Nadie se repone de la muerte trágica de Pricilio Quiñones.

Por Marcelo Peralta.

Nagua, R.D.-Unos dicen la muerte es la rasera que a todos los hace iguales.

Otros, en cambio, afirman, la vida no te va a pedir permiso para llevarse a quien más quieres ni cuando quieras.

En la comunidad de Matancitas, provincia María Trinidad Sánchez situada en la Región Nordeste, el huracán Fiona causó estragos y muerte como fue el caso de Pricilio Quiñones cuando estaba en medio del fenómeno natural al momento de “clavar una hoja de zinc, cayó al pavimento y perdió la vida.

El hecho ocurre a una persona buena y valorada, es el sentir de moradores que valoraban a Quiñones.

A veces las cosas que uno más lejos tiene de pensar es cuando rápido llega el sufrimiento, como el que está atravesando esta comunidad, que tiene la pérdida de un hombre de sentimientos y de respecto.

Tanto en el lugar donde murió lloran adultos, adolescentes, jóvenes y niños por lo humano y servicial que era Pricilio Quiñones, de 70 años de edad y en sus actos parecería un adolescente, dicen comunitarios.

El hecho sucedió en la calle María Trinidad Sánchez cerca del Liceo Ana Rosa Castillo del distrito municipal de San José de Matanzas, municipio de Nagua, provincia María Trinidad Sánchez.

Ve velado en la capilla San José, comunidad Matanza donde se “vació” el pueblo a despedirlo.

Testigos;

La pérdida de una persona es algo bastante habitual en las vidas, por eso “si hay algo seguro en esta vida es que algún día moriremos”, dice Juan Gómez un hombre que dijo ser vecino de Quiñones.

Hay en lugares, que por cuestiones culturales festejan la muerte de otros, porque la consideran algo de liberación de la persona, pero, en República Dominicana es toda una desgracia.

La tristeza, frustración, sentimientos que invaden por dentro a decenas de comunitarios, que al decir de algunos se siente mal.

Hoy estamos triste, porque lloramos la pérdida de Pricilio Quiñones.

Ya no hay solución posible de revivirlo y lo que debemos hacer es las adversidades de la vida.

Más, duelo cuando se trata de un ser querido ha fallecido trágicamente.

Eso es muy dolorosa, destructiva, a veces, no hay posible escapatoria.

Aquí sentimos tristeza y melancolía.

El rechazo ante la pérdida surge de algo mucho más profundo.

Lo vimos alegre y de repente al enterarnos de su muerte quedamos petrificados, incapaces de vivir sin esa persona, eso realmente nos apena, entristece que se haya ido y nos haya dejado solos.

“Se nos ha ido una persona de aptitudes”, con energías en lo que hacía y más duelo debido a las circunstancias en las que murió, sin decir “nada”, sostiene residentes aquí.

“Huir de la muerte no es una opción, porque, al fin y al cabo, es ella la que ganará, ya que la vida no te pide permiso”.

Las personas aquí están devastadas, por la trágica muerte de Quiñones.

Y debemos entender que la vida no es responsable de cómo te sientes, de lo mal que te va todo desde que esa persona te dejó.

Es solo tuya la responsabilidad de aceptarla tal y como es. 

Porque hablar de la muerte sin tapujos, dejar de considerarla, de tener que fingir tristeza, es lo que te ayudará a evitar sentirte mal, dice José Francisco Mejía, quien dice ser presidente de asambleas.

Añade, puede morir un ser querido que padece una enfermedad y está acostado en una cama.

Tú está feliz de que haya terminado el gran malestar padeció con tanto tiempo acostado, el martirio que lo asolaba, pero quizás sabes aceptar la muerte.

Es duro y difícil de asimilar cuando es de repente, no encuentra cómo calificarla.

Sin embargo, la muerte es algo natural y, por ende, no deberíamos rebelarnos ante lo que un día nos tocará.

En cualquier caso, si no consigues superar una pérdida, recuerda que siempre tienes la posibilidad de acudir a un estudioso de la conducta humana que podrá proporcionar mejores estrategias para superar este duelo.

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