Fenómeno migratorio de haitianos indetenible en República Dominicana y peligra la soberanía nacional.
Doble moral de políticos, empresarios hace migración haitiana crezca. Una cosa es hablar en medios de comunicación y otra es cuando se trancan en cuartos fríos con legaciones internacionales.
Por: Marcelo Peralta
Santiago, R.D.- La tolerancia estatal permitiendo
masivas migraciones haitianas por la frontera ocasiona horror y terror entre
ciudadanos que no poner controles estrictos legales, ni tardaría en generar
imprevistas acciones humanas.
Estos procesos migratarios destruyen
cimientos nacionales, cometen acciones
inhumanas, imponen transculturaciones que cambian de manera permanente,
barrios, ciudades, poblaciones, instalan residencias inadecuadas con diseños de
sus orígenes.
La llegada irregular de haitianos motiva que
en República Dominicana se produzcan poblaciones anormales, culpa de las
autoridades de Migración, municipales, provinciales, nacionales, empresarios
agrícolas, de la construcción, agropecuaria y el Estado en su conjunto.
En términos prácticos, sin rodeos, ya
migrantes haitianos tumbaron el pulso a dominicanos a la hora de decisiones son
ellos quienes ganan, porque imponen sus criterios y fuerzas.
La presencia haitiana cada vez masiva en
República Dominicana conllevan a que crezca el desorden, caos, crímenes, auge
en venta, tráfico, consumo de drogas, arrabalización, reaparición de enfermedades
se creían superadas en el país.
La presencia foránea acelera la aparición de
catástrofes climáticas causada por la deforestación arboleda en riberas de cordilleras,
nacimientos de ríos, arroyos, cañadas, manantiales, humedales.
Muchos haitianos se dedican a la trata de
personas, organizaciones de viajes, trasegar parturientas por dinero.
Mujeres de nacionalidad haitianas se dedican
a la prostitución con el consiguiente peligro de transmitir enfermedades a hombres
que tienen sexos en prostíbulos, lupanares y maridajes.
Zonas comerciales, agrícolas, turísticas,
improvisadas paradas de motoconcho son abarrotadas, controladas por haitianos,
apoyadas por dominicanas, violando, irrespetando leyes de tránsito y
regulatoria migratoria.
La movilidad a pie, vehicular, paz, armonía
en el hogar, laboral, transporte, comunicación, están amenazados por la cantidad
mayoritaria cada día de haitianos, haitianas de todas las edades a nivel
nacional, pero miles se concentran.
Mientras, el gobierno, quizás por “miedo”,
obediencia a organismos internacionales rehúsa aplicar sanciones contra las migraciones,
en cambio, permite violación a la soberanía nacional y a las leyes.
En cada barrio, campo, ciudad, sectores,
pueblo y provincia, existen bandas de delincuentes haitianos, integrando a
dominicanos para robar, asesinar, para el sicariato, vender y traficar.
Al parecer carece de veracidad lo dicho por
el gobierno dominicano de supuesta efectividad en deportaciones de haitianos,
porque llevan 20 por Dajabón y entran miles usando a Jimaní, Pedernales, Independencia,
Elías Piña, lomas de Neyba, Azua en el Sur.
Mientras por el Cibao el trasiego fuerte es
por Dajabón, Loma de Cabrera, Cordillera Central cayendo a Santiago y por ahí “María
de va”.
La migración causa en República Dominicana la
juventud tengan obstáculos y factores propios de lograr incorporarse en labores
productivas, porque el traficante está en conexiones para conseguir empleos.
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