El ambiente dominicano oscurece hasta a los diamantinos.
Por: Ramón Antonio Veras.
1.- Aunque no siempre, pero
de vez en cuando; de cuando en cuando. Alguna que otra vez, hay que ejercitar
la mente, para saber cómo andamos en nuestros razonamientos, y en los análisis
que hacemos con relación a un asunto o fenómeno social.
2.- En tiempos pasados, más
específicamente en fecha 4 de julio de 2016, escribí un artículo con el
título: La sociedad dominicana ¿sirve o no sirve?, y mi conclusión fue de que:
“no cabe duda de que en nuestro país hay hombres y mujeres que son ejemplos de
bondad, honestidad, sensibilidad y cuantas virtudes pueden adornar al ser humano;
los buenos sentimientos les acompañan en cada una de sus actuaciones. Pero
tengo la creencia de que como sociedad, la dominicana no sirve, está averiada,
deteriorada desde arriba hasta abajo…”.
3.- Hoy me hago la pregunta,
desde que publiqué aquel trabajo, en fecha 4 de julio de 2016, hasta ahora,
¿he cambiado de opinión, la mantengo o, por el contrario, la he modificado, o
fortalecido?
4.- Puedo decir que hoy, mi
pensamiento está más fortalecido que ayer, con la idea de que la sociedad
dominicana no sirve para nada; es algo inservible; ella es improductiva de lo
bueno; humanamente inútil y no genera nada eficaz.
5.- Los componentes dañinos,
el pus que echan las lacras del actual orden social, son de una naturaleza
potente, tan penetrantes, que llegan a transmitir gérmenes altamente
contaminantes.
6.- Lo infecciosa de la
sociedad donde estamos viviendo, tiene su origen en el sistema social presente,
y lo contagioso expresado en el caduco
e infuncional modelo económico que cada día emponzoña, inocula más y
más a nuestros connacionales.
7.- Las taras que emanan de
la podredumbre social sistémica dominicana, son dominantes, fuertes e
infiltrables, hasta el punto de que no solo han dañado a la presente generación
de dominicanos y dominicanas, sino también han permeado a grupos humanos que
se formaron sanos, estaban limpios cuando comenzaron a codearse con entes
viciados por el actual sistema.
8.- Tenemos el caso de
progenitores que hicieron en sus hogares el papel de profesores de sus
descendientes, en principios éticos y morales, pero al juntarse con personas
taradas, estropeadas en su formación hogareña, aquellos niños y niñas que
habían sido educados en el buen ejemplo y las buenas costumbres, hoy han sido
deformados; arruinados moralmente; debilitados en la formación educativa
adquirida al lado de su papá y de su mamá.
9.- Los vicios que genera el
orden social dominicano, poco a poco llegan a desgastar la excelente conducta
de quien correctamente fue hecho para que bien actuara durante todo el curso de
su existencia.
10.- El ambiente social
dominicano, en lugar de fortalecer al ser humano educado con todas las
formalidades para bien actuar, lo que hace es debilitarlo, llenarlo de
calamidad. Lo convierte en una contrariedad viciada para mal obrar en la
comunidad ante sus semejantes.
11.- Muchos padres que ayer
se esforzaron para que en el futuro sus niñas y niños, fueran ejemplos de buena
conducta, hoy no pueden dar palmadas en señal de aprobación de lo que ahora
hacen, porque al unirse con otros que tuvieron una inadecuada orientación de
su papá y de su mamá, la han transmitido al que bien fue enseñado en su hogar.
12.- La realidad de la vida
dominicana, le está enseñando a muchos progenitores que les dieron a sus
descendientes buena educación de moral y cívica, que no deben sentirse
anímicamente mal, al ver hoy malogrado su esfuerzo, porque una de sus hijas o
hijos, se dejó contaminar la sana formación recibida en su casa materna.
13.- En la conciencia del
papá y de la mamá, que cumplieron su misión de correctamente desarrollar a
sus niños y niñas, en lo ético y moral; compromiso social, cívico y ciudadano,
no debe haber espacio para la frustración por el hecho de que uno cualquiera de
sus vástagos se desvíe de los lineamientos que les fueron trazados en el
hogar, porque se dejó contaminar la conducta en el curso de su vida.
14.- Todo lo pecaminoso que
una persona arrastra desde su hogar, contagia al más virtuoso individuo
educado para que sirva de modelo de buen comportamiento en el seno de la
sociedad. El ambiente social dominicano es propicio para que se dañe el ser
humano más sano, ante su vinculación con otro portador de lacras hogareñas.
15.- Luego de expuestas las
ideas anteriores, solo me queda decir que cada padre de familia que tenga un
hijo o una hija averiada por contaminación, que medite y saque sus
propias conclusiones, porque en lo que a mí respecta, creo que el ambiente
dominicano oscurece hasta lo brillante.
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