Leonel y Quirino

Autoridades contra COOEPROUASD
RAFAEL PERALTA ROMERO
rafelperaltar@gmail.com

La denunciada  relación  del doctor Leonel Fernández, ex presidente de la República y aspirante al mismo puesto, con el señor  -cualquiera es un señor- Quirino Ernesto Paulino  viene a  demostrar  lo mal que anda la sociedad  dominicana. Se pone en evidencia, una vez más,  el grado de descomposición que nos afecta.
 Paulino Castillo, condenado  en una corte estadounidense  por narcotráfico, ha asegurado que el doctor Fernández, presidente del Partido de la Liberación Dominicana, recibió recursos financieros  para  su empresa FUNGLODE y para la campaña política de 2004, a sabiendas de que ese dinero  provenía del narcotráfico.
Sólo Paulino y unos pocos testigos que él ha citado podrían asegurar que eso haya ocurrido. Cierto o no, tan grave y preocupante como ese hecho son los esfuerzos gastados por dirigentes políticos y  comunicadores para justificar lo que no merece justificación. Oleadas de pronunciamientos  procuran tapar la denuncia porque el denunciante es un delincuente.
Se corresponde con la inversión de valores que prima en nuestro país la actitud dirigida a echarle tierra a la declaración de Paulino Castillo, quien proclamó a través de un programa de televisión que ¨Leonel es un irresponsable, él sabía quién era yo y sabía que el dinero que le estaba dando para su campaña era dinero sucio¨.
El proceder más sereno   habría de consistir en exigir  una investigación y probar  la inocencia del doctor Fernández, que bien lo necesita. Pero todas las defensas (periodistas, abogados, generales) se han centrado  en que a Paulino no se le puede creer porque es un narcotraficante. Y está probado ante la justicia que lo es, o lo fue.
La delincuencia asume variantes que definen el perfil del bandido. Por ejemplo, un burguesito  clonador de tarjetas de crédito negará que robe reses. Uno que azota fincas para vender carnes de ganado ajeno rechazará que falsifique dinero o jaquee cuentas de internet. En cada caso, el delincuente confesará  la fechoría en que realmente incurre.
Como bien repiten los deslumbrados protectores de Fernández, Quirino Ernesto Paulino es  delincuente confeso, procesado  por  narcotráfico, nada de presunto ni supuesto. Creo que si  este hombre propusiera a alguien para el premio Nobel  de la Paz no habría muchas razones para escucharlo. Ni siquiera una moción para cambiar el nombre a una calle en Elías Piña.

Una sociedad marcha mal cuando por agradecimiento o esperanza de ayuda futura, tanta gente se desboca en pro de tapar lo que debe  ser esclarecido. La denuncia de Quirino Paulino merece atención, investigación  y comprobación. Si hubiera  calumnia, se caerá, pues suelen ser débiles los soportes de la mentira. Conviene al  doctor Fernández que se aclare todo.

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