Lo extraordinario de Doña Trina de Moya y el Himno a las Madres.
Por Marcelo Peralta
Santiago,
R.D.-Lo insólito, contradictorio y asombroso de una poetiza y sobresaliente
mujer dominicana.
Fue esposa
de un presidente que compuso una canción que con el transcurrir de los años se
convirtió en alegrías de millones de madres.
Es
Trina de Moya que escribió el “Himno a las Madres”, sin embargo, ella fue
esposa del presidente Horacio Vásquez y nunca pudo procrear hijos.
Su
nombre era María de los Ángeles Trinidad de Moya y Pérez.
Pito
Mota, valora el rol de Doña Trina de Moya, esposa del presidente Felipe Horacio
Vásquez Lajara.
Nació
en La Vega el 13 de enero 1863.
Al
decir de Pito Mota, lLos arreglos y la música del Himno a las Madres escrito por
Trina de Moya lo hizo el sacerdote de
origen español Manuel de Jesús González.
El
Himno a las Madres fue escrito en el año 1925 y estrenado el día 30 de mayo del
año 1926.
Contiene 9 estrofas y se cantan cuatro. Fue popular dentro de la población.
En la
Provincia Presidente Ulises Francisco Espaillat la comunidad de Villa Trina
lleva el hombre de la laureada poetiza dominicana.
Mota
señala que lo raro de que Doña Trina de Mota haya compuesto este Himno a las
Madres, sin embargo, ella nunca salió embarazada.
El Dia de Las Madres
!Venid los moradores
del campo y la ciudad,
y entonemos un himno
de intenso amor filial:
Cantemos de las madres
la ternura, el afán
y su noble atributo
de abnegación sin par.
Celebremos todos la fiesta más bella,
la que más conmueve nuestro corazón;
fiesta meritoria, que honramos con ella
a todas las madres de la creación.
¡Quien, como una madre, con su dulce encanto,
nos disipa el miedo, nos calma el dolor,
con solo brindarnos su regazo santo,
con sólo cantarnos baladas de amor!
De ella aprende el niño la sonrisa tierna,
el joven la noble, benéfica acción;
recuerda el anciano la oración materna
y en su alma florece la resignación.
CORO: Venid los moradores...
Celebremos con flores la tumba sencilla
de madres que moran en la eternidad,
y ornémos con flores la frente en que aun brilla,
en que aun brilla y fulge la maternidad.
Para ello escojamos frescas azucenas
-simbólicas flores de aroma ideal-,
blancas como el alma de las madres buenas
y con algo místico y sentimental.
Albas estrellitas, nítidas hermanas
de las que circundan la divina sien
de la que es modelo de madres crisitianas,
madre del Dios-Hombre nacido en belén.
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