La importancia de llamarse Félix
RAFAEL PERALTA ROMERO
El nombre Félix procede de la lengua
latina, madre del español, y significa “feliz
o afortunado”. Tanto el senador Bautista
como el alcalde de San Francisco de Macorís, son personas afortunadas. Pero hay
otros factores, además del nombre, para dicha de estos señores. Por ejemplo,
pertenecer a una organización en la que lo menos importante es el pudor.
Alejandro Moscoso Segarra tiene ganado un nombre profesional. Es un académico
del Derecho. Hubo razón para pensar que él valoraba su prestigio como un
tesoro. Quizá Moscoso haya exclamado a su jefe político: “Si es posible
pase de mí este cáliz, mas no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Luego emitió la sentencia del Viernes de Dolores.
Si
Moscoso, juez de instrucción designado por la Suprema Corte, hubiera
enviado el expediente de Bautista a juicio de fondo, no por ello lo
condenaba ni tampoco lo hubiera librado de las imputaciones
que sobre él pesan. Era como un lavarse
las manos, pero en cambio se las hicieron
manchar. No actuó el juez, sino el político.
Moscoso soltó al reo y se crucificó él.
Ahora muchos lo miran con desprecio. Un movimiento de opinión, a través de las
redes, procura que sus alumnos en la
Universidad Apec no asistan a las clases del magistrado. “Mirarán al que
traspasaron”, dice el Evangelio. Alguien
opina que la referida sentencia fue
redactada por una autoridad superior a Moscoso.
Durante los interrogatorios, el
secretario de organización del PLD (Partido de la Liberación Dominicana) mantuvo
el ánimo constreñido y en algún momento perdió la compostura frente al
procurador general, Francisco Domínguez Brito. Pero el día del No ha lugar,
estalló en inusitada alegría y levantó las manos formando una “L” con dos dedos.
“Sabía que tú no me fallabas”,
expresaba con su gesto. Aludía al doctor
Leonel Fernández, líder del PLD. Las sentencias que favorecen a los dos felices
Félix no son los únicos casos en favor de la impunidad, pero éstos rebosan la
copa. Los empresarios han pegado el grito por la fuerza que adquiere la falta
de confianza en la justicia.
Mi amigo tiene razón al considerar venturoso
el llamarse Félix para un político dominicano, pero si parafraseamos bien al
escritor irlandés (La importancia de llamarse Ernesto y ser formal) agregaremos el adjetivo “leal” para titular
nuestra historia: La importancia de llamarse Félix y ser leal. Félix –cada cual- es leal a su protector.
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