Voces Y ECOS. Estornudar, toser y peer
RAFAEL
PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com
Son muchos los aprendizajes que derivarán
del coronavirus. Podrán escribirse miles de artículos y decenas de libros, pero
mis palabras son breves: solo persiguen un afianzamiento del más
elemental de los posibles aprendizajes. Me refiero a la actitud frente a la
necesidad de estornudar o toser en presencia de otras personas.
Todas las recomendaciones para
controlar el contagio del pernicioso virus incluyen taparse
boca y nariz al estornudar o
toser, ya que por ambas vías se expulsan gotas que se tornan en agentes
propagadores de enfermedades, mayormente respiratorias. Desde el hogar debimos
aprender que esto no se hace como si estuviéramos solos.
Desde la antigüedad de la práctica
médica, los humores del cuerpo humano han sido tomados en cuenta para la
formulación de teorías y evaluar el
estado de salud o enfermedad de una persona. Cuatro siglos antes de que naciera Jesucristo,
Hipócrates de Cos había enunciado
la teoría de los cuatro humores
corporales.
Humores son los líquidos que circulan
en un organismo vivo. Sangre y flema figuran entre ellos. Sangre y otros líquidos viabilizan la transmisión del virus VIH,
responsable de la enfermedad llamada sida. Partículas de flema expulsadas por boca y nariz son vehículos que transportan el coronavirus que
produce la covid-19.
Ahora, durante la pandemia, y cuando
haya cesado su tránsito devastador, resulta buena norma cubrirse los orificios nasales para estornudar y la
cavidad bucal para toser. El estornudo
consiste en una expulsión violenta
del aire de los pulmones. Constituye un
irrespeto lanzarlo encima de otra persona en oficinas, autos, viviendas…
Toser se define como “Tener o padecer tos”. La tos
también implica una fuerza con violencia, para arrancar del pecho lo que le
fatiga y molesta. Es obvio que toserle a otra persona
es comportamiento improcedente. Conviene cubrirse con pañuelo o irse al
patio o a la calle a expulsar el humor. Toser encima de otros no es sana
actitud.
En la casa y en la escuela más elemental nos enseñan que peer es mala educación. Este
verbo se conjuga como leer. Consiste en arrojar por el ano la ventosidad (pedos) del
vientre. Por esta acción no se transmite
ninguna enfermedad y por tanto no representa peligro para quienes estén
cercanos a quien la realiza.
Expeler gases intestinales ha sido
severamente estigmatizado. Ese hecho ha provocado riñas, final de amores, expulsión escolar, castigo
familiar. Pero no se sabe de
sanciones para quienes estornudan o
tosen sobre los demás. Un provecho del coronavirus será aprender
que estornudar y toser en presencia de otros es más vil que peer.
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