras cercanas a la explotación, ni a los habitantes de la
zona de influencia.
Se deberá establecer mecanismos para que
el costo del daño de infraestructura nacional (carreteras, caminos vecinales,
puentes, etc) esté a cargo de las empresas que realizan dichas explotaciones.
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