José Marte de Santiago Rodríguez que duró más de 50 años como peón de camión.
Dice que pasó todas las crujías de su vida para criar a su familia.
Por Marcelo Peralta.
Santiago, R.D. Honesto,
trabajador y buen padre, que cuando joven anduvo el país palmo a palmo como
peón de camión de cargas y descargas.
Respetuoso, trabajador,
sincero, que ha tenido una vida digna, franco, sincero, leal, de corazón noble,
comunicativo, con un buen sentido del humor, inteligente, emprendedor y
excelente vecino.
Cuando joven, en ocasiones,
bajo lluvia, sol, sereno, oscuridad de las noches, con hambre, sueño, cansancio,
usando la misma vestimenta durante dos y tres días, en que, también, tenía que
amanecer cuidando el camión y la mercancía que transportaba.
José Marte, hijo del
agricultor Emilio Castro- Milocho- y la doméstica Heroína Marte, ambos
fallecidos.
Les dijeron que nació en la
comunidad Los Cercadillos, situado al Sur del Municipio de Sabaneta, Provincia
Santiago Rodríguez en la Región Noroeste, el día 18 de febrero del año 1943.
Al día de hoy, pica los 77
años de edad.
Padre de 12 hijos a quienes
crio y educó cargando sacos de maní en la cabeza para transportar en camiones
desde Santiago Rodríguez, Villa los Almácigos, Partido, El Pino, Dajabón, Villa
Sinda, Padre Gaspar Hernández, San Juan de la Maguana, Pedernales hacia la Capital.
El maní en cáscara y en “tollas”
los transportaban desde estos pueblos hasta la Capital en camiones para
fabricar aceite con el fabricaban alimentos y otros derivados.
José Marte trabajó con los
choferes Mariel Hernández y Humberto Almonte.
Transportaban camiones llenos
de maní desde las sucursales de las empresas Sociedad Industrial Dominicana –La
Manicera- y la Industrias Lavador.
Relata que hubo ocasiones en que el camión se
dañaba a mitad del trayecto y tenía que durar dos y tres días sin comer,
desayunar, cenar, sin bañarse y solo hasta que el chofer pudiera conseguir un
mecánico, que según dice en los años del 1960, 70 y 80 eran muy escasos.
Recuerda que porque lo
sabía hacer bien, los dueños de los camiones lo designaron en el proceso de estiba que consistía
en la adecuada colocación y distribución de las mercancías en una unidad de
transporte de carga.
Dice que se ganó el puesto
de trincaje, porque sabía las técnicas
destinadas a evitar el movimiento hacia un lado de las mercancías.
La ponderación de los
choferes hacia su persona era tal, que en las carreteras de mayores
visibilidades les daban el guía mientras ellos descansaban y cuando debían
entrar a las ciudades de mayor flujo vehicular lo despertaba para que retomaran
su responsabilidad.
Vivía más en las carreteras
que en su propia casa, sin descuidar sus responsabilidades de buen esposo y
extraordinario padre.
Prácticamente, José Marte está perdiendo la vista, aunque
nunca ha dejado de “tirarse sus tragos de ron y fumarse sus cigarros”.
Vive junto a su esposa y el
hijo mejor German Marte, quien trabaja como chofer de varias rutas de carros
del transporte para que a sus padres no
le falte su ”comida”.
“Estoy muy agradecido de
Dios, de mis hijos, porque aunque avanzado de edad, a mí no me hace falta nada”
revela.
Cuando jóvenes, dice que mató
un “galipote y una bruja que se volvían animales” para robar y chuparse los
niños.
Para esta acción, usaba una
estaca de un árbol llamado “palo de cruces” que siempre se producía a orillas
de los ríos.
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