Voces y ecos

Bibliotecas en apuros
RAFAEL PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com 

Con la promulgación de la ley 502-08, se asignó a la Biblioteca Nacional la misión de supervisar y comprobar el estado en que se encuentran las bibliotecas públicas en los municipios. Las visitas técnicas a diversas localidades han permitido comprobar que son penosas las condiciones en que éstas funcionan.

 

En los recorridos realizados por técnicos y ejecutivos de la Biblioteca Nacional se ha orientado a los alcaldes en lo relativo a la ley 502-08, del Libro y las Bibliotecas, y su importancia, y acerca de las responsabilidades de los gobiernos municipales en la creación de bibliotecas públicas en sus localidades.

 

Ha sido comprobado el estado de abandono en que se encuentran las bibliotecas municipales, muchas de ellas están cerradas por falta de personal calificado. Algunas alcaldías las han convertido en almacén de depósitos de herramientas, documentos y otros tereques.

 

Sus mobiliarios están deteriorados, ocupan espacios muy pequeños para albergar los libros y materiales que poseen, por lo general necesitan adquirir nuevas estanterías para organizar sus fondos bibliográficos. Lo más frecuente es la desidia de los gobiernos locales para restablecer las bibliotecas.

 

En la región Este, por ejemplo, la mayoría de las bibliotecas municipales están cerradas o en proceso de reparación, sus locales resultan muy pequeños en condiciones precarias para albergar fondos bibliográficos, algunos de esos espacios carecen de climatización adecuada para el funcionamiento de la biblioteca.

 

 

Solo Higüey y San Pedro de Macorís poseen buenas bibliotecas, protegidas y preservadas por sus alcaldes.  Algunos ejecutivos municipales de la región han mostrado interés en la instalación de bibliotecas en sus municipios, bajo la asesoría de la Biblioteca Nacional. La alcaldesa de Miches, Luz Mercedes, es buen ejemplo.

 

 

En el Sur, a pesar de las precariedades económicas, las alcaldías hacen esfuerzos para la construcción de bibliotecas en sus municipios.  Algunas reúnen condiciones mínimas, pero sus fondos bibliográficos requieren ampliación y actualización. El personal trabaja con sueldos muy bajos.

 

En cuanto al Cibao, la mayoría de los municipios poseen bibliotecas públicas, algunas de ellas con locales amplios con buena climatización, condiciones aptas y valiosos fondos bibliográficos. Hay que destacar la existencia, en Puerto Plata, de la rica biblioteca organizada por la Sociedad Cultural Renovación, el modelo deseable.

 

Hay bibliotecas en buenas condiciones en Santiago de los Caballeros, como la de Amantes de la Luz; La Vega, de la sociedad Progresista; en Moca, el esfuerzo de las autoridades es notorio y la biblioteca municipal es una realidad. Lo mismo diremos de San Francisco de Macorís. En muchos pueblos falta la biblioteca y sobra desidia de autoridades.

 

 

 

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