“Ojalá que no se repitan más diciembre con escenas así".

Escenas como esta es de las que se viven en diciembre enn reparto de canastas. Estas personas aguardan debajo de una patana llena de fundas que mendigan del gobierno y partidos políticos.

Por Marcelo Peralta
mperiodista1958@hotmail.com
 
Santiago, R.D.- A escasos tres meses, que aunque se vislumbra que el gobierno actual es una especie de “copia” de gobiernos anteriores, a causa del patrón que desdeña, en que ojalá en la gestión de Luis Abinader, ganador de las atípicas elecciones del año 2020 no reaparezcan las terribles, desgarrantes y deshumanizantes escenas de humillar a miles de familias con reparto de cajas en Navidad.    

A estas humillantes de entrega de comida, acuden hombres y mujeres sin prever edad y  condición física, las que son vejadas por miembros de los organismos de seguridad encargados de la protección de las raciones alimentarias en que son maltratadas, acciones que dejan al desnudo la flexibilidad de los sistemas de seguridad alimentaria y protección a los envejecientes.

Sectores de poder desarrollan acciones burlescas contra los desposeídos de la fortuna exhibidas en los operativos, donde es exhibida la falta de valoración ciudadana que conlleva a incrementar la violación a sus derechos humanos.

Muchas personas andan en las calles en medio del éxtasis, mientras los gobiernos que ha tenido el país derrochan millones de pesos en cuestiones políticas, francachelas, protegiendo a indocumentados que vienen a cometer crímenes y una andana de atrocidades contra los dominicanos.

En el sistema que se implementa en la República Dominicana, la ciudadanía que paga impuestos fijados de manera abusivos por el Estado, sin embargo, carece y sufre la falta de política orientada a solucionar males graves relacionados a la salud, las medicinas, los alimentos, caminos vecinales, carreteras, agua potable, seguridad y eficiencia en los servicios básicos.      

Hay políticos que se ufanan en decir: “Yo doné determinada cantidad de cajas navideñas sin reparar que el dinero con que han sido adquiridas es con el dinero del pueblo”.

Se ha dado el fenómeno que cientos de familias amanecen haciendo una fila y descansando debajo de los furgones para lograr una “migaja” sin calidad ni durabilidad.

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