Una clave santiaguera
Por Néstor Estévez
Mucho se ha dicho sobre Santiago como referente de
avance para el país.
Entre los “secretos” para lograr ese sitial han
sido destacados aspectos como la capacidad visionaria de su liderazgo, la que
resulta potencializada con su vocación para construir consensos.
Otras de las claves santiagueras están relacionadas
con haber entendido que el crecimiento económico es clave para el avance, pero
que también se necesita más.
Eso ha propiciado oportunidad para entender que la
generación de vínculos entre los actores económicos y la optimización colectiva
de los procesos productivos son fundamentales de cara a construir territorios
orientados a un desarrollo humano integral.
Eso es lo que explica que Santiago cuente entre sus
hitos a presidentes de la República, bancos, universidades y televisoras, para
solo citar algunos de los resultados que esta provincia puede exhibir a partir
de identificar lo que se tiene, lo que se quiere y lo que hay que hacer para
lograrlo.
Santiago no es una “tacita de oro”; tiene necesidades
y problemas, como en todas partes. Pero si se le compara con otros territorios
dominicanos, encontraremos muy notables diferencias.
¿Cuál es otra clave fundamental para Santiago? En
la provincia que tiene como capital a la Ciudad Corazón conocen la importancia
de transitar el trecho entre el dicho y el hecho. Pero no se quedan en el
simple conocimiento; también logran coherencia porque lo practican.
Se evidencia que en Santiago conocen la importancia
de hacer saber. Se evidencia la puesta en práctica de aquel principio referido
a “hacerlo bien y hacerlo saber bien”. Se evidencia la importancia otorgada por
quienes cuentan con esclarecida visión para entender la connotación estratégica
del adecuado uso de la comunicación para lograr propósitos.
Eso ha provocado que Santiago también destaque por
ser referente en la comunicación. Harto sabido es que ha sido cuna tanto para
trascendentes medios como para eminentes profesionales de las diversas áreas de
la comunicación.
Pero en la Ciudad Corazón no se “duermen en los
laureles”. No se conforman con sus hitos, sino que asumen el dinamismo que ha
de caracterizar a todas las actividades humanas. Por eso se convierten en
referentes de visión, de pujanza y de real avance.
Así lo pude constatar correspondiendo a una invitación de la Asociación de Locutores de Santiago, inc. (ALS), a una actividad realizada con el apoyo de la seccional del Colegio Dominicano de Periodistas y de otras entidades con incidencia en la comunicación y en otros ámbitos del quehacer santiaguero.
Lo que inicialmente se concibió como un
conversatorio con el título “Pasado, presente y futuro de la locución”, terminó
convirtiéndose en una concentración de personas con valiosísimas inquietudes
que tienen como eje eso que sirve para entendernos y mantenernos humanos: la
comunicación.
Desde connotadas figuras de la comunicación, tanto
por sus carreras como por su demostrado compromiso con los más genuinos
intereses colectivos, hasta personas vinculadas a otras actividades
profesionales, demostraron que comunicar debe comenzar por escuchar.
Pero también demostraron un nivel de interés que
sirve como indicativo para quien todavía tenga alguna duda relacionada con la
importancia de la comunicación y de quienes la asumen como oficio, profesión y
sacerdocio.
En suma, Santiago sigue siendo referente de lo que
se puede lograr cuando un territorio construye consensos en torno a propósitos
esclarecidos. Santiago ha dejado ver una clave fundamental. Santiago sigue
siendo promesa porque sabe transitar el trecho “entre el dicho y el hecho”.
Así lo pude constatar correspondiendo a una invitación de la Asociación de Locutores de Santiago, inc. (ALS), a una actividad realizada con el apoyo de la seccional del Colegio Dominicano de Periodistas y de otras entidades con incidencia en la comunicación y en otros ámbitos del quehacer santiaguero.
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