En Santiago Rodríguez hay “héroes” que luchan por mejorar paradigmas.
El locutor Rafael Cruz-Fao- ejemplo de “trabajo, tesón, creatividad, solidaridad y decoro”.
Por Marcelo Peralta.
Santiago Rodríguez, R.D.-El
Dajao, es un paraje de clima “temblado” ubicado al Sur en la Provincia Santiago
Rodríguez, enclavada en la Cordillera Central.
En ocasiones se impone el
sentido de la solidaridad.
Personas que dejan sus
originales para ir en auxilio del medio ambiente.
Se convierten en “símbolos” y
“héroes anónimos” tratando que los demás tengan mejor calidad de vida.
Dejan el bullicio citadino
para ir al campo a sembrar árboles, ofrecer salud, formación y convivencia
humana.
Por vocación, echan a un lado
determinados privilegios, porque son abanderados de la Madre Naturaleza.
Descubren el deterioro del
hábitat, porque desaprensivo desnudaron las lomas, cortaron árboles, obtuvieron
dinero y se alzaron con el “santo y la limosna”.
Provocaron situaciones críticas
al medio ambiente, dañaron la calidad de vida de personas, animales, aves destruyeron
capa boscosa, desaparecieron ríos, arroyos y cañadas.
Los efectos están ahí, imborrables,
en que hombres y mujeres valientes que quedaron en la zona sufren los rigores y
efectos.
El panorama es “sombrío” y
para restituirlo se requiere de voluntades.
Ante la realidad, nadie se ve
en el espejo de quienes viven en El Dejao y sus entornos.
Ninguna autoridad de la
provincia Santiago Rodríguez visita a los campesinos, aunque lanzan voces que
van al “desierto”.
Apareció como el “Ave Félix”
como el resurgir de las cenizas.
Hombre ético, rebosado de
conciencia, interés colectivo, puso atención a las problemáticas, creó
acciones, buscó lo necesario, se esforzó por los más débiles, desarrolló
trabajo social y cambió el panorama.
Rafael Cruz- Fao-, es el
prototipo de esta la historia.
Cruz es un abanderado de
ayudar a los más débiles.
Nativo del Municipio Sabaneta,
Provincia Santiago Rodríguez, estrella de la locución, oficio que dejó para superarse.
Creó hade décadas la
Fundación Educadores Unidos del Cibao con sede en Santiago.
Visualizó la dramática
condiciones de vida de hombres, mujeres, niños, adolescentes jóvenes, afectados
de un porvenir incierto.
Inspeccionó la zona, evaluó, hizo
estudios de campo, diagnosticó, organizó a los agricultores y creó Cooperativa
Agrícola.
Diseñó programas, proyectos,
educó, concientizó hombres, mujeres, enseñó el valor de los árboles, recuperaron
venas acuíferas de los ríos, con ardua tarea, tesón, esfuerzo, decisión monolítica,
lograron recuperar los caudales, financió el cultivo de arroz criollo, y ahora,
los agricultores y sus familiares sobreviven de esa faena.
Con sus acciones, Cruz trata
de romper con el arquetipo del pasado y cambiar el fenómeno del hacha, la
educación, alimentación, una social sostenibilidad y la convivencia del humano
con el bosque.
Hace años, la tala indiscriminada
absolvió la riqueza arboleda.
Mientras Rafael Cruz, sus
iniciativas y agricultores hacen un trabajo en busca de solidaridad humana, la
ayuda del gobierno.
“Aquí, el más simple efecto
de contenido humano, es un aliciente que adquiere dimensiones de lo destructivo
a lo positivo”; respaldaría la iniciativa de un grupo de hombres y mujeres
abnegados, integrados y defensores de la Madre Naturaleza.
Tenaz es el plan de Cruz y
los agricultores por revertir la a sociedad de ayer, hoy, porvenir en que la vida
fluya con torrente de absoluto criterio y solidaridad.
Anhelan, gratificar de
fenómeno de destrucción del bosque que habitan.
“Ellos son héroes que habitan
con obras positivas, construyen paradigmas, ayudan con sus obras, a salvar el
planeta Tierra”.
El implacable filo del hacha,
afán de enriquecimiento desmedido hicieron cambiar el amor y la identidad del
ser humano con el valor del bosque.
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