Un atleta en zona 2-3 y una cucaracha sin cabeza
Lic. Juan Pablo Bourdierd.
POR: JUAN PABLO BOURDIERD – Comunicador. Reside en Santiago
Rodríguez.
En nuestro mundo, valoramos dos
cualidades esenciales: la resistencia y la capacidad de supervivencia. El
pasado sábado 20, mientras completaba mi rutina de trote largo en el kilómetro
7 de un total de 12, compartí con mi compañera de carrera, Isabel Reyes, una
reflexión inusual: "Un atleta corriendo en zona 2-3 y una cucaracha sin
cabeza". Su reacción inicial fue de sorpresa, pero con calma, durante el
resto del recorrido con los TrotadoreSR, le expliqué mi punto de vista.
A simple vista, puede parecer que estos
dos temas son completamente inconexos y no pueden compararse, pero para los
atletas de campo y pista, en particular los corredores de larga distancia, la
relación es evidente.
Para optimizar los entrenamientos y
lograr mayor eficiencia, los instructores y entrenadores, especialmente los de
corredores de larga distancia, trabajan con las cinco zonas cardíacas:
Zona 1 (50-60% de la Frecuencia
Cardiaca Máxima – FCM): Esta zona se considera de recuperación. Ideal para el
calentamiento, el enfriamiento y la recuperación después de ejercicios
intensos. Se caracteriza por su baja intensidad y comodidad.
Zona 2 (60-70% de la FCM): Conocida
como la "zona de quema de grasa", esta intensidad moderada mejora la
resistencia aeróbica y es perfecta para ejercicios prolongados.
Zona 3 (70-80% de la FCM): Aquí
encontramos la "zona de entrenamiento de resistencia aeróbica".
Mejora la capacidad cardiovascular, aumenta la quema de calorías y puede
mantenerse durante largos períodos.
Zona 4 (80-90% de la FCM): La famosa
"zona de umbral anaeróbico" es ideal para entrenamientos de alta
intensidad. Aquí se trabaja en la velocidad y la potencia, pero no es
sostenible debido a la acumulación de ácido láctico.
Zona 5 (90-100% de la FCM): La
"zona de entrenamiento anaeróbico" se utiliza en intervalos cortos y
de alta intensidad, mejorando la capacidad de sprint y la fuerza máxima.
En esa fresca mañana del sábado,
mientras atravesábamos la comunidad de Los Cajuiles, Sabaneta, Santiago
Rodríguez, RD, ambos estábamos cómodamente en la zona 2-3. En ese momento,
llegué a la conclusión de que "un atleta corriendo a este ritmo es como
una cucaracha sin cabeza", ya que ambos morirían por deshidratación. El
corredor no se sentiría “agotado” y podría recorrer largas distancias, mientras
que el insecto podría sobrevivir durante muchas horas, incluso se dice que es
capaz de vivir durante tres días, sin su cabeza, pero finalmente moriría debido
a la deshidratación y la falta de alimento.
Este peculiar ejemplo nos recuerda la
importancia crucial de la hidratación para la supervivencia en todas las formas
de vida en el planeta. A pesar de las aparentes diferencias entre un atleta y
una cucaracha, ambos ofrecen valiosas lecciones sobre adaptabilidad y
perseverancia en su lucha por sobrevivir en este mundo diverso y asombroso en
el que vivimos.
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