La familia dominicana y sus interioridades
Por: Ramón Antonio Veras.
I.- Exponer para las opiniones públicas
1.- En las
sociedades humanas, integradas por diferentes grupos que se diferencian entre
sí por su condición económica, o ubicación de clase social, siempre está
presente el antagonismo y, por tanto, intereses opuestos y opiniones públicas
que se rechazan mutuamente.
2.- Lo que una
persona narra, es fruto de su nivel de conciencia con relación a los fenómenos
sociales que ocurren en el ambiente donde vive, o por conocimientos acumulados,
por la práctica durante los años vividos.
3.- Cuantas
veces emitimos una opinión para el público, lo hacemos conscientes de que
estamos sometiendo a la aprobación o rechazo lo que planteamos, porque hay dos
opiniones públicas, una estará de acuerdo y otra que discrepa.
II.- Nuestros
escritos sobre la familia dominicana
4.- En el curso
de los últimos días, hemos elaborado varios artículos consecutivos relacionados
con la familia, y los distintos segmentos que forman la misma. Al momento de llevar
a efecto los escritos, jamás nos pasó
por la mente hacerlos partiendo de que lo abordado ocurría por igual en todos
los órganos familiares dominicanos, porque la homogeneidad es imposible, donde
existe la diversidad clasista, de pensamientos y conductas.
5.- Los trabajos
a los cuales nos hemos referido llevan por título: I.) Papá y mamá, que en algo fallaron. II) Padre y madre,
vigilantes. III) Debilidad de los padres, fortaleza de los descendientes. IV)
El cumplimiento de los padres para con los hijos, no tiene compensación. V) Abuelas
y abuelos, aislados por hijos y nietos. VI) El padre que no convive con el
hijo, que no reclame apego. VII) Papá y mamá, que ayer hicieron familia, hoy
desacompañados. VIII) Para abandonar a sus padres, los descendientes
alegan el mal carácter.
6.- Al tratar
sobre los padres, abuelos, hijas, hijos, hermanos, nietos y la parentela en
general, tomamos en cuenta situaciones de todos los días o muy frecuentes en la
vida familiar de nuestro país. Sería algo insólito en un grupo de parientes, en
el cual no ocurra uno cualquiera de los temas tomados en cuenta en los escritos
ya aludidos.
7.- En las
publicaciones señaladas, nos referimos a la forma de proceder de los padres
ante sus descendientes y viceversa. Pretendemos hacer patente lo que ocurre en
la mayoría de nuestras uniones familiares. He aquí lo que procuramos evidenciar:
a.- Los padres
que hacen posible uniones matrimoniales que, finalmente, se convierten en
dificultades para con la familia.
b.- Los ascendientes
que se desentienden y no se ocupan de las relaciones amorosas de sus
descendientes, son responsables de las consecuencias negativas que las uniones
generan en el futuro para la familia.
c.- El cariño,
la profunda ternura de los padres hacia sus hijos, les lleva a comportarse con
poco vigor, no siendo enérgicos en la toma de decisiones que, finalmente,
resultan perjudiciales.
d.- El
cumplimiento de los padres en sus deberes ante la prole, no le genera derecho a
recibir de ella compensación económica en el porvenir.
e.- Son muchos
los ascendientes que, ya en el ocaso de su vida, son olvidados por sus
descendientes.
f.- El padre
biológico, cuyo descendiente no se crio a su lado, no tiene calidad para
reclamarle afectos.
g.- Sucede con
frecuencia que, descendientes que desde siempre convivieron con sus progenitores,
luego les dejan desamparados.
h.- Los hijos
buscan como argumento a su favor, para aislar a sus padres, el supuesto mal
carácter.
8.- Partiendo de la sociedad en la cual
vivimos, en el interior de cada familia se dan procesos muy diversos, que van
desde los amorosos, pasando por los económicos, hasta llegar a conflictos
afectivos.
9.- Por más que los padres se esfuerzan por
desarrollar a niños y niñas, para que
sean ejemplos de civilidad, el ambiente dominicano se muestra preeminente por su
elevada contaminación sistémica degradante.
III.- La
realidad viva de la familia dominicana
10.- Al momento de escribir sobre la
familia, sus debilidades y consecuencias, no hemos querido hacer un conjunto
organizado de ideas para, a la vez, especular y sacar conclusiones personales.
11.- Lo redactado en torno a la familia, en
la serie de 8 artículos, es la narración de la experiencia. Hemos delineado,
por medio de la palabra escrita, lo que nos ha enseñado la práctica,
compartiendo con distintas clases sociales y los más variados grupos humanos de
diferentes países y continentes.
12.- Una cosa es representar a la familia
como la perfecta que quisiéramos que sea, y otra es la que nos lamentamos tener.
No es lo mismo lo imaginable, que lo tangible.
13.- Muchos padres hacen ingentes esfuerzos
para tener una prole que sea modelo de perfección, pero lo que les resulta es
un ejemplo de problema social. En lugar de las cualidades buenas esperadas por
el padre, pueden salir las defectuosas.
14.- El buen papá y la bonísima mamá,
sueñan con la hija o el hijo estupendo, magnífico, maravilloso, en fin, él o la
descendiente perfecta, pero el medio lo que le permitió formar es un espécimen
totalmente distinto al esperado.
15.- Es un gran anhelo, muy humanista, la
tendencia de un padre, de su hija o hijo recibir un abrazo caluroso o escuchar
una voz de aliento en un momento de angustia, pero no siempre ocurre así
porque, en la generalidad de los descendientes, ha desaparecido la ternura para
con sus ascendientes.
Ideas finales
16.- Al leer los escritos que elaboramos
sobre la familia, cada órgano familiar de nuestro país debe examinar su
situación, proceder con imparcialidad de juicio, amplia ecuanimidad, mucho
desapasionamiento, y comprobar si en su círculo familiar ocurre o ha ocurrido
algunos de los casos que hemos planteado.
17.- La realidad es que lo que hemos
expuesto con respecto a la familia en la sociedad dominicana actual, es lo que
a diario apreciamos de la materialidad que estamos viviendo, comprobando y
sintiendo con amargo pesar.
18.- Tal vez, quizás lo que hemos escrito
sobre la familia dominicana de hoy y su deterioro, sea una ilusión óptica, o
simplemente fruto de nuestra imaginación.
19.- El agrietamiento social dominicano, ha
alcanzado a la familia, lo que advertimos con su relajamiento, sin importar los esfuerzos
que hagan los padres para sembrar en la conciencia de su prole principios
éticos y morales.
20.- El amor, el respeto mutuo y el afán de
los padres por la correcta formación de las hijas y los hijos, han perdido
fuerza y valor ante la fortaleza que demuestran las taras sociales.
21.- Aunque ningún extraño está llamado a conocer
el fuero interno de cada familia dominicana, los notorios hábitos de mal obrar
de la generalidad de sus miembros, nos permite examinar y saber de sus
interioridades.
22.- Es nuestra aspiración que llegue, más
temprano que tarde, el día que en nuestro país exista una sociedad con la
familia como base, en la cual sus miembros disfruten de bienestar material, y
en lo espiritual cada hombre o mujer tenga fija en su conciencia las normas de
la ética y la moral adaptadas a la célula familiar.
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