Oportunidades para el avance
Por Néstor Estévez
En estos días he estado vinculado muy de cerca con los aprestos de cara
a un acontecimiento de altísimo valor para un área clave para el avance: el
sector de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes).
Las micro, pequeñas y medianas empresas desempeñan un papel fundamental
en el desarrollo de los territorios.
Generación de empleo, impulso a la economía, fomento de la
diversificación económica, promoción de la identidad y la cultura, así como
estimulación del desarrollo sostenible son solo algunas de las ventajas
representadas por las mipymes.
En América Latina, las mipymes son un componente fundamental del tejido
empresarial. Esta importancia se manifiesta en dimensiones como su participación
en el número total de empresas y en la generación de empleo.
Según datos de la CEPAL, las mipymes constituyen el 99% del tejido
industrial de la región, en donde generan un considerable porcentaje de los
empleos.
En República Dominicana, según cifras oficiales, las mipymes representan
el 98% del total de empresas. Estas generan más de 2 millones de empleos en la
economía, lo que equivale al 54.4% de la población ocupada del mercado laboral.
La propia Constitución, en su Artículo 222, establece, en lo referido a
“promoción de iniciativas económicas populares”, que “El Estado reconoce el
aporte de las iniciativas económicas populares al desarrollo del país; fomenta
las condiciones de integración del sector informal en la economía nacional;
incentiva y protege el desarrollo de la micro, pequeña y mediana empresa, las
cooperativas, las empresas familiares y otras formas de asociación comunitaria
para el trabajo, la producción, el ahorro y el consumo, que generen condiciones
que les permitan acceder a financiamiento, asistencia técnica y capacitación
oportunos”.
De su lado, la Estrategia Nacional de Desarrollo, en su Objetivo General
3.1, hace alusión a “Una Economía articulada, innovadora y ambientalmente
sostenible, con una estructura productiva que genera crecimiento alto y
sostenido, con trabajo digno, que se inserta de forma competitiva en la
economía global”.
En su objetivo específico 3.4.3, la Estrategia Nacional de Desarrollo se
propone “Elevar la eficiencia, capacidad de inversión y productividad de las
micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes).
En ese marco, por sexta ocasión, bajo el lema “acercando nuestras
mipymes y emprendedores a nuevos mercados”, el Ministerio de Industria,
Comercio y Mipymes (MICM), con la Unión Europea como invitado de honor, ha
renovado su compromiso para brindar a las micro, pequeñas y medianas empresas
las herramientas necesarias para aumentar su productividad y garantizar su
permanencia en el mercado.
Jornadas de este tipo son espacio idóneo para generar cambios que repercutan
en real mejoría. De ahí que las califiquemos como reales oportunidades para el
avance. Claro, lo son en la misma medida en que sean aprovechadas de manera
proactiva.
Para muchos podría tratarse de exhibiciones, exposiciones y mucho
movimiento. Quienes así la asumen echan a perder las reales oportunidades. Para
que su impacto trascienda se necesita tener claro el rumbo, así como entender y
asumir las ventajas que representan la calidad de las conexiones.
Conviene recordar que el dinamismo y el crecimiento económico son una
parte clave, pero que –por sí solos- no representan auténtico desarrollo. Para
hablar de real avance se precisa de combinar cuatro ámbitos, además de operar
con claro criterio de sostenibilidad: el político, la empresa, el conocimiento
y el territorio organizado.
Así es como, quienes conducen han de hacerlo para bienestar colectivo.
La empresa, en coherencia con su propia lógica, ha de ser dinamizadora de las
sociedades. El conocimiento cumple su rol como verdadero soporte de la mejoría,
además de fuente para generar tecnología, que ha de asumirse como medio para
lograr propósitos.
Y sobre el cuarto ámbito, el territorio organizado, vale precisar que
eso de hablar sobre “destinatarios” o “beneficiarios” sólo sirve para
enmascarar el deseo de perpetuar la situación de marginalidad de muchos
conglomerados humanos.
En consecuencia, las micro, pequeñas y medianas empresas pueden muy bien
aprovechar la semana mipymes para innovar, incluyendo la integración desde
herramientas tecnológicas hasta acciones vinculadas a valor compartido con el
territorio en donde operan.
Y, lógicamente, también pueden aprovechar para aumentar y mejorar sus
conexiones, así como para garantizar su permanencia en el mercado, con aumento
de productividad y de utilidades, y con claros criterios de sostenibilidad.
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