Una realidad actual que debe ser cambiada
Por:
Ramón Antonio Veras.
Introducción
1.- No hay que ser un
científico de las ciencias sociales para saber si un sistema social es
infuncional; si no está en condiciones de dar respuesta a las aspiraciones
materiales y espirituales de la mayoría de los miembros de la comunidad; y las
contradicciones insolubles que manifiesta, generando así un cuerpo social bajo
el cual los que componen la sociedad adolecen de vicios sociales.
2.- Partiendo de lo antes
expuesto, podemos comprobar que estamos viviendo dentro de un cuerpo social
enfermo, que padece enfermedades por todas partes, males sociales que están a
la vista. Aunque las afecciones que evidencia nuestro ordenamiento social son
notorias, algunos de los testigos directos de su grave estado no quieren
reconocer las ramificaciones de los trastornos que entrañan sus malestares.
3.- Hay médicos que aunque
saben que el paciente no tiene cura, con la finalidad de continuar esquilmando
a sus dolientes les dicen que todavía hay esperanza de que se recupere de su
situación agónica. También hay curanderos sociales que, conscientes de que el
cuerpo social nuestro está moribundo, para seguir aprovechándose del mismo
hablan de sus supuestas bondades, que en verdad no son más que puras quimeras,
para engañar a las víctimas del sistema.
4.- Situaciones y
circunstancias formadas alrededor del sistema van creando en forma objetiva sus
realidades; algunos males se advierten con facilidad; otros requieren de más
detenimiento para llegar a tener de los mismos un cabal conocimiento.
5.- Sería un desatino
pretender que todas las dominicanas y los dominicanos asimilan por igual lo que
es contenido social, es decir, lo que se refiere al accionar de las clases; el
régimen económico y político del país; y otros fenómenos que ubican la
organización político-social que depende de la base económica.
6.- Los fenómenos sociales,
la forma de alcanzar el conocimiento nos va a permitir explicar como elaboramos
en nuestro cerebro las ideas para llegar a darnos cuenta que el comportamiento
de dominicanas y dominicanos expresa vicios de la sociedad dominicana enferma,
deteriorada.
7.- El actual ordenamiento
social dominicano no exige un profundo análisis para evidenciar males sociales
que se comprueban en la desigualdad; opulencia en un polo, y miseria en el
otro; semejante situación bastaría para identificar un sistema injusto,
acompañado de hambre, desempleo, analfabetismo e insalubridad; sin olvidar a
sus aliados la politiquería, la corrupción y la debilidad e infuncionalidad de
las instituciones.
8.- Lo que procuramos
destacar en este trabajo no son las causas que determinan la expresión del
sistema social en sí, sino los vicios que genera, la forma de la conciencia
social que se refleja y se fija en las cualidades éticas que están en cada
persona, y que comprobamos por su comportamiento en el seno de la sociedad.
9.- A medida que
transcurren los años, en amplios sectores de nuestro pueblo se observa un
estado de angustia por los hechos despreciables que ejecutan personas
desaprensivas que con sus actos contrarios al correcto proceder demuestran que
han sido dominadas por los peores vicios del vigente ordenamiento social.
I.-
La sociedad humana que tenemos y a la que debemos aspirar
10.- El dominicano de hoy,
condicionado por un sistema inservible, no tiene condiciones para crear las
facultades intelectuales, sociales y morales de una persona de bien. En nuestro
medio social se han estado desarrollando seres humanos en condiciones
difíciles, porque lo que diferencia a cada persona es su carácter, que es el
resultado de su educación, la cual está hoy por el suelo. Poco se puede esperar
de la forma de actuar de un educado en semejante situación.
11.- El comportamiento
ciudadano serio, honesto y responsable, tiene como principal componente una
sana orientación doméstica, buena instrucción, y una enseñanza basada en
principios que persigan dotar a los miembros de la comunidad de un código de
cómo actuar apegados a normas sociales.
12.- Para llegar a tener
dominicanas y dominicanos que ajusten sus actos al correcto proceder, se
precisa orientarlos en la formación de un carácter educado en sentimientos
nobles; con condiciones y expresiones de sensibilidad.
13.- Precisamos de maestros
que procuren en forma sistemática que el niño asimile una conducta moral y
espiritual, a los fines de que en el futuro, cuando llegue a la juventud, y
luego a la adultez, establezca y mantenga relaciones sociales armónicas para
convivir en una comunidad amistosa, de fraternidad y concordia, ausente de
conflictos.
14.- En la medida que se
educa al niño o a la niña en el sentido de la valoración del ser humano, se
contribuye a sentar las bases de edificar la sociedad del futuro, orientada en
la solidaridad, cooperación y desprendimiento hacia el bien común. Si los niños
y las niñas son educados en lo que representa querer a los demás, resulta fácil
eliminar el odio, los rencores y quitar de su mente las negativas actuaciones.
15.- Si alcanzáramos una
educación de calidad, llegaríamos a tener una sociedad correcta, de
correspondencia entre sus miembros; de lo contrario seguiremos como hasta
ahora, con relaciones conflictivas, desequilibradas; que son expresiones de
desigualdad y que necesariamente generan discordia, dificultades, disgustos y
enojos.
16.- Una comunidad que no
prepara a los miembros que la integran en los fundamentos de la solidaridad,
amor, comprensión y cooperación, los entrega al individualismo, el odio, la
contrariedad, el egoísmo y el salvajismo.
17.- Para tratar a los
demás con amabilidad y respeto hay que tener educación; los buenos modales no
se alcanzan por procuración; la esmerada atención y la cortesía se cultivan en
el hogar, y en las escuelas con la dedicación de maestros que se ocupan de
formar mujeres y hombres atentos; no abominables, amargos y repugnantes.
18.- Resulta provechoso
motivar a los miembros de la sociedad a impulsar su autoestima para que se
levanten en el ideal de avance y progreso; alejados de todo lo que significa
frustración, pero sin caer en la prepotencia y la intransigencia; nada de
arrogancia, alardes ni jactancia, lo que no cuadra en las personas de buen
proceder.
19.- Cada uno de los
nuestros debe formarse la idea de que no va a dejarse tragar por este
asfixiante medio social moribundo; que va a elaborar proyectos y fijarse metas
a cumplir, sin importar las circunstancias, con la finalidad de cambiar la
actual realidad, para hacer aportes por el bienestar de todo el pueblo.
20.- Los dominicanos y
dominicanas, en un ordenamiento con estructuras diferentes al de ahora, en el
futuro se formarán en la bondad, procurando el bien hacia los demás; sería un
comportamiento distinto al que algunos practican en la coyuntura actual, donde
la maldad se expresa como algo normal, lo que avergüenza a cualquier ser humano
sensible.
21.- La ambigüedad
caracteriza, en sociedades influenciadas por taras, a todos aquellos que
proceden como artistas de la simulación; sirve para identificar a los que no se
definen, a aquellos que no sabemos si nos están diciendo la verdad o la mentira
con su lenguaje dudoso y confusionista.
22.- El día ha de llegar, y
ojalá fuera más temprano que tarde, en el que la sociedad dominicana estará
compuesta por ciudadanos y ciudadanas que rechacen las actitudes despreciables,
esas cosas que ahora lesionan a las personas buenas.
II.-
Se impone formar ciudadanos y ciudadanas ejemplares
23.- Ante la realidad que
vive hoy el pueblo dominicano, se impone un orden social nuevo en el cual se
formen hombres y mujeres con un comportamiento distinto al que se santifica hoy
como modelo a seguir. El individualismo ha de ser mentalmente eliminado, y en
su lugar cultivar el colectivismo con vocación internacionalista.
24.- Lo correcto y
conveniente es luchar por la instauración de un nuevo ordenamiento social de
hombres y mujeres de firmes convicciones, partiendo de una educación integral
para que lleguen a convertirse en seres humanos con ideas de siempre ser
libres, con condiciones de ser sociables.
25.- Si logramos tener una
sociedad compuesta por mujeres y hombres disciplinados, cumplidores de las
normas que regulan el buen comportamiento en la sociedad, es porque entonces
hemos alcanzado un ordenamiento social nuevo; diferente al actual que promueve,
estimula y justifica la desigualdad, la discriminación y el individualismo.
26.- La conducta social
negativa que manifiestan diferentes segmentos de nuestro país, expresada en
violencia, delincuencia, drogadicción, corrupción, indisciplina, odio, racismo,
prejuicios, etc., encuentra su caldo de cultivo en el sistema dominante actual
que hace del ente social su víctima.
27.- Pensar y actuar con
sentido de futuro no debe ser una simple aspiración, un deseo, sino un objetivo
legítimo a alcanzar por todos los dominicanos y dominicanas que se formen con
la idea de la firmeza, no de la vacilación; de vencedores, no de derrotados; de
triunfadores, no de perdedores; con virtudes, no con vicios.
Conclusiones
a.- En un ordenamiento
social agotado, una familia deteriorada, una escuela infuncional, y un medio
social contaminado e insostenible, resulta difícil la existencia del progreso
de la ética y la moral ciudadana.
b.- Una sociedad humana con
estructuras rígidas, atrasadas, genera personas agresivas, con tendencia a la
violencia porque el impulsivo proviene del medio ambiente belicoso, propio y
adecuado para provocadores, donde está ausente el inofensivo, el pacífico y el
conciliador.
c.- En un medio social
nocivo se acepta como ciudadano normal el que ultraja a sus semejantes, insulta
a los decentes, e impone sus criterios por medio del agravio; se siente bien
cuando es visto como un peligro social tolerado, no obstante demostrar con sus
actos que es un ser rústico.
d.- En el ambiente que se
respira en nuestro país, el ciudadano que esconde sus vicios sociales con la
apariencia, vive de la simulación cubriendo sus fechorías con aires de vanidad
y arrogancia, persiguiendo con cada acto suyo herir a las personas que proceden
con sencillez.
e.- Las presentes y futuras
generaciones de dominicanos y dominicanas deben luchar seriamente para
instaurar en el país otro ordenamiento social, el cual no permita que cada
quien sea portador de un rasero para medir con el mismo sentido de igualdad al
inteligente y al astuto; al ingenioso y al vivo; al íntegro y al deshonesto; al
juez que hace prevalecer la ley y el derecho para alcanzar la justicia, y al
magistrado prevaricador que utiliza el manto de la justicia para encubrir sus
acciones corruptas.
f.- Las inconductas no
deben continuar siendo aceptadas tranquilamente, como si la desfachatez sea el
modelo a seguir en las relaciones entre personas de una sociedad civilizada; la
insolencia no puede ser tolerada bajo ningún concepto.
g- Hay que rescatar el
respeto, la prudencia y la decencia; la deshonestidad hay que eliminarla del
comportamiento de nuestro pueblo; hay que formar mujeres y hombres pudorosos
para que nunca más surjan los impúdicos.
h.- En razón de que el modo
de vida de los seres humanos nunca ha sido ni será igual, y el mismo ha
cambiado en todo el curso de la historia de acuerdo con la estructura clasista,
el sistema social y el modo de producción; por muy profundo que sea el relajamiento
de comportamiento presente ahora en el país, debemos formarnos la convicción de
que la conducta de los dominicanos y dominicanas ha de cambiar; la templanza ha
de llegar para que quede en el olvido la degradación que se observa hoy en el
comportamiento de amplios sectores del país.
Comentarios
Publicar un comentario