Ángel Rondón encomendado a “Dios y a la razón" tras ratificarse 8 años de cárcel a sobornar sin sobornados.
La Corte de Apelación del Distrito Nacional ratificó la condena en primera instancia de 8 años de prisión para Angel Rondón y 5 para Víctor Diaz Rúa.
El empresario ángel Rondón Rijo tras la Corte de Apelación del Distrito Nacional ratificar condena de ocho años por soborno y lavados de activos, afirma está condenado solo por miedo a la opinión pública.
En buena
justicia terrenal esto es una locura, pero sigo confiando en que la sensatez
suspenderá sus vacaciones y pondrá cada cosa en su lugar.
“Hoy es
conmigo, mañana puede ser contra cualquiera”.
Este caso
se ventilará en la Suprema Corte de Justicia porque su compromiso con la
justicia real está por encima del temor, por lo que “nos encomendamos a Dios y
a la razón”.
Escribió a través de su cuenta de twitter, que sostuvo “la perfección solo es cosa de la justicia divina.
La Corte de Apelación me ha ratificado la condena por soborno y lavado de activos sin existir un solo sobornado.
Insistió
que, “Reaccionemos frente a la injusticia, porque estoy condenado solo por
miedo a la opinión pública. No importa que ese miedo se lleve de encuentro el
principio de objetividad y la valoración pura y simple de las pruebas”.
Aseguró,
“Ante Dios sigo siendo inocente y seguiré en manos de la justicia dominicana.
Ahora nos presentaremos ante la Suprema Corte de Justicia, en el entendido de
que su compromiso con la justicia real está por encima del temor. Nos
encomendamos a Dios y a la razón”.
Rondón
fue condenado por soborno, pero no se determinó quiénes fueron los sobornado y
a Díaz Rúa, acusado de recibir sobornos de Odebrecht fue condenado por
enriquecimiento ilícito.
A continuación
el texto íntegro de sus valoraciones ante la sentencia:
La
perfección solo es cosa de la justicia divina. La corte de apelación me ha
ratificado la condena por soborno y lavado de activos. Para sobornar debe
existir un sobornado y para que haya lavado de activo debe existir un delito
precedente. Ninguna de las dos cosas existen.
Pero
estoy condenado. En buena justicia terrenal esto es una locura, pero sigo
confiando en que la sensatez suspenderá sus vacaciones y pondrá cada cosa en su
lugar. Hoy es conmigo, mañana puede ser contra cualquiera. Reaccionemos frente
a la injusticia.
Estoy condenado solo por miedo a la opinión pública. No importa que ese miedo
se lleve de encuentro el principio de objetividad y la valoración pura y simple
de las pruebas.
Ante Dios
sigo siendo inocente y seguiré en manos de la justicia dominicana.
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