Islas flotantes de sargazo llegan a nuestras costas

Sargazo alga (horizontal-x3)
La alga flotante arribó a las playas de la Reserva de la Biosfera en Guánica. Por segunda ocasión en varios meses, la vida marina de Puerto Rico vuelve a ser afectada por la presencia de sargazo.

El Nuevo Día fue testigo ayer de cómo esta alga flotante llega a las playas de la Reserva de la Biosfera en Guánica.

 Durante un recorrido por el Bosque Seco de Guánica junto a Miguel Canals, quien fuera su oficial de manejo por los pasados 32 años, y Pablo Meléndez, oficial de manejo interino, los funcionarios se mostraron sorprendidos con la cantidad de material que se aproximaba a la costa como parte de un fenómeno que es natural, pero está ocurriendo con más frecuencia desde 2011 en Puerto Rico.

“En 32 años que llevo aquí (en el Bosque Seco) lo vi por primera vez el año pasado”, dijo Canals.
En 2011 hubo un evento de sargazo significativo. El año pasado, en octubre, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico (DRNA) publicó un comunicado de Prensa informando sobre la presencia de grandes cantidades de sargazo que entonces afectaban la costa norte y este de Puerto Rico, incluyendo las islas de Culebra y Desecheo.
En 2014 el Nuevo Día también lo vio en la zona suroeste.
“El fenómeno se debe a que en el Océano Atlántico existe una concentración de esta alga flotante del tamaño de los Estados Unidos, conocida en el mundo científico como Sargassum.
A esta concentración se le conoce como el Mar del Sargazo. 
De esta gran manta de sargazo siempre se desprenden pedazos que con los cambios de corriente y del viento llegan al Mar Caribe incluyendo Puerto Rico”, detallaba la agencia en su comunicado, que lo describía como un fenómeno natural raro, pero beneficioso.
“Esta alga es sumamente importante para los juveniles de tortugas marinas y para un sinnúmero de organismos que se alimentan y se reproducen en las grandes concentraciones que se acumulan. Para los pescadores es importante también porque los peces de gran consumo humano como el dorado, lo utilizan como refugio.
El fenómeno, aunque inusual, es un proceso natural que beneficia nuestras playas al protegerla del problema de la erosión que afecta muchas de nuestras costas.
Además la vegetación, cuando se compacta, ayuda a estabilizar el perfil de la arena de las playas”, recalcó entonces el DRNA.
Pero esta semana Canals parecía más bien preocupado.
“Trae como consecuencia que cuando se muere aumenta los niveles de nitrógeno y fosfato y causa una explosión poblacional de un alga que cubre por completo los corales y los afecta y los pueda matar”, alertó, inquieto sobre todo por especies de corales que ya están amenazadas por otro tipo de situación.
Ayer el DRNA, a través del director de la Unidad de Proyectos Especiales Marinos, el biólogo Robert Matos, reiteró que el fenómeno es parte de un proceso natural y resulta beneficioso para muchas especies marinas que se alimentan y se protegen en estas “islas” flotantes.
Matos reconoció que demasiado salgazo puede ser peligroso en casos de acumulación excesiva, e hizo un llamado a autoridades municipales y a empresas privadas como hoteles, a remover el alga cuando haya acumulaciones.
“Cuando se acumula en bahías cerradas podría afectar hierbazales marinos y algunas especies de corales. En la industria turística tiene un impacto enorme porque se descompone y hay un olor no muy grato.
Además llena la arena de ese material y a hay que removerlo”, describió.
Hay científicos que creen que el aumento del fenómeno en nuestra zona se deba a los efectos del calentamiento global, que en los últimos años ha causado cambios en las corrientes oceánicas y mayores concentraciones de nutrientes en algunas zonas del mar. 


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