Ojalá nunca se escuche el ¡BOOM!
Por: Luis Amílkar Gómez
La compañía Dominicana de
Cales S. A. (DOCALSA), se estableció en el pequeño poblado de El Borbón en la
provincia de San Cristóbal en 1927.
Su fundador, el señor José
María Aponte, tenía como objetivo la fabricación de cales a raíz de su creciente
necesidad en el proceso de refinamiento del azúcar.
La empresa fue creciendo y
se fue involucrando en forma masiva en la extracción y venta de materiales de
construcción.
Hoy en día, DOCALSA es tan
sólida que es la compañía líder en el país en servicios a la industria minera que
incluyen ingeniería, perforación, voladura, movimiento de tierra y transporte.
Se dice que entre sus socios
se encuentran importantes empresarios criollos y extranjeros, influyentes políticos
y altos militares de la República Dominicana.
Esto último explica el por
qué DOCALSA construyera la fábrica de explosivos más moderna de América Latina,
sin que trascendiera en los medios y que fueran otorgados todos los permisos
sin ningún inconveniente.
La Dominicana de Explosivos S.A.(DOEXSA), fue inaugurada el 23 de marzo del 2012, acto que fue encabezado
por el entonces Vicepresidente de la República, doctor Rafael Alburquerque.
La planta tuvo una inversión inicial de 3 millones de
dólares y, según el presidente de DOCALSA, el ingeniero Alfredo Delfino, puede producir
10 toneladas de emulsión por hora y ocho toneladas de ANFO por hora.
Es decir, 18 toneladas de
explosivos por hora. Para el tamaño de nuestra industria minera la capacidad de
producción es bastante exagerada.
La DOEXSA está localizada
en la calle Mercedes (Antigua carretera a Villa Altagracia) en las cercanías
del kilómetro 25 de la Autopista Juan Pablo Duarte.
Si DOEXSA puede producir sus
explosivos y nadie se queja, entonces, ¿porqué no puede hacerlo la Barrick
Gold?.
Esa fue la pregunta que se
hicieron los ejecutivos de la minera canadiense, cuando se dieron cuenta que el
gobierno no tenía autoridad moral, para evitar que ellos fabricaran sus propios
explosivos.
Estas dos empresas tienen su
historia de colaboración y negocios.
DOCALSA y la Barrick Gold
comenzaron su relación comercial a principios de este decenio. Los ingenieros de DOCALSA fueron los que realizaron
la remoción del suelo arcilloso que cubría el oro de Pueblo Viejo bajo dos
contratos en el 2013.
Asimismo, sus técnicos hicieron
la fundación para el muro de la presa en ese año y luego, del 2010 al 2013, crearon
las condiciones para la apertura de los frentes que permitieron las actividades
mineras.
Pero lo más importante,
aunque ninguna de las partes lo ha confirmado, en círculos mineros del país, se dice que
DOEXSA era la empresa que suplía los explosivos a la Barrick Gold.
A finales del año pasado,
la minera decidió terminar esos lazos comerciales instalando su propia fábrica
de explosivos, logrando con ese movimiento, un ahorro de varios millones de
dólares.
Y ahí comenzó la guerra de
intereses entre el capitalismo salvaje dominicano y la Barrick Gold.
La compañía canadiense consideró
que si se le dieron todos los permisos a DOEXSA, ellos tenían el mismo derecho
a montar su factoría de explosivos.
Y lo hicieron por encima
de las Fuerzas Armadas y por encima del mismo gobierno.
Total, el desordenes
general. Aquí no se sabe quién manda y la autoridad tiene su precio.
Ahora son dos polvorines
en áreas densamente pobladas, sin que el pueblo dominicano tenga las garantías
de que haya un mínimo de seguridad en ambas instalaciones.
Sinceramente, no quiero ver
el final de tanta irresponsabilidad.
Cerraré mis ojos.
Y ojalá que nunca se
escuche el ¡BOOOOOOOOOOOOOOOM!
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