Antonia Reynoso, 60 años de edad. Arrastra carretilla vendiendo frutas y “luce como un trinquete”
Antonia
Reynoso, es uyna mujer de 60 años de edad. Procreó varios hijos. Su esposo murió y trabaja porque no quiere que nadie la mantenga.
Por
Marcelo Peralta.
Santiago
de los Caballeros, R.D.-Antonia Reynoso es un personaje de valor, energía y
coraje.
Vive
dramática escena día a día.
La
vida a sus 60 años de edad es una escena envidiable.
Es
alegre, habla con buena claridad y con dicción correcta.
Con
su rostro sudoroso, sin embargo, día tras días vive llena de obstáculos,
orgullosa y honrada del trabajo que realiza.
Para ella ser una carretillera se requiere tener
actitud y valentía para recorrer calles, aceras, avenidas, lo que genera cansancio y agobia.
Sus cabellos blancos contrastan con la piel de su
cuerpo, que luce brillosa, color canela a causa de los rayos del Sol.
La acompaña un paño que se coloca en su cuello y un
sombrero color azur que los usa cuando la castigan los rayos del Sol después de
media mañana.
Tiene una gracia, y que no se avergüenza de su
trabajo, ya que no acepta que sus hijos la mantengan hasta que pueda caminar y
tener fuerza para empujar la carretilla con sus productos.
De tamaño medio y oriunda de Municipio de Tamboril, provincia de Santiago.
No
obstante, en la actualidad vive en el sector Pekín, al Sur de la ciudad Santiago
de los Caballeros.
Se
“tira de la cama” desde que asoma el Alba para ir a comprar sus mercancías.
Todas
las mañanas llena su carretilla de frutas y verduras.
Sale
a pregonarla y recorre todo el polígono de la Zona Sur pregonando sus
productos.
Anda
por plazas, colmados, centros estudiantiles, bancarios, tiendas, pequeños negocios,
paradas de carros del transporte urbano y otros.
Es
padre de varios hijos, pero relata que tiene que trabajar porque no les gusta
que nadie la mantenga.
Su
esposo, dijo, hace varios años que murió.
Ella
tiene varios nietos, cuya cantidad reveló.
Tiene
como misión tratar de vender los aguacates todos los días.
Los
adquiere en negocios para revenderlos.
La
unidad cuesta en la carretilla la suma de 50 pesos.
El
promedio de aguacate que lleva en la carretilla es alrededor de 20, 30, 40 y
hasta 50 unidades.
Cita
que en la casa paterna y materna la enseñaron a ganarse el sustento con el sudor
de su frente”.
Recorre
la peligrosa avenida Circunvalación y las demás laterales para llevar a sus
clientes esos productos.
Para
ella, hay días en que no los vende
todos.
Otros días que escasean.
Y a veces, es que los aguacates están muy caros y tiene
que comprar poco por falta de capital.
En ocasiones, elata que las ventas están “flojas” y
se quedan muchos.
Hay tiempos que pierde porque los aguacates se
pudren.
“Eso es pérdida para mí que no tengo mucho capital”,
señala.
Ha
sabido compenetrarse muy bien con sus moradores y, con su “carácter aguerrido”.
Es
capaz de durar muchas horas arrastrando la carretilla sin descansar en donde
hay lugares de “pocos movimiento de personas”.
No
tiene ayudante porque carece de recursos económicos.
Añade
que Dios les da fuerzas para empujar su carretilla.
Aunque
tiene 60años de edad anhela continuar para solventar los problemas económicos
que debe honrar.
Por
su edad no tenía otra alternativa para conseguir un trabajo estable por su
edad.
Su
alternativa fue “coger su carretilla” y ponerse a vender frutas.
La
carretilla es su compañera.
Por
eso, se ha convertido en un personaje reconocido en el ramo de la marchanta.
Por
ser un oficio informal, Doña Antonia Reynoso no tiene seguro de salud y tampoco
recibirán una pensión cuando se canse y dejes de trabajar.
Pasa muchas horas caminando y arrastrando su carretilla.
Termina
su jornada con la alegría de poder volver al siguiente día a volver con la misma
faena.
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