En Licey al Medio aún no salen del estupor causado por explosión de bomba de gas.


Por Anyelo Mercedes y Marcelo Peralta

Licey al Medio, Santiago, R.D.- Hay resistencia y temor entre familiares de las 12 víctimas por la sospecha de que reabran los servicios en la envasadora de gas que el pasado 3 de octubre explosionó causando esa una  tragedia humana de impredecible consecuencias, que a 20 días de la misma mantiene nerviosos a los liceyanos.


El negocio en cuestión, es propiedad de los ejecutivos de la Cooperativa de Producción y Servicios Múltiples “La Económica”, (Coopegas) que opera, dicen ellos, desde hace 40 años para la venta de gas para uso doméstico, industrial y vehicular.

El impacto social y humano provocado por esta tragedia que el presidente de la Cámara de Diputados Alfredo Pacheco lo tildó como el estallido de una “bomba atómica” lo ocurrido en Licey.

Este viernes una comisión especial de la Cámara de Diputados encabezada por el presidente del hemiciclo, Alfredo Pacheco, junto a los 18 diputados de Santiago.

«Tenemos un promedio de dos a tres accidentes similares anualmente, lo que estamos haciendo es evaluar de cerca para posteriormente crear un mecanismo que garantice que estas tragedias no sigan ocurriendo en el país», dijo Pacheco. 

Sin embargo, los daños, materiales, en las estructuras físicas causadas por la explosión de la planta de gas en el municipio de Licey al Medio en Santiago sin graves, y a la vez insuficientes para describir el impacto emocional generado en vecinos y familiares de las doce personas que murieron quemadas en esa tragedia.

En este acontecimiento trágico, 6 miembros de una misma familia fallecieron a causa de las quemaduras y una infante de un año y 9 meses que sigue hospitalizada perdió a sus padres, una hermana, abuelos y primos.

El hecho ocurrió el pasado sábado tres de octubre a las 6 de la mañana, provocado por una fuga en el tubo flexible la cual se alimentó tras la explosión.

Los testimonios de residentes coinciden al señalar que todavía no han superado el estado de shock emocional que les causó el presenciar la salida de unas once personas en medio de las llamas y clamando por ayuda.

Comentan que la fuga fue tal que los colaboradores de la envasadora decidieron abandonar la estructura razón que explica que solo el empleado de seguridad falleció.

El grupo, realizó un descenso en el lugar a los fines de determinar las causas del suceso, asistir a familiares de los afectados y sembrar las bases (en colaboración con el ministerio de Medio Ambiente y de Industria y Comercio) para una eventual modificación de las normas legales que permiten la instalación de las envasadoras de gas.


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