Pobre mi país que los políticos y empresarios se están repartiendo.

Este enjambre de pequeños haitianos pedigüeños en calles de Santiago se le tiran encima a ciudadanos dominicanos abrumándolos con sus vocecitas quejumbrosas pidiendo dinero y hasta agreden cuando no son correspondidos y ninguna autoridad intercede para corregir este malestar social imperante en República Dominicana.

Por Marcelo Peralta

Santiago, R.D.-Políticos y empresarios se apropiano de lo poco que queda de República Dominicana, añadiendo otro infausto ingrediente la entrada de millares de haitianos indocumentados a quienes podrán domar por sus bajos niveles educativos.

En gobierno anteriores, hipotecaron la Soberanía Nacional intercambiando millones de haitianos andrajosos a cambio de impunidad protegiendo a políticos y empresarios pedidos en extradición desde Estados Unidos por narcotráfico. 

Imponiendo su asqueante transculturación, esta haitiana arrastra una carreta pregonando mercancías contaminadas. Escemas observadas en calles, barrios, avenidas y campos del país.

Ahora pusieron la tapa al “pomo” miento a la sociedad la frontera estaba dizque blindada y cada minuto cruzan miles de haitianos. 

Sin  importar las mentiras que diga el gobierno la realidad está ahí. Una foto dice más que mil palabras.

Por las calles Santiago es vergonzoso circular por las calles, ir a supermercados, restaurantes, usar carros del transporte urbano, minibuses, autobuses, encontrándose de diez dominicanos ocho son haitianos.  

Hipotecaron la Soberanía y ahora están vendiendo lo que es del pueblo.    

Le entraron como a la “conga” con los corredores de la Oficina Metropolitana de Transporte y se la entregaron a empresarios que han vivir de la “extorsión y chantaje”. 

La siguiente víctima es el tren metropolitano de Santo Domingo.

 Y la próxima será el monorriel de Santiago. 

Es increíble que ni siquiera va por mitad lo están negociando, según trasciende. 

Mientras descuidan a la sociedad, porque los miles de inseguridad, delincuencia, desorden, irrespeto a las leyes están carcomiendo a la población.

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